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sábado, 2 de julio de 2011

José Ottavis, el camporista que más ganó con el cierre de listas

Es el líder de la JP bonaerense y forma parte de la mesa chica de La Cámpora. No sólo consiguió asegurarse una banca como diputado provincial: también ubicó a una de sus colaboradoras; y a su novia y su secretaria como diputadas nacionales. Mucho más político que sus pares, supo tejer buenos vínculos con los intendentes y el propio Daniel Scioli. Con paso por el duhaldismo y la UCR, muchos creen que será uno de los pocos que conservará cierta  vigencia política una vez que pase la marea camporista.
El viernes, cuando los intendentes del Conurbano punteaban sus listas a la espera de las correcciones finales de la Casa Rosada, ninguno de la primera sección ponía en duda que el dirigente de La Cámpora José Ottavis ocuparía el segundo lugar de esa nómina, lo que le garantiza una banca en la Cámara de Diputados bonaerense desde el 10 de diciembre.
No sólo los gestos del kirchnerismo habían convencido a los longevos jefes comunales que la inclusión de Ottavis no tendría vuelta atrás: él mismo se había encargado de hablar con los alcaldes más poderosos para anticiparle que pelearía por ese lugar. Como pocos en La Cámpora, logró sumar sin dejar heridos.
Pero en la medianoche del sábado tuvo más motivos para celebrar: su novia Mayra Mendoza, quedó 15 en la lista de diputados nacionales por la provincia de Buenos Aires, con seguro destino de Congreso. Mayra Mendoza ocupa una gerencia clave en la Anses y e sparte d ela mesa chica de La Cámpora.
Pero la cosecha de Ottavis no terminó allí. Su mujer tendrá como compañera de bancada a su amiga y secretaria en la Anses, María Luz Alonso, impuesta por Cristina Kirchner como cabeza de la lista de La Pampa, lo que provocó la furia de Carlos Verna, que ahora amenaza con renunciar a su candidatura a gobernador o colgarla de la boleta de Duhalde o Rodríguez Saá.

También sumó en provincia
En la Legislatura Ottavis estará bien acompañado, entre la decena de camporistas que desembarcarían en ese palacio estaría Rocio Giaccone, vicepresidente del Fondo de Capitales Sociales (Foncap), que maneja el propio Ottavis. Nacida en Junín, quedó sexta en la lista diputados bonaerenses de la cuarta sección.
Ottavis supo ganarse la confianza de muchos dirigentes del peronismo bonaerense, donde había logrado una buena relación con Alberto Balestrini manejaba los destinos del partido y financiaba por lo bajo la contrucción política de este joven que en lo formal ostenta el rol político de secretario General de la JP bonarense.
Quizá herido por la enfermedad que obligó al vicegobernador a alejarse de la política, no le fue bien en una de las primeras reuniones en su ausencia, conducidas por Hugo Moyano: el intendente de Hurlingham, Luis Acuña, lo cruzó cuando pidió en plena sesión del Consejo lanzar una campaña de afiliaciones. "Pibe, nosotros militabamos sin plata", lo chicaneó Acuña.
Pero se recuperó. Su buen cierre del fin de semana no sorprendió a quienes lo conocen al menos desde hace una década, cuando integraba una mesa federal del peronismo impulsada por el ahora diputado provincial Gustavo Ferri, yerno de Eduardo Duhalde, entonces mandamás del peronismo.

Un pasado cerca del radicalismo
Aunque nació en Villa Adelina, Ottavis llegó a esa mesa en representación de Corrientes, tierra reacia al peronismo y a la que lo une lazos parentescos. Hábil, inició en esas tardes una carrera meteórica que terminó con la banca de diputado a los 31 años.
El principal paso lo dio cuando se ganó un lugar en Compromiso K, la agrupación creada por Carlos Zannini a fines de 2005 que intentaba reclutar dirigentes por todo el país. Se apoyaba para eso en el radical correntino Roberto Porcaro, quien acercó a Ottavis y lo protegió.
Su vínculo con Porcaro le valió sugerentes cargadas de sus compañeros de militancia, quienes lo acusaban de radical y le recuerdan un supuesto paso por Franja Morada y cierta militancia junto al intendente de Vicente López, Enrique "Japonés" García.
Pero fue el correntino quien, disuelta la no muy trascendente agrupación Compromiso K, activa en la época de mayor aceptación de la presidencia de Néstor Kirchner, lo ubicó en la Casa Rosada, cerca del secretario General, Oscar Parrilli.
“José es muy activo, no se queda quieto. Lo suyo es rosquear y rosquear”, repiten quienes lo conocen. Esa habilidad, comentan, le costó duros cruces con Andrés “Cuervo” Larroque, a quien conoció cuando se mezcló en la corta gestión de Jorge Telerman como jefe de Gobierno.
Los roces entre ambos no cesaron nunca y hasta se habló de una dura discusión antes del acto de La Cámpora en Huracán, que coronó la presidenta. Es que en estos años “el Cuervo” tuvo más cercanía a Cristina Kirchner por el fuerte lazo que supo construir con Juan Cabandié, protegido de Máximo Kirchner. De hecho, Larroque logró quitarle a Ottavis, la jefatura de La Cámpora, apoyado por el hijo de la presidenta.
Quizá para evitar confusiones, cuando peregrina por el país Larroque repite cuantas veces sea necesario que La Cámpora es “la agrupación creada por Máximo Kirchner”. Ottavis se muestra en otra cosa: con sigilo, además de llevarse bien con Balestrini supo hacer migas con Alberto Pérez, jefe de Gabinete de Scioli.
Lo demostró cuando llevó La Cámpora a avalar la reelección de Scioli en el teatro argentino. Desde diciembre, Scioli lo necesitará para tener leyes, ya que los pronósticos lo colocan como coordinador de un puñado de diputados que harán ruido en el bloque oficialista.
"Ottavis es el único que posiblmente quede en pie cuando pase la marea camporista", ya vaticinan los hombres más curtidos del peronismo bonaerense.
Y por si fuera poco, tiene línea directa con Amado Boudou, flamante compañero de fórmula de Cristina, quien le entregó el manejo del Foncap, lo que convierte a Ottavis, en uno d elos camporistas que más dinero maneja.

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