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domingo, 30 de junio de 2013

Manden fruta

Giustozzi afirmó que Massa y su Frente son la fruta nueva de la política argentina y que admira a Estados Unidos. Una instructiva biografía muestra cómo construye Massa, quien en 2009 decía que el próximo presidente sería Reutemann. ¿En qué territorio arraigará esta planta exótica como el arándano? Hasta ahora preocupa más a la oposición que al gobierno, que no ceja en su toma y daca con la Corte Suprema. Cómo votaron los actuales candidatos opositores cuando controlaban el Congreso.

Por Horacio Verbitsky
El segundo candidato a diputado nacional del flamante Frente Renovador Bonaerense, Darío Giustozzi, intentó explicarlo con una metáfora botánica. “Si aparece una fruta nueva como el arándano o el kiwi, para explicar su sabor uno dice se parece a la guinda, otro dice se parece a la frambuesa y otro a la uva, porque todavía no la conocen. Eso somos nosotros, lo nuevo.” Según el intendente de Almirante Brown (quien es productor de arándanos para exportación), un país que admira es Estados Unidos. También mencionó a Chile y Uruguay.

Volar bajo

Esto no parece muy novedoso, aunque sí congruente: el primer candidato de la misma lista e intendente de Tigre, Sergio Massa, viajó a Estados Unidos becado por el Partido Republicano y a España por el Partido Popular, según cuenta la biografía autorizada que publicó este año Santiago Campos. Sergio Massa. Cómo comenzó su carrera política y cómo llegó a Tigre es un libro breve, cuya virtud es el acceso a las fuentes que le facilitó la esposa del candidato, Malena Galmarini.
Es muy conocida su descripción del ex presidente Néstor Kirchner en una comida con la embajadora de Estados Unidos, Vilma Martínez, servida en noviembre de 2009 en casa del íntimo colaborador de Massa y hombre de negocios inmobiliarios dudosos Jorge O’Reilly. Menos se recuerdan otras afirmaciones de Massa en el mismo ágape. Según informó la embajadora a su gobierno, Massa, a quien describió como “pro estadounidense”, dijo que los Kirchner no tenían posibilidad de retener el gobierno en 2011.
–¿Qué probabilidad les asigna?
–Cero –contestó Massa.
–¿Quién, entonces? –quiso saber la embajadora.
–Reutemann –respondió Massa, de nuevo sin dudar.
Ante la curiosidad de su interlocutora, explicó que la estrategia de Reutemann de “volar bajo es prudente y no un error o un signo de indecisión”. Con Reutemann silencioso, los Kirchner se concentran en pegarle al vicepresidente Cobos y al jefe de Gobierno porteño Macrì. “Este embate afectará a ambos potenciales oponentes a Reutemann. Cuando se largue la verdadera carrera, Reutemann estará bien colocado para obtener la candidatura peronista y arrollar al resto.” Esa supuesta estrategia de Reutemann es la que Massa siguió ahora. Prudente vuelo bajo y silencio sobre sus intenciones hasta último momento, mientras todos los cascotazos caían sobre el techo de Daniel Scioli. Y ahora que se largó la carrera, convicción inconmovible de arrollar al resto. ¿Como Reutemann?

Pacman

El librito de Santiago Campos carece de revelaciones espectaculares, pero suministra un perfil interesante sobre el estilo de construcción de Massa, quien comenzó su militancia en la Unión del Centro Democrático y cuyo modelo inspirador era Alberto Albamonte. Nieto de un albañil italiano y de un carpintero e hijo de un empresario de la construcción proveedor del Estado, Massa estudió en un colegio católico de San Martín. Fue asistente del concejal de la UCeDé Alejandro Keck, quien provocó un escándalo al levantarse de su banca durante un homenaje a los fusilados con el general Valle en 1956. La originalidad de Massa en ese contexto reaccionario fue reclutar militantes para la UCeDé en las gigantescas villas de San Martín y conseguir los colectivos para llevarlos a votar, lo cual le permitió ganar la interna. En 1994, se afilió al justicialismo, junto con dos amigos que lo acompañan hasta hoy, Ezequiel Melaraña, y Eduardo Cergnul. El diario local Huella saludó la incorporación con el título: “Los chicos ricos que tienen tristeza”. En su primera elección interna como justicialista, apoyó a Graciela Camaño de Barrionuevo, que perdió frente al intendente Antonio Libonatti. Interrogada para el libro, Camaño lo describió como un Pacman, acaso despechada porque Massa la dejó y a través de Pablo Fontdevilla llegó hasta Gustavo Béliz, quien lo designó en el frente de juventud del Ministerio del Interior y a Palito Ortega, del que Massa fue asesor en el Ministerio de Desarrollo Social. Cuando Duhalde y Ortega pactaron la fórmula presidencial que sería derrotada en 1999, Massa conoció al matrimonio de los diputados Marcela Durrieu y Fernando Galmarini. Se casó con la hija de ambos, se convirtió en habitué de los partidos de fútbol en la quinta de Duhalde y fue electo diputado provincial. Pero tuvo pocas coincidencias con sus suegros. “Cuando mi papá estaba en el duhaldismo, nosotros estábamos en el orteguismo; cuando nosotros fuimos al duhaldismo, mi papá se fue con Menem; cuando nosotros nos corrimos al kirchnerismo, mi papá se volvió al duhaldismo”, contó Malena en un reportaje. Al casarse, mudaron casa y militancia a Tigre. Con Duhalde como gobernador y Ortega en la secretaría de Desarrollo Social, Massa dispuso de fondos provinciales y nacionales para sobrevolar las internas de Tigre. Además, en el triunvirato al que el gobierno de la Alianza confió el PAMI había un amigo suyo, Horacio Rodríguez Larreta, quien le permitió colocar a su colaborador Jorge Caubet en el PAMI de Tigre.

Golpe de efecto

En 2001 fue designado presidente del PJ local, con el aval de Duhalde. “En busca de un golpe de efecto, compró dos patrulleros para el municipio instalando el tema de la inseguridad y anunció que interrumpía los gastos de campaña, en un contexto casi anómico, marcado por el descontento social hacia la política”, escribe su biógrafo. Perdió ante el vecinalismo las elecciones de 1999 y 2001, pero Duhalde lo designó director ejecutivo de Anses, donde Kirchner lo confirmó en 2003. Desde allí estrechó relaciones con el Grupo Clarín, al que intentó financiar el obligatorio soterramiento del cableado de Multicanal por 500 millones de pesos, acuerdo frustrado por su segundo en el organismo previsional, Amado Boudou, quien lo reportó a Kirchner. Mientras Massa florecía, su primer mentor desbarrancaba. Director de Promoción del Empleo cuando Camaño fue ministra de Trabajo, Alejandro Keck fue procesado por el otorgamiento irregular de 12.000 planes Jefes y Jefas con los cuales se financió su campaña a la intendencia de San Martín en 2003. Massa lo logró en 2007 en Tigre, a los 35 años, con una lista integrada por peronistas, radicales y vecinalistas. Pero al año siguiente pidió licencia para asumir como jefe de gabinete de ministros. No llegó a ocupar ese cargo ni un año, pero le bastó para negociar con el Grupo Clarín la ley que estableció una moratoria que le permitió refinanciar a diez años y con bajísimo interés todas sus deudas tributarias con el Estado. Desde que Massa inscribió su partido provincial, los medios del Grupo Clarín retiraron la protección que ofrecían al gobernador Daniel Scioli. “La centroderecha parece ser el lugar del espectro en el que más cómodo se encuentra Massa. Así parecieran testimoniarlo sus antecedentes: UCeDé, menemismo y ruptura con los Kirchner. Así también parece indicarlo su predilección por el tema de la seguridad y el control. Esquivar las definiciones ideológicas escudándose en que son secundarias para las preocupaciones ‘de la gente’ no hace más que reforzar su pertenencia. Es difícil sostener que Tigre es un ejemplo de lucha contra la desigualdad: el municipio no escapa a las características generales del conurbano bonaerense en cuanto a indicadores sociodemográficos y a la bajísima calidad de los servicios de salud y educación. Sí cuenta con un presupuesto significativamente más elevado que el de otros distritos de la zona. Las problemáticas estructurales no son nuevas ni privativas de su breve intendencia, se trata de temas cuya resolución implica ir en contra de intereses creados y los conflictos no miden, a menos que los hagas formar parte de tu imagen”, concluye Campos.

Segmentación

La mayor incógnita de la campaña que Cristina inauguró ayer presentando a los candidatos del oficialismo con un discurso conceptual sobre las líneas maestras de su proyecto político es en qué terreno arraigará la planta de Massa y Giustozzi, que tiene gusto a Kiwi Daer, Frambuesa Mendiguren, Uva Pérez o Banana Solá. La fortaleza de los renovadores es la indefinición, que les permite establecerse a los dos lados del territorio dividido entre kirchneristas y antikirchneristas. Pero no es obvio que consigan mantener esta ambigüedad durante los cuatro meses que faltan hasta las elecciones de octubre, en los que se les reclamarán definiciones. Lo más conveniente para ellos sería perpetuar el equívoco, y a eso apuestan. Conspiran contra ese intento las posiciones que van explicitando terceras partes, como el ex senador Eduardo Duhalde, quien en su incontenible rencor hacia el kirchnerismo hizo pública su predilección por Massa, o Francisco De Narváez, que lo atacó para colocarse como el único opositor. Si a pesar de estas molestas adherencias los renovadores lograran conservar la calidad híbrida del voto, perderían cantidad, ya que los limitaría al centro menos definido de la polarización, que en el estado actual no es muy abundante. Para ampliar la cosecha deberían definir con más nitidez sus opciones y eso sólo podrían hacerlo hacia la oposición, donde caben todos quienes adversan al gobierno. En cambio para apoyarlo hay una sola lista aprobada por CFK. Tal vez por eso el gobierno ha reaccionado hasta ahora con más calma que la oposición, que ve con recelo la llegada de otro pescador dispuesto a lanzar el anzuelo en aguas revueltas pero poco pobladas. En cualquier caso, los renovadores mermarían su caudal respecto de las expectativas que los llevaron a concretar la lista. Así como el PRO no consigue franquear los límites de la Capital Federal, salvo algunas incursiones con candidatos farandulescos en Córdoba y Santa Fe, los Renovadores sólo han constituido una alianza electoral bonaerense, algo que recuerda la dificultad que siempre enfrentó Duhalde para que su encanto y atractivo trascendiera más allá de su provincia. Si se comparan las boletas registradas ahora con las que compitieron hace dos años, se observa también una creciente segmentación de las fuerzas opositoras. Las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias han sido benéficas para la izquierda trotskista, que conservó la estabilidad de su alianza. Pero no han evitado la cariocinesis de las demás fuerzas enfrentadas con el gobierno. El Frente Amplio Progresista se desdobló en Frente Popular Democrático y Social y Frente Progresista Cívico y Social. La Unión para el Desarrollo Social, de Ricardo Alfonsín y Francisco De Narváez, prohijó a la Alianza Unen (donde quedó el componente radical) y a Unidos por la Libertad y el Trabajo, que el filántropo colombiano comparte con el camionero Hugo Moyano. El duhaldista Frente Popular, que en 2011 llevó al Congreso a Graciela Camaño, mutó ahora en la Unión con Fe de Gerónimo Venegas. El mayor fracaso fue la negociación entre el macrismo y el Peornismo Opositor, que no llegó a nada, y las divisiones internas del PRO. Síntomas de malestar y aversión recíproca, tanto Massa como Scioli, De Narváez y Macrì polemizan acerca de quién frustró los acuerdos que no pudieron alcanzar y cada uno dice que rechazó la asociación que le proponía el otro. La próxima disputa será sobre la interpretación de los resultados. El oficialismo (que intentó nacionalizar la elección con una lista única para el Consejo de la Magistratura, fuera de pista por decisión de la Corte Suprema) medirá el tamaño de las bancadas en cada cámara. Cree que mantendrá su número o tendrá una leve merma en el Senado (donde los asientos que se renuevan fueron asignados en la elección de 2007) y que crecerá en Diputados (que renuevan las bancas de 2009, el peor año para el gobierno). Contra lo que se repite en las expresiones de deseos que se publican como si fueran análisis, la Capital Federal, Córdoba y Santa Fe, contribuirán a esta hipótesis. Son tres distritos en los que los candidatos kirchneristas no llegaron al 10 por ciento entonces y que aun con una elección mediocre mostrarían un crecimiento apreciable.

Sergio Massa y la Embajada

El primer fracaso de su estrategia: no sumó kirchneristas arrepentidos a su lista. Biografía de un candidato narcisista que usaba a la embajadora de EE UU como confesora. Las revelaciones de Wikileaks.

La candidatura de Sergio Massa es fruto de la autopercepción exageradamente positiva que el propio candidato tiene de sus posibilidades electorales en un escenario de supuesto fin de ciclo que por ahora existe en las tapa de los diarios opositores Clarín y La Nación, y adquiere frondosas certidumbres en un terreno personalísimo y extendido: el del propio narcisismo massista.
No hay mucho más que una egolatría desbordada, alentada por encuestas pagas y azuzada a conciencia por la prensa hegemónica, detrás del lanzamiento del Frente Renovador del intendente de Tigre. Hablar de "corazón peronista y cerebro modernista" para tratar de contener la alta imagen que cosechó con algo de astucia mientras no se definió en todo este tiempo como kirchnerista o antikirchnerista a través de sus apariciones en Crónica y América TV, es una táctica sin horizonte estratégico. Porque una cosa es la buena imagen, otra cosa es la intención de voto y otra, muy distinta, es la votación de verdad, el día que se habilitan las urnas.
Massa entró a jugar en la cancha con estudiada delicadeza pero amenaza con transformarse en un gliptodonte en una cristalería en cualquier momento, y cuando eso suceda va a ser muy raro que pueda contener a sirios y troyanos en un mismo proyecto. Si elige un perfil filokirchnerista, siempre hablando en términos de marketing político, pierde el voto opositor y beneficia a Francisco de Narváez, el único verdaderamente preocupado por su lanzamiento. Si su propuesta es netamente opositora, en cambio, resigna los votos del kirchnerismo social e inorgánico, que es mucho, aun en su distrito. Cuando se defina, entonces, Massa no va sumar. Va a restar.
La lógica "ni K ni anti-K", en las zonas donde el massimo se haría fuerte, en teoría, como la franja norte del Conurbano Bonaerense, no funciona para asegurarse mayorías. Allí el voto se divide entre los furiosamente kirchneristas y los igual de furiosos pero antikirchneristas. Una propuesta sosa que atraiga a los menos decididos de ambos bandos se queda con los menos, no con los más. Así fue la experiencia de Hermes Binner y el FAP en la última elección. El mismo análisis equivocado hizo Alberto Fernández cuando abandonó el barco oficial, y lo único que pudo construir fue un fantasma de sí mismo que deambula por los pisos de los distintos programas de TN, hablando para adentro.
No es tan sencillo construir algo como el poskirchnerismo, entendido como un espacio que contenga lo mejor de los últimos diez años y formule, a su vez, una superación dialéctica de todo lo hecho. Para que esa propuesta funcione, haría falta un kirchnerismo acorralado, en desbandada, sin iniciativa, al que todo le sale mal y con certificado de defunción a la vista. Y eso, así, descarnadamente descripto, con el dramatismo que conlleva, aparece en las páginas, las fotos y los epígrafes de los diarios que Massa elige leer, pero su lista de candidatos dice otra cosa: no hubo migración de cuadros y referentes relevantes del kirchnerismo al massismo, como él esperaba o le hicieron creer en la previa. La realidad es que los resultados están muy por debajo de sus expectativas. Darío Giustozzi es un intendente aislado en Almirante Brown que acompaña al tigrense más por destrato del FPV que por convicción. José Ignacio de Mendiguren arrastra menos votos kirchneristas que Alfredo de Angelis. Es improbable que la periodista de Clarín, Mirta Tundis, tenga la capacidad de traducir rating en apoyo electoral. Más bien parece estar allí para garantizar la alianza propagandística con Héctor Magnetto. Jorge Macri y Gladys González –la cajera de Horacio Rodríguez Larreta– no encajan tampoco en el kirchnerismo arrepentido que apostaría por una etapa superadora. Héctor Daer, de la CGT de Antonio Caló, no mueve el amperímetro en ningún sentido. Y Felipe Solá, bueno, es Felipe Solá, un hombre astuto para asegurarse siempre una banca –ayer con De Narváez y Macri, hoy con Massa y Clarín–, que transita la escena política con una hibridez plausible, y personalmente efectiva. El supuesto progresismo lo expresa Adrián Pérez, el ex "lilito". En síntesis, el reclutamiento de Massa no exhibe figuras rutilantes que prueben la crisis en el espacio kirchnerista, del modo que la describen cotidianamente en sus columnas Joaquín Morales Solá, Julio Blanck o Carlos Pagni. ¿Dónde hay ministros, gobernadores y espadas oficialistas que se hayan pasado de bando? El huracán Massa es apenas un silbido en la oscuridad de la noche del antikirchnerismo desahuciado.
El presunto kirchnerismo declinante es una fantasía basada en el artículo 90 de la Constitución Nacional. Como Cristina Kirchner no tiene reelección, su fuerza política languidece. No parece. La consistencia de su proyecto, la trasciende. El kirchnersimo es algo concreto, definible para el electorado. Se volvió atractivo para los que lo votan por convicción e igual de atrayente para los que sólo buscan una estabilidad conveniente. Ninguna oposición (ni la de Massa, ni la de De Narváez, ni la de Margarita Stolbizer) tiene esas cualidades: todas son más imprevisibles que el oficialismo.
La de Massa es una propuesta gaseosa y mediáticamente instalada en algunas franjas que suponen que el Tigre es el Parque de la Costa. De jugar al fútbol en la Quinta de Olivos con Néstor Kirchner y ocupar la Jefatura de Gabinete de Cristina, partió luego a su exilio en el Delta para crear una Miami fulgurante de aguas barrosas y emprendimientos inmobiliarios fastuosos, ambientalmente nocivos, de la mano de su amigo Jorge O’Reilly, de la empresa Eidico S.A., con la cobertura mediática de Daniel Hadad, el hombre que maneja las cámaras de seguridad en todo su distrito.
Es interesante volver sobre O’ Reilly. Protagoniza un capítulo revelador del libro ArgenLeaks, del periodista Santiago O’Donnell, que analiza los cables de la diplomacia estadounidense desclasificados por Wikileaks. En su página 209, puede leerse: "Otro cable filtrado por Wikileaks sugiere que, aún mientras estaba en funciones, Massa no ocultaba el profundo malestar que le causaba el gobierno del que formaba parte, y lo compartía abiertamente con su equipo de trabajo. El despacho cuenta cómo un asesor de Massa, Jorge O’Reilly, defenestró al gobierno delante de una delegación de inversores y de un diplomático estadounidense. Lo que más llamó la atención al autor del cable fue el lugar elegido para ensayar esas críticas, ya que O’Reilly las formuló en su propia oficina de la Casa Rosada."
Y sigue así: "O’Reilly es un importante empresario inmobiliario de la zona norte, ex rugbier del Club Atlético San Isidro (CASI) y numerario del Opus Dei, que fue llevado al gobierno nacional por Massa como asesor ad honorem durante su paso por la jefatura de Gabinete entre julio del 2008 y julio del 2009. Según el cable de la reunión de O’Reilly con los estadounidenses, el asesor de Massa predijo un horizonte de devaluación, recesión y fuga de capitales para ese año 2009, escenario que nunca se materializó, contradiciendo las predicciones optimistas del gobierno. El entonces representante del gobierno opinó también que en la Argentina no había seguridad jurídica (….) O’Reilly señaló además que estaba a favor de un ajuste en las tarifas de los servicios públicos, cosa que hasta el día de hoy no ocurrió.  (…) Al final de cable, a modo de conclusión, el autor destaca la sorpresa que le causó a la embajada escuchar a funcionarios criticar a su propio gobierno delante de extranjeros en la mismísima Casa Rosada."
Esto último, vale una relectura. Y otra más: la mano derecha de Massa hizo sonrojar a los estadounidenses por su nivel de cipayismo. Es así: los estadounidenses no respetan a ningún representante gubernamental del capitalismo periférico, pero menos que menos a los que hablan en contra de su propio país. No les entra en la cabeza, porque ellos jamás lo harían. Es casi imposible encontrar republicanos o demócratas que hablen en contra de su propio presidente o de su Nación fuera de sus fronteras.
Pero el libro de O’Donnell dice mucho más: "Cuatro meses después de renunciar, Massa cenó con la embajadora Vilma Socorro Martínez en la casa de O’Reilly. Fue allí que el intendente de Tigre descargó todo su rencor hacia la pareja presidencial. 'Massa dijo que los Kirchner no tenían probabilidades de capturar las presidencias de 2011.' Cuando se le pidió que estimara las chances, Massa contestó 'cero', arrancó el intendente (…). Massa fue despiadado en sus críticas a la pareja presidencial, especialmente a Néstor. Aunque ninguneó los informes de prensa que decían que él y Néstor se habían agarrado a las trompadas en el cuartel de campaña en la madrugada previa a la derrota en las elecciones de mitad de período, en junio de 2009, llamó a Néstor 'psicópata' y 'cobarde', y dijo que su actitud de matón en la política esconde una profunda sensación de inseguridad e inferioridad. (La esposa de Massa se alarmó a tal punto por estos comentarios desinhibidos que él le pidió a ella que 'dejara de ponerle caras'). Massa cuestionó el argumento de que Néstor merecía crédito por ser un táctico magistral, describiendo al ex presidente como un torpe tan convencido de su propia brillantez que seguramente seguiría cometiendo errores… Dijo que Néstor no se podía relacionar con otros fuera del estrecho foco de sus propias ambiciones políticas: 'Kirchner no es un genio perverso', concluyó Massa. 'Sólo es un perverso'."
Massa no pudo siquiera oler el 54% de los votos del kirchnerismo en 2011, como ahora tampoco pudo advertir que su figura no convocaba al oficialismo crítico, que existe, pero no fue a engrosar sus listas como él suponía. Del mismo modo, nunca pudo imaginar que el "perverso" de Néstor Kirchner entraría en la historia como el líder que sacó a la Argentina del pozo. ¿No son muchos errores para alguien con tantas ambiciones?
Otro libro revela facetas desconocidas de Massa. La de su risa nerviosa, por ejemplo. Es el de Sandra Russo, La Presidenta. Historia de una vida. Allí, la que habla es Cristina Kirchner: "Otra medida definitoria fue recuperar los recursos de los trabajadores. Eso parecía imposible, y creo que si lo hicimos fue por el envión del 2008, cuando el mundo se vino abajo. Por eso yo lo valoro tanto a Amado Boudou. Porque fue él el que vino a traerme esa idea. Era un feriado. Me llama Massa, que era el jefe de Gabinete. Massa tiene una cosa... Cuando algo lo supera, cuando se pone nervioso, se ríe sin parar, pero casi histéricamente, pobre, no puede parar de reírse. Ese día me llamó muerto de risa, me decía que estaba con Amado, que Amado se había vuelto loco y que querían comentarme una idea. Bueno, le dije, vengan. Fuimos a la Jefatura de Gabinete. Sí, era feriado. Porque llegaron de sport. Llegan los dos. Amado me dice, mientras Massa se sigue riendo: 'Presidenta, el mundo no va a volver a ser lo que fue. Tenemos que ir por las AFJP'. Le pregunte cómo sería. Y empezó a desplegar hojas y hojas, a explicarme. Massa, muerto de risa. Le dije a Amado: 'Me gusta, pero llamemos a Kirchner a ver qué opina'. Y ahí mismo lo llamamos y le pedimos que fuera a la Jefatura, Estábamos sentados en mi escritorio. Néstor vino y se paró detrás, en el medio, y Amado volvió a desplegar las hojas y a explicar el proyecto. En ese momento el Estado estaba pagando el 60% para que las AFJP cumplieran con el pago de las jubilaciones mínimas. Nunca me voy a olvidar ese momento. Néstor escuchó todo en silencio, y cuando Amado terminó de hablar, no dijo nada. Primero le extendió la mano, y mientras se la estregaba le dijo: 'Estoy totalmente de acuerdo.' Para nosotros fue una noche muy importante."
Y Massa no paraba de reírse. Un año después, lo despidieron del gobierno. Es verdad que durante todo ese tiempo, nunca escatimó críticas a Néstor y Cristina. Lo confirma Wikileaks. Pero hay al menos ocho fuentes, asistentes de una reunión en un hotel, que fueron testigos de sus críticas a la Ley de Medios de la democracia, que impulsó el kirchnerismo: "No hacía falta hacer una ley para combatir a Magnetto. Si querían hacerle algún daño, bastaba coordinar con los municipios para obligarlo a soterrar los cables aéreos de Cablevisión. Con eso, lo hacías quebrar, le hacías inviable el negocio y lo tenías a tus pies. Pero se metieron con la ley, que no sirve para nada." ¿Y el derecho a la comunicación? ¿Y la democratización de la palabra? Nada de nada.
¿Cuál sería el lugar ideológico que ocupa Massa? Otro libro, Sergio Massa, ¿cómo comenzó su carrera política y cómo llegó a Tigre, de Santiago Campos (que aclara en su dedicatoria: "esta investigación fue emprendida con el visto bueno del biografiado" y es muy completa), lo describe así, en página 71: "Con respecto a su ideología, la centroderecha parece ser el lugar del espectro en el que más cómodo se encuentra. Así parecieran testimoniarlo sus antecedentes: UCD, menemismo y ruptura con los Kirchner. Así también parece indicarlo su predilección por el tema de la seguridad y el control. Esquivar las definiciones ideológicas escudándose en que son secundarias para las preocupaciones de 'la gente' no hace más que reforzar su pertenencia." 
Quedan pocas semanas para las PASO. Por ahora, Massa admite que tiene un tercer puesto asegurado y que sería feliz con ganarle a De Narváez. 
En el fondo, sabe que no tiene más que el apoyo de la corporación mediática opositora y de algunos intendentes de laxas lealtades para pelearle en agosto a la lista del FPV, que encabeza Martín Insaurralde, aunque tendrá en la figura de Cristina Kirchner a la verdadera jefa de campaña. 
Su intención es instalarse. Hacer algún ruido. Las señales al establishment están lanzadas. En su lista Clarín está presente, también Techint y lo mismo el PRO. Con una ayudita de la Embajada, quién le dice, tal vez le alcance para triunfar sobre De Narváez.

Por Roberto Caballero

Las PASO del peronismo

El armado de lista de las PASO ha dejado un tendal de análisis en casi todas las publicaciones de corte político. Y casi todas coincidieron en algo: los próximos años serán definidos en el vientre del peronismo. O en eso que se conoce abiertamente como peronismo, aun cuando por ser tan veleidoso, incomprensible, contradictorio, sea difícil de aprehender. Porque como escribió alguna vez Martín Caparrós "si todo es peronismo, el peronismo no es nada". Es decir si cualquiera puede autoreivindicarse "peronista" es que se trata de un significante vacío que cualquiera puede llenar como más le plazca y sin ruborizarse.
En las últimas décadas ese movimiento se ha ido transformando, en diálogo permanente con la modernidad, en un pragmatismo que le permite mantenerse vivo y protagonista de los deseos –equivocados o no– de las mayorías. Nacido como un movimiento policlasista, industrialista, de corte nacional y popular, mantuvo cierta coherencia –más allá de los imaginarios de la juventud de los años setenta– hasta la muerte de su líder. En los '90, el menemismo lo transformó en una maquinaria política neoliberal que mantenía el policlasismo pero que había abandonado las demás variables constitutivas. El kirchnerismo recuperó algunas de los elementos tradicionales del peronismo original, pero los matizó con una concepción "progresista" que lo acercó a algunas posiciones de centroizquierda. Es decir, a lo largo de los años el peronismo tuvo la capacidad de armar, desarmar y rearmar –muy matizado– el Estado de Bienestar; nacionalizar, privatizar y renacionalizar las principales empresas del servicio; industrializar, desindustrializar y reindustrializar la economía; y distribuir, concentrar, y redistribuir la riqueza en la Argentina. Lo que nunca se había dado desde los años setenta hasta ahora es que los modelos, en pugna a lo largo de una línea de tiempo, pudieran competir de forma tan marcada en un corte transversal. Hoy, disputan al interior del mismo movimiento las distintas líneas de acción. Al kirchnerismo se le opone una visión lavada del noventismo. Hoy "peronista" puede significar ser una cosa y la otra al mismo tiempo y sin el menor riesgo de contradicción. O como me dijo un puntero político del Conurbano bonaerense que ya se alista con las pretensiones del intendente de Tigre Sergio Massa: "Yo apoyo el modelo y a Cristina la re banco, pero voy a votar en contra, porque mi intendente cerró con Massita." 
Esquizofrenias aparte, lo que demuestran ciertas jugadas en el territorio bonaerense es que la maquinaria político electoral del peronismo cruje nuevamente ante la posibilidad de que se produzca una modificación en la conducción del movimiento. Y se sospecha. Conduce el que gana. Y como no sea cosa que uno u otra pueda ganar se ponen los huevos en distintas canastas. Sin importar demasiado –dice el prejuicio– si se es de Intransigencia y Movilización, de la UPAU, de Montoneros, del Comando de Organización, del PRO o de La Cámpora. Mientras gane y asegure la continuidad y un buen reparto de incentivos, alcanza. Después de todo es la lógica del poder y de la política. En el Gran Buenos Aires y en Alemania. 
Pero habría que matizar un poco eso del "aparato bonaerense". ¿Qué significa? ¿Hay uno o pequeños aparatitos distritales? ¿Es lo mismo Martín Insaurralde que Massa? ¿o Hugo Curto y Jorge Ferraresi? No sea cosa que el tan mentado "aparato bonaerense" resulte ser más un rompecabezas que un "Gurbo" invencible.
El problema para los jugadores especulativos es que no está del todo claro el panorama dentro del peronismo. ¿Por qué? Porque a pesar de ciertas dificultades que pueda atravesar el kirchnerismo, después de la experiencia de las elecciones de 2009, nadie –excepto los editorialistas voluntaristas de los medios hegemónicos– se anima a firmar el acta de nacimiento del "post kirchnerismo". ¿Y si el Kirchnerismo gana las elecciones de octubre como indican todas las encuestas qué ocurre con los porotos anotados en el Frente Renovador?
Lo cierto es que hoy por hoy algunos actores políticos están con la maquinita de la permanente esperando para hacerle los rulos al intendente de Tigre para el 2015. Pero la cosa no está fácil para Massa. Dos años es muy poco tiempo para instalarse como candidato presidenciable. Ni con Clarín y La Nación detrás es posible lograrlo –con Mauricio Macri no pudieron hacerlo en un lustro– sin un armado político real detrás que lo sostenga. Y nada indica que el "aparato justicialista nacional" esté dispuesto a ponerse a los pies del "intendente de Disneylandia" –en referencia a Massa– como ya ironizan algunos de los gobernadores que también están en los boxes. 
Algo de razón tienen los titulares de los ejecutivos provinciales. ¿Por qué hombres como Sergio Urribarri, Juan Manuel Urutbey, Jorge Capitanich o el mismo Daniel Scioli, por ejemplo, que tienen experiencia de años sorteando los problemas reales de extensos territorios con déficits  económicos e índices sociales difíciles, van a ponerse bajo la égida de un "pibe" cuya única experiencia es haber gestionado un municipio rico? En política, también, hay que pagar derecho de piso. Y tampoco nada es demasiado ineluctable.
Seguramente, Massa lo sabe. Y posiblemente, sólo se haya presentado como quien quiere hacer sapito en el lago. Es decir, ni siquiera él se hace los rulos y pretende pasar de la intendencia de Tigre a ser candidato expectante para cerrar, finalmente en el 2015,  una indiscutible pole-position para la gobernación de Buenos Aires. Y después dejar que los círculos concéntricos vayan marcando el camino. Después de todo, si de las elecciones de octubre se trata, los más perjudicados son Francisco de Narváez, Hugo Moyano y Mauricio Macri. El primero, porque deberá repartir su clientela con un Massa que le es más cómodo al pejotismo bonaerense; el segundo, porque terminó acorralado en una alianza insostenible en términos discursivos e ideológico; y el tercero, porque sepultó sus pretensiones presidenciales al demostrar que puede armar un espacio político más allá de la General Paz.
Por último, un párrafo aparte merece un jugador extrapolítico que pareciera estar haciéndose los rulos para un futuro cercano. No proviene de los partidos políticos sino de la corporación judicial. Es un secreto a voces que el presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti, está construyendo su figura política, poniendo en riesgo el normal desempeño de las instituciones. Incluso algunos sostienen que estaría a punto de emitir un fallo contrario a la ley democrática de Medios Audiovisuales sólo con la intención de construir su propia imagen en vistas a intereses puramente personalistas. ¿Tiene derecho un ministro del "independiente" Poder Judicial a hacerse los rulos en materia política y fallar sólo en beneficio propio? Es de esperar, por el bien de la democracia, que esto no ocurra.

Por Hernán Brienza

sábado, 29 de junio de 2013

Cristina presentó a los candidatos del Frente para la Victoria

Presentación oficial de los candidatos para las PASO.
Acto en el Microestadio cubierto Malvinas Argentinas de la ciudad de Buenos Aires
http://www.telam.com.ar

PANORAMA POLITICO: Massa

El intento de la lista de Sergio Massa de aparecer como kirchnerista crítico, o una especie de kirchnerismo sin Cristina, expuso su flanco vulnerable. La necesidad de mantener y ganar votos del kirchnerismo implica suponer que pueden perder mucho respaldo si se plantean una confrontación abierta con el oficialismo. Es un problema que afecta al mismo Massa y al intendente de Almirante Brown, Darío Giustozzi. En el 2011 los dos obtuvieron más del 70 por ciento de los votos, beneficiados en gran parte por la fuerte elección de Cristina Kirchner en el país y en especial en el conurbano. Los massistas afirman que aumentarán esa marca en estos comicios, pero si fuera así no se entiende la razón de que aparenten una identidad cuasi kirchnerista que en realidad no comparten.
En esa cifra de más del 70 por ciento que obtuvieron Massa y Giustozzi hay un porcentaje importante de voto kirchnerista puro, en especial entre los pobladores más humildes. Massa tiene una estructura territorial con más capacidad de contención, pero Giustozzi puede perder buena parte de ese caudal. La construcción electoral de la imagen de Massa es diferente, en cambio la de Giustozzi se basó siempre en su adhesión a la Presidenta. Su apuesta al massismo tiene mucho riesgo porque aparece como un giro desleal a su discurso anterior. Lo mismo le puede suceder a Gabriel Katopodis en San Martín. Al igual que Giustozzi, formaba parte del grupo de intendentes más cercanos al ministro Florencio Randazzo. Pero el intendente de San Martín fue compañero de estudios de Massa de quien recibió un fuerte espaldarazo en su campaña del 2011, aunque la mayor parte de su caudal electoral obedeció a que iba colgado de la boleta de Cristina Kirchner. Estos intendentes están obligados a no aparecer como antikirchneristas. Por lo pronto, ya se produjeron numerosas renuncias de funcionarios en los tres distritos. Cuando anunció que se sumaba a la lista de Massa, a Katopodis se le fueron 18 dirigentes de distinto nivel en su intendencia, incluyendo a varios concejales.
De las 24 intendencias del conurbano, tres no eran kirchneristas y ahora, con las seis que sumó Massa, serán nueve, en tanto que el kirchnerismo mantiene las quince restantes. De las tres no kirchneristas, dos respaldarán a Massa y la otra a Francisco de Narváez. Seguramente Massa presentará lista con menos aspiraciones en los demás distritos donde funcionó como la ambulancia que recoge los heridos que fueron quedando de los armados del oficialismo.
La presentación de Massa taponó el despegue de Francisco de Narváez y de Mauricio Macri. El macrismo optó rápidamente por arreglar con el massismo e incorporó candidatos a sus listas. Pero De Narváez quedó afuera y su espacio corre serio riesgo. Las ambiciones de Massa están puestas en la Casa Rosada para el 2015. A De Narváez le queda alguna expectativa para jugar por la gobernación de la provincia de Buenos Aires en el 2015, pero si en estas elecciones sus votos son absorbidos por el massismo será poco lo que pueda planificar para el futuro. Y Macri ni siquiera pudo presentar lista propia en el distrito bonaerense, lo que prácticamente acaba con sus ambiciones presidenciales. Le quedan dos años al frente de la Ciudad de Buenos Aires y después deberá optar por el retiro o por un cargo legislativo. Es probable que si en el 2015 se repite este escenario, ceda sus votos a Massa, como hizo ahora.
Las campañas de De Narváez y del FAP insistirán en que el Frente Renovador de Massa es una colectora del kirchnerismo. Por el contrario, desde el oficialismo se dirá que es antikirchnerista. El intendente de Tigre es vulnerable por ese fuego cruzado. Fue funcionario del gobierno nacional y la composición de su lista es todo lo contrario a cualquier imagen kirchnerista. Massa repite que mantendrán “todo lo bueno” y cuestionarán “lo malo”. Y cuando enumera “lo malo”, prácticamente no queda nada en pie. No puede estar en contra de la Asignación Universal por Hijo, pero en realidad, la puesta en práctica de esta medida fue gestionada por Amado Boudou después de que el mismo Massa despreciara la estatización de las AFJP.
Mal que les pese a De Narváez y al resto de la oposición bonaerense, el único sentido que tiene el Frente Renovador es como lista opositora. El barniz ecléctico tendrá poco tiempo de duración. Las listas massistas ya recibieron el respaldo del ex vicepresidente Eduardo Duhalde, pese a que había comprometido su apoyo a la lista del Momo Venegas. La familia Quindimil en Lanús y el viejo aparato antikirchnerista bonaerense también le dieron su aval al igual que los Gordos de la CGT Armando Cavalieri y Oscar Lescano.
Reivindicando su origen en la vieja UCeDé, Massa integró a tres dirigentes macristas a sus filas y recibió el apoyo del intendente de Vicente López, Jorge Macri, además de incorporar al ex lilito Adrián Pérez, otro rabioso antikirchnerista. Todos ellos se han opuesto a todas las medidas de este gobierno. La presencia del ex gobernador Felipe Solá subraya en este contexto su rechazo a la 125 y su respaldo a las patronales rurales. O Ignacio de Mendiguren, el responsable de la gran devaluación duhaldista que favoreció al capital concentrado. La presencia de una periodista del Grupo Clarín en otro marco no tendría por qué llamar la atención. Pero en un momento de tanta polarización, la participación de Mirta Tundis constituye un mensaje muy claro a la principal corporación opositora.
No hay representantes de derechos humanos o dirigentes progresistas o gremialistas combativos. Todo lo que llega a la lista de Massa lo hace desde un costado conservador. No hay alianzas hacia el centro, hacia la izquierda o el progresismo, pero allí están el macrismo, el viejo menemismo, los Gordos y varios guiños de complicidad a las patronales rurales, al capital concentrado y al Grupo Clarín. Massa no quiere aparecer confrontando con el kirchnerismo, pero su alianza expresa todo lo contrario. Ni siquiera se puede entrever una vocación mínimamente progresista o de equilibrio. Es una alianza que se ubica en la centroderecha y trata de mimetizarse con un discurso ambiguo. Quizá la principal derrota de De Narváez y Macri no sea el hecho en sí de la presentación de otra lista en su mismo espacio electoral, sino que Massa les ha arrebatado el padrinazgo de los factores de poder para convertirse en la gran esperanza blanca para una ofensiva neoconservadora. Expresa un intento más sutil de reconstruir ese populismo conservador que a su manera representó tan bien Carlos Menem con un discurso “modernista” y eficientista que presentaba como políticas de cambio a las medidas más regresivas y antipopulares, como las flexibilizaciones laborales o las privatizaciones.
La presentación de Massa está poniendo en juego a los protagonistas y a los posibles escenarios de las elecciones del 2015. Una de las pocas consignas que se conocen de Massa es su oposición a la re-reelección, algo que tiene gancho para el antikirchnerismo, pero que ya ha sido dejado de lado por la Presidenta. Usar esa consigna aparece más como demagogia antikirchnerista que como propuesta de gobierno.
En esa frase de que se mantendrá lo bueno y se cuestionará lo malo, se desliza que lo malo esencialmente es la confrontación. O sea que lo bueno serían las políticas sociales del kirchnerismo, ya que nadie cometería el suicidio de criticarlas en una campaña. Y lo malo sería la confrontación. Es decir que se mantendrían las políticas sociales pero sin confrontación. Nadie ha respondido hasta ahora cómo se puede sacar de un lado para poner en el otro sin confrontar con el que se le saca. El que no está dispuesto a confrontar no está dispuesto a sacarle nada a nadie, lo cual quiere decir que no está dispuesto a repartir en forma equitativa.
Tras los gobiernos del menemismo y la Alianza quedó demostrado que en una sociedad con desequilibrios y desigualdades, la intervención del Estado es necesaria para regular, equilibrar y proteger a los más débiles. Pero la intervención del Estado genera confrontación. El que no está dispuesto a confrontar tampoco está dispuesto a que el Estado intervenga para generar reglas de juego más democráticas. La historia ha demostrado al mismo tiempo que los gobiernos que han realizado políticas sociales y han democratizado la economía y la cultura han sido siempre acusados de confrontativos, aunque lo hicieran con el mayor respeto al juego democrático. En cambio, los que acusaron de confrontativos a esos gobiernos, cuando los reemplazaron, no solamente no tuvieron políticas sociales progresivas, sino que además fueron más confrontativos y represivos.
Por Luis Bruschtein

jueves, 27 de junio de 2013

La política "Profile" La apuesta por el "perfil”, y no por la política busca posicionar al Frente Renovador como la opción al kirchnerismo.


La novedad que finalmente arrojó el cierre de listas para las elecciones legislativas primarias es que Sergio Massa decidió candidatearse para representar al "neoliberalismo blanco" de la política argentina. Se trata de la apuesta que quedó trunca en 1999 y que Reutemann no se animó a liderar en 2003: su idea básica consiste en validar, como Menem lo hizo en los años noventa, los intereses de los sectores dominantes de la economía con los votos de las clases populares, en este caso, las del conurbano bonaerense.
Uno de los rasgos de la candidatura de Massa y sus aliados es que se compone de enunciados que solo revelan su sentido si se modifican los destinatarios a los que supuestamente están dirigidos. Por ejemplo, la frase inaugural de esta opción electoral –una frase notable, que sirve para calibrar los objetivos transformadores de este sector– "No venimos a molestar a nadie" se presume dirigida  al espacio político que lidera Cristina Fernández, ya que, como confiesa Massa al diario La Nación, "muchas veces cuando uno opina dentro de un espacio molesta". Sin embargo, tal como se desprende de la composición de la lista que lidera el intendente de Tigre, los verdaderos destinatarios de la frase son otros: las corporaciones mediáticas, con el grupo Clarín a la cabeza por medio de la candidatura de la periodista Mirta Tundis, la Unión Industrial Argentina con el ex titular de la UIA Ignacio de Mendiguren y la corporación agropecuaria con Felipe Solá como representante "político" de este sector. En contrapartida, como se pudo observar durante la última semana, el sector del Poder Judicial que busca retener sus privilegios no es afín a los actos electorales y eso explicaría su ausencia en la lista de Massa, quién sin embargo no ahorró guiños para este grupo al reducir todo el problema del Poder Judicial a la "descentralización" ya que "la gente no les conoce los nombres a los jueces que encarcelan o liberan a los delincuentes". Todo un posicionamiento de que, efectivamente, tampoco en relación con este poder su candidatura viene a "molestar a nadie".
No obstante, la composición de la lista que lidera Massa denota una importante diferencia respecto a las "alternativas al kirchnerismo" que hasta aquí habían aparecido en la escena política nacional. Antes del Frente Renovador se podía decir que tal o cual candidato opositor al kirchnerismo era el "candidato de las corporaciones", el rostro visible de un entramado "oculto de poder". Pero, como hemos visto, el armado de este Frente está integrado por los nombres que cada corporación creyó más representativo de sus filas. De modo que Massa no es el candidato de las corporaciones sino simplemente aquel que encabeza un armado en que las corporaciones mismas han decidido ingresar a las lides electorales.
¿Qué le aporta, sin embargo, la figura de Massa a este "neoliberalismo blanco"? Por un lado, una imagen de gestión estatal que, a pesar de sustentarse en las viejas chanzas de la política territorial, se presenta al público remozando un tópico cuyo origen se remonta a las ideas por las que bregó toda su vida una figura conocida por Massa, el ingeniero Álvaro Alsogaray: la idea de que la gestión política es eficiente si se emparenta con los cánones empresariales.
El punto más novedoso de este aggiornamiento consiste en presentar al candidato a la manera de un perfil exitoso de Facebook, del cual se espera no sólo muchas visitas sino también muchos clicks al "Me gusta". De ahí la increíble preocupación que supieron acercarle al intendente de Tigre algunos de sus operadores políticos cuando decidió postularse a la Cámara de Diputados: según confesó el propio Massa a La Nación, temían  que su imagen se "desperfile". Esta apuesta por el "perfil" y no por la política entendida como herramienta de transformación se confirma con la estrategia que Massa confiesa sostener durante la campaña: "No voy a asumir grandes compromisos, mi mayor compromiso es tratar de aportar ideas y proyectos para el futuro de la Argentina. Todo lo demás son eslóganes de campaña que cuando no se cumplen generan frustración." Con frases como esta, Massa y sus aliados pretenden persuadir al electorado de que representan la continuidad de lo "mejor" del kirchnerismo.
Sin embargo, el éxito de este espacio político no depende de su "perfil", sino de su capacidad para convencer al electorado de que representa la mejor opción para la "catarsis" nacional que los grupos de poder vienen demandando. ¿En qué consiste esta "catarsis"? En la idea de que Argentina necesita no sólo "purificarse" del kirchnerismo sino sobre todo de la política entendida como conflicto, para convertirse en un espacio que, en tanto "no viene a molestar a nadie", se circunscribe a administrar lo dado.
Esta idea del massismo como "catarsis" ha encontrado en Giustozzi un intérprete en el mejor de los casos desafortunado. Porque si las primeras "definiciones" de Massa hasta pueden tomarse con sorna, las de Giustozzi son como mínimo preocupantes: "Creemos que la historia argentina muestra cómo los ciclos que comienzan fundacionales terminan trágicos. Pero queremos que este ciclo sea un ciclo permanente de desarrollo con equidad, aunque lo gobiernen distintos matices y haya diferencias, que se puedan consolidar en el tiempo políticas de Estado."
Más allá de la evidente megalomanía según la cual una lista de alcance provincial pretende abrogarse la solución catártica de los problemas de la totalidad de la historia argentina: ¿Qué quiere decir Giustozzi con estas declaraciones? ¿Que para evitar la tragedia hay que votar al Frente Renovador? Dado que en Argentina los procesos que se iniciaron como fundacionales y terminaron como tragedia remiten a los años 1955 y 1976: ¿Qué lugar, teniendo en cuenta esos años, se imagina Giustozzi que su espacio político vendría a ocupar en el presente? ¿Por qué evocar así a la tragedia y, por ende, al miedo como terreno sobre el cual se justificaría una lista provincial de legisladores nacionales?
¿O simplemente lo que se está diciendo es que este espacio opta por retroceder frente a las transformaciones sociales –que el país sigue necesitando– para asegurarle a sectores que integran las listas del Frente Renovador que el mayor valor político a custodiar es el de la "alternancia" –es decir, dejar intactas las estructuras de poder pero alternar las "ofertas electorales"?  Seguramente, este sea el objetivo de esta nueva versión de la política "profile" que hoy encarna el massismo.  -
Fuente: Télam


Por Soledad Guarnaccia, Periodista

miércoles, 26 de junio de 2013

Entrevista al Intendente Martín Insaurralde en Animales Sueltos



Cristina en la celebración del Bicentenario de la ciudad de Paraná, Entre Ríos

Paraná: En 1810 en campaña libertadora al Paraguay, Manuel Belgrano pasó por la ciudad recibiendo el auxilio de los pobladores. Las villas entrerrianas comandadas por caudillos locales como Francisco Ramírez y Eusebio Hereñú, lograron derrotar a los realistas que habían procedido a ocuparlas y a partir de entonces Entre Ríos asumió una posición fuertemente federal. En 1811 se produce el Combate del Espinillo en rechazo a las autoridades porteñas.

Progresivamente el poblado crece y la Revolución de Mayo encuentra a los ciudadanos de Paraná reclamando su derecho a que Paraná sea elevada al rango de Villa, con la correspondiente estructuración institucional del Estado, lo que sucede cuando la Asamblea del año XIII la reconoce como tal, en fecha 25 de junio de 1813, desligándola del gobierno de Santa Fe.

En 1822 Paraná es designada Capital provincial, iniciando un período constitucional con el Estatuto Constitucional de Entre Ríos durante el gobierno del general Mansilla. El Censo de ese año indica que la ciudad contaba con aproximadamente 4.000 habitantes.

El Kirchnerismo, actor principal. La despedida de Mauricio y el debut de Massa

Por Artemio López (*). 
El cierre de listas de postulantes para las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias del 11 de agosto deja en claro un escenario electoral donde se juega, además, la proyección para las presidenciales de 2015. El peso del electorado de la Provincia de Buenos Aires es clave y es ahí donde se dirimen los protagonismos actuales y futuros.
La primer observación y la de mayor valor analítico tras el cierre de listas de precandidatos para las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias es que con la aparición de Sergio Massa en Buenos Aires, que obliga a la moderar las legítimas pretensiones del sciolismo en el armado de listas bonaerenses, va quedando claro que la perspectiva nacional de cara al año 2015 tendrá al kirchnerismo liderado por Cristina Kirchner como actor principalísimo y casi excluyente con o sin reelección de la Presidenta y tras 12 años de gobierno.
Por otra parte, la candidatura “estelar” de Sergio Massa en Buenos Aires también señala que, al menos en territorio bonaerense, no hay posibilidad de construcción de una alternativa antikirchnerista furiosa como plantean los grandes medios opositores y lo políticos por ellos editorializados.
Se trata sin duda de una gran apuesta la del Intendente de Tigre que deberá ganar esta elección si es que quiere mantener sus expectativas de disputar la provincia en 2015, ya no frente a los viejos políticos bonaerenses, sino confrotando con una nueva generación de kirchneristas con gestión distrital como respaldo y que, adicionalmente, tras las elecciones legislativas de 2013, irán cobrando volumen provincial con chances ciertas de derrotarlo en su segunda participación electoral bonaerense, luego de la de junio del año 2009 , integrando las listas del FPV.
Así las cosas, tras el cierre de listas de precandidatos, el FPV conducido por Cristina Kirchner volvió a mostrar  que es la fuerza de mayor volumen y protagonismo nacional y, a contrario sensu, tal vez nunca antes desde mayo de 2003, la oposición mostró un nivel tan notable de fragmentación como en esta selección de precandidatos, aún superior al de octubre de 2011. Hasta Domingo Felipe Cavallo se da el lujo de marchar con su propia lista.
La excepción a esta regla de fragmentación creciente pareciera ser la coalición entre la UCR y el partido Socialista, que seguramente se consolidará como la segunda minoría a la hora del recuento nacional, pero en niveles muy similares a los obtenidos en octubre de 2011 sin chances de competencia nacional sólida
Capítulo aparte merece el PRO, la fuerza predilecta de los medios opositores metropolitanos, también ellos grandes derrotados en la selección de precandidatos.
Tras conocerse la ausencia de precandidatos expectantes en la Provincia de Buenos Aires por parte de la fuerza que lidera Mauricio Macri, en términos prácticos, el PRO se despide de cualquier intento presidencial, lo mismo que la “disidencia peronista”, con su figura nacional recluida en la provincia de Córdoba y con algunos referentes gremiales insertos en la magullada lista de Francisco De Narváez, que escarmentó una vez más como ya sucedió en octubre de 2011 que el escenario del año 2009 solo existe en su imaginación.
Para entender por qué el PRO ha concluido su experiencia como alternativa nacional, observen los mapas adjuntos a esta columna (galería de imágenes). La determinación del aporte de votos positivos que se muestra en cada distrito se realizó tomando en cuenta el promedio de los niveles históricos de voto negativo (anulado, impugnado y blanco) y la magnitud del ausentismo en cada distrito nacional, registrado en las elecciones realizadas desde la recuperación democrática para elegir fórmula presidencial. Los resultados son muy contundentes: el 38,1% del voto positivo nacional se concentra en Provincia de Buenos Aires Dicho de otra manera, de cada 100 votos positivos nacionales, 38,1 se generan en la Provincia de Buenos Aires, 8,8 en Córdoba y 9 en Santa Fé, en tanto en Formosa por caso, se genera 1,1 en Jujuy 1,3 y en San Juan surgen 1,7.
En este sentido, debe considerarse que , por ejemplo, una diferencia electoral de 5 puntos en la Provincia de Buenos Aires del candidato A, solo será compensada con una diferencia de 24 puntos en el NEA o 20 puntos en el NOA o al menos 9 puntos en la suma de Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos del candidato B. Por este motivo, se afirma que la Provincia de Buenos Aires es madre de todas las batallas y el comportamiento de una fórmula en ese distrito estratégico define de manera concluyente su performance nacional.
Este distrito, entonces, es hoy el vértice electoral del país y sobre él estarán puestos todos los recursos materiales y simbólicos de la campaña electoral de cara a las legislativas de octubre. Del mismo modo, cualquier fuerza que quiera ser una alternativa electoral realmente existente a nivel nacional debe ser competitiva en tierras bonaerenses sí o sí, todo lo demás es literatura fantástica, fotogenia, fuegos de artificio por lo que, insistimos, el PRO, hoy sin candidato bonaerense para las legislativas 2013, encuentra su límite estructural para proyectarse hacia las presidenciales del año 2015.
En síntesis, una primera lectura de los precandidatos permite imaginar un escenario nacional hegemonizado por el FPV, una segunda minoría representada por el acuerdo entre la UCR y el Socialismo y el GEN y el definitivo opacamiento del PRO y el llamado Peronismo Disidente como alternativas nacionales expectable, reducidos a partidos vecinales, con muy escasa proyección nacional, en especial por su ausencia de candidatos competitivos en Provincia de Buenos Aires que, como muestra el porcentaje de votos nacionales que aporta cada distrito, el resto de la oposición carece de chances nacionales por ausencia de candidatos en distritos claves.
(*) Director Consultora Equis. Especialista en estudios de mercado de trabajo, distribución del ingreso y pobreza. Consultor en opinión pública.

lunes, 24 de junio de 2013

Otro globo de ensayo que se les pincha

Arturo Jauretche
Por Germán Celesia 
Agepeba 
Las corporaciones mediáticas venían dando señales de que buscaban un candidato proveniente del oficialismo que pudiera poner en entredicho la hegemonía política del gobierno de Cristina Fernández, al que la prensa opositora y otros actores sociales y económicos procuran debilitar y eventualmente reemplazar por un dirigente más permeable a sus intereses. Se lanzaron sobre Daniel Scioli, al que describían como una “víctima” del kirchnerismo, y sugerían de manera insistente que el gobernador debía rebelarse contra el proceso político que lo llevó a ser vicepresidente primero y a ser gobernador de la principal provincia argentina después. Agotada esa vía, fueron por Sergio Massa, al que ahora, luego del cierre de las listas para las Elecciones Primarias, presentan como si fuera un “cruzado” contra la continuidad de la Jefa de Estado, quien sin embargo nunca se manifestó a favor de la reforma constitucional a la que insistentemente aluden los medios como parte de su estrategia de presentarla como una suerte de desafiante de los límites institucionales.
“Scioli va con Cristina y Massa los desafía”, es el título central del diario Clarín. Fotos pequeñas en la portada aluden a esos tres dirigentes, a Mauricio Macri y a Francisco de Narváez. Martín Insaurralde, candidato del oficialismo, es mencionado en el sumario de la nota principal pero no aparece entre las fotos.
“Estoy absolutamente en contra de la re-relección”, se titula un artículo con declaraciones de Massa, con lo cual el diario busca colocar al intendente de Tigre en ese terreno de discusión y no en el de otras cuestiones políticas, económicas y sociales respecto de las cuales la opinión del intendente de Tigre no ha sido hecha pública.
Según Clarín, la Presidenta “no pudo instalar un candidato fuerte en el principal distrito del País”, lo que redunda en la desvalorización de Insaurralde. Por otro lado, “Scioli buscó un acuerdo con Massa, pero Cristina lo apretó y cedió”, dice el diario, ocultando que el propio Massa negó que haya habido negociaciones serias en ese sentido. Por otro lado según Clarín, Macri “se sumó a Massa” y De Narváez, otrora candidato de las corporaciones, “no logró acordar con Massa, va con lista propia y debilitado”; es decir, se da por sentado que el centro del armado político antikirchnerista es el tigrense, y De Narváez queda “debilitado” al no formar parte de ese eventual polo de poder.
Por el lado del oficialismo, Clarín coloca a las supuestas intenciones del gobierno a una distancia enorme de sus potencialidades. Asegura que en una simple elección de renovación legislativa Cristina Fernández “se juega su supervivencia política”, como si se tratara de un sistema parlamentario, o como si por un factor extra-institucional pudiera verse en peligro su continuidad en el cargo hasta el 10 de diciembre de 2015.
En contraste, asegura que, pese a las reiteradas desmentidas de la Presidenta a las especulaciones de la prensa, “el kirchnerismo aspira a orillar los 40 puntos en Buenos Aires para ampliar la cantidad de diputados por ese distrito, lo que le permitiría dejar abierto el escenario de una eventual reforma constitucional”. De allí deduce casi una obviedad dentro de ese universo de análisis: “el panorama no se le presenta nada sencillo”.
“Se lanzó Massa y le suma otro problema al kirchnerismo”, es la crónica central del diario, que lo muestra a Massa vestido de manera informal en las escalinatas del edificio de la intendencia de Tigre. Según Guido Braslavsky, que firma el artículo, se trata de “un lanzamiento con horizonte en 2015 y que podría modificar radicalmente el escenario en la Provincia de Buenos Aires”, y “representa un desafío para el gobierno de Cristina Kirchner en el distrito donde apuesta todo a un triunfo contundente para mantener vivo el sueño de la reforma constitucional que le posibilite la re-reelección a la Presidenta”, según insiste. Agrega que “aunque negoció con Massa, Daniel Scioli privilegió su alianza con la Casa Rosada, o ′no se animó a romper‛, según la mirada de los críticos”, entre los cuales parece incluirse.
“La Presidenta, que hace poco lo vapuleó en público al reprocharle que no la defendía y la tomaba por ′idiota′, no concedió al gobernador los espacios que aspiraba en la lista de diputados”, dice el periodista, dando por sentado que el gobernador fue blanco de esas palabras, y obviando la presencia defuncionarios del gobierno provincial en lugares importantes.
Está ausente además una autocrítica del diario por haber anunciado que los ministros nacionales Alicia Kirchner y Florencio Randazzo iban a ser postulantes en primer término de la lista del oficialismo – cuando ni siquiera integran la nómina – o que dirigentes de la Agrupación la Cámpora – a que la prensa hegemónica buscó relacionar con hechos de corrupción o violencia política - iban a ocupar prácticamente todos los espacios restantes, hecho que tampoco se produjo.
“Scioli se quedó con Cristina”, dice a su vez el diario a partir de la definición: “Voy a apoyar la lista del Frente para la Victoria”, adjudicada al gobernador. En los días previos al cierre, el diario venía presionando en favor de un frente político que pusiera frente a la Presidenta a Scioli, Massa, De Narváez y dirigentes macristas. Según el periodista Ignacio Ortelli, Scioli “analizó hasta último momento la posibilidad de dejar el kirchnerismo”, aunque el propio gobernador dijo ayer: “No existió nada de eso en ningún momento”. Aquí otra vez el diario supone realidades que van a contrapelo de las declaraciones públicas de los protagonistas del política.
“Estoy absolutamente en contra de la re-reelección; para mí es un tema límite”, titula el diario la entrevista con Massa firmada por Santiago Fioriti. Y “De Narváez ya hace campaña contra Massa”, dice por otro lado, manteniendo el centro de gravedad sobre el intendente, el cual no da definiciones tajantes respecto de otros temas, y niega las negociaciones con Scioli que le adjudica Clarín.

En la “tribuna” de doctrina
“Massa lanzó su candidatura y alteró todo el mapa electoral”, titula La Nación. “Encabezará una lista de la que no participará el sciolismo; el gobernador bonaerense tampoco obtuvo lugares en el oficialismo ni con De Narváez”, agrega el diario, redundando en las afirmaciones de Clarín, desmentidas por Massa, Scioli y la presencia de funcionarios bonaerenses en la lista del oficialismo nacional. No obstante, en las pequeñas fotos que acompañan el título central, el diario de las familias Mitre-Saguier se diferencia del multimedios en incluir a Insaurralde y a Margarita Stolbizer y en arriesgar un orden, que de izquierda a derecha sería: Insaurralde, Massa, De Narváez, Stolbizer.
En su edición, el matutino habla de “una postulación determinante”, ya que “Massa confirmó que será candidato y sacudió el tablero político bonaerense”. No obstante, “no incluyó a referentes del sciolismo, pese a las negociaciones”, insiste Marcelo Veneranda pese a la desmentida del tigrense, quien en otra nota responde: “No. Hubo mucho de versiones y poco de verdad en todo eso” a la pregunta: “¿Estuvieron por cerrar un acuerdo esta semana?”. Asimismo, “decidido a esquivar definiciones que lo ubiquen como oficialista u opositor, el intendente de Tigre sólo fue taxativo ante dos escenarios: el rechazo a la re-reelección presidencial y al cepo al dólar”, dice Marcelo Veneranda, autor de la entrevista.
La Nación habla además de “los que ganaron y los que perdieron con la postulación”, anticipándose así al resultado de los comicios. Macri sería “ganador”, aunque luego el diario aclara que se trataría de “un triunfo módico”, mientras que los “perdedores” serían Scioli, quien “quedó descolocado, primero negociando con Sergio Massa y después con el kirchnerismo”; la Presidenta, ya que “la candidatura de Massa reduce notablemente las posibilidades de éxito de su lista en provincia”; y De Narváez, ya que “sus chances se reducen con la postulación de Massa”.
“Malas noticias para Cristina y Scioli”, redunda Joaquín Morales Solá en su análisis de cierre de listas. Y luego desgrana diferentes evaluaciones e hipótesis, desentendiéndose de errores groseros que cometió en análisis anteriores. Dice que “el cristinismo esperó, como siempre, un milagro de última hora”, con lo cual ubica a los partidarios de la Presidenta (a los que obvia tratar de “kirchneristas”) en una suerte de irrealidad. Además, “todo indica que Daniel Scioli entró ayer, sin darse cuenta quizás, en el período de su definitivo eclipse”, cuando hasta hace pocos días era el aspirante a la presidencia preferido de las corporaciones mediáticas.
Según Morales Solá, a Scioli tenía todo para acordar con Massa pero “el miedo lo paralizó”. Luego de elogiar al intendente de Tigre, el columnista sentencia: “el gobernador no ganará nada con su defección de ayer. Es probable que ni siquiera espere ganar algo. Su miedo es la expresión de una personalidad que no ha nacido para pelear. No sabe “hacerlo”. Por todo esto, Scioli se enfrentará a momentos de enorme debilidad. Desde ayer ya no es un peligro electoral para el cristinismo”, concluye.
Y por otro lado, afirma que “el cristinismo está dispuesto a desconocer la Constitución”, tesis ampliada por Mariano Grondona en la nota titulada, precisamente: “El Gobierno desafía la Constitución”, donde el columnista busca otorgar preeminencia a un órgano integrado por magistrados designados por otros poderes del Estado por sobre una Presidenta y un Congreso elegidos por la voluntad popular.

domingo, 23 de junio de 2013

"Hay que defender las conquistas tremendas que se lograron desde 2003"

Insaurralde llamó a realizarlo a través de "un modelo de de crecimiento con inclusión social" y prometió que "vamos por todos los sueños que faltan".


A través de su cuenta en la red social Facebook, el intendente de Lomas de Zamora expresó en primer lugar que integrar la lista de diputados nacionales por la provincia de Buenos Aires por el FpV "representa para mí un orgullo enorme" y luego manifestó que está "enamorado de este modelo de país, de crecimiento con inclusión social" y manifestó su lealtad "a un proyecto colectivo que nos permite soñar un país mejor".

"Con amor y con pasión, encaramos este nuevo desafío, vamos por todos los sueños que faltan en la Provincia de Buenos Aires",
destacó.

En ese marco, aseguró que "las obras estructurales de Lomas (de Zamora) se hicieron y se están haciendo porque hay un Gobierno nacional que sostiene un modelo de país".

"Si algún intendente les dice que esas obras las hizo él solo, les miente. A mí de chiquito me enseñaron a decir la verdad. Hay un Estado presente como nunca antes que gestiona de forma colectiva, que articula la Nación, con la Provincia y nuestros Municipios", escribió Insaurralde en Facebook.

Luego, en otros párrafos expresó su agradecimiento a su familia y a los vecinos de Lomas de Zamora: "Si logramos hacer una buena gestión en el Municipio, es porque ustedes confiaron en mí y trabajamos juntos. Tengan la certeza que Lomas seguirá e estando todos los días un poquito mejor. Jamás dejaré de trabajar para eso".

Por último, recordó al ex presidente Néstor Kirchner: "Néstor, sé que en algún lado estarás leyendo esto: como me dijiste aquella tarde, tenías razón, hay que soñar y trabajar mucho para que los sueños se cumplan".

“La provincia”

En Buenos Aires se eligen 35 diputados de los 127 que hay en disputa. En números redondos, medidos por datos oficiales del año 2011, se expresa ahí el 37,5 por ciento del padrón nacional. La oferta política es por demás miscelánea, ya que el piso del sistema D’Hont le abre perspectivas para llegar a una banca a quien obtenga el 3 por ciento de los votos emitidos. El Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT) arraiga en suelo bonaerense y en el porteño su anhelo de entrar al Congreso.
Entre los partidos con ambiciones más vastas, los análisis previos ranquean en los primeros lugares a las listas del FpV, al Frente Renovador de Massa, al partido del diputado Francisco de Narváez y a la coalición entre el GEN de Margarita Stolbizer que encabeza la lista, el radicalismo y otras fuerzas.
El potencial del FpV es siempre alto y la integración de su boleta ha buscado consolidar la lealtad del “territorio”. Martín Insaurralde, el joven intendente de Lomas de Zamora, primero en la lista, expresa tal intención. Rumbea para el mismo lado la sorpresiva inclusión en uno de los primeros lugares de Verónica Magario, titular del Concejo Deliberante de La Matanza y aliada del intendente Fernando Espinoza. En una nómina que premia la fidelidad durante años difíciles van por la reelección los diputados salientes, con la flamante presidenta del bloque Juliana Di Tullio, segunda en la boleta. En promedio, una oferta fuertemente “K”.
Los encuestadores de distintos palos, incluyendo los cercanos al oficialismo, le atribuyen una alta virtualidad a Massa. El joven candidato, explican los consultores, es un postulante catch all capaz de interpelar a kirchneristas o a opositores acérrimos, tanto como al determinante espacio de los ciudadanos no emblocados o con preferencias más mudables. Las derivas de este sector ciudadano (a ojímetro, un tercio del padrón o un cachito más) cifró los vaivenes de los resultados desde 2005. En particular, desamparó al FpV en 2009 y lo acompañó con entusiasmo en las últimas presidenciales.
Massa ha congregado a algunos intendentes, no tantos como el FpV pero de cualquier modo un caudal atractivo. Se le sumaron la periodista del Grupo Clarín Mirta Tundis, el ex lilito Adrián Pérez y el versátil industrial-político José Ignacio de Mendiguren. Las figuras extrapartidarias, y un dirigente que suele husmear para dónde va el viento pero sin votos propios, no le quitan color peronista a la lista. Mala nueva para De Narváez, que venía bien perfilado en ese espacio.
El entorno de Massa, y el establishment que lo presionó de lo lindo para que compitiera, tratan de instalarlo como favorito para ganar. Es un lugar voluntarista, envidiable, prematuro y riesgoso, porque habilita polarizaciones que lo tendrán como sujeto activo y pasivo.
Su acervo combinaría una alta imagen positiva, consecuencia de un perfil que podemos bautizar como intermedio o light, a gusto del consumidor. Un gestor, un joven con pertenencias políticas itinerantes y por ende no rígidas, una alternativa al enconado panorama general. La pregunta del millón es si el ecumenismo puede mantenerse en medio de una campaña furibunda. El consultor de Poliarquía, Alejandro Catterberg, vaticinó en entrevistas periodísticas que a Massa se le hará muy cuesta arriba conservar la adhesión de votantes tan distintos. Los alineamientos que elegirá, o le impondrán adversarios o aliados, posiblemente lo circunscriban. Aunque, claro, lo anima la ilusión de acrecentar su base, en un entorno de confrontación.
Las ambiciones de Massa (como las de cualquier dirigente político) no son idénticas a las de los poderes fácticos que lo aúpan. Para éstos sería suficiente que fuera un caballo de Troya que debilitara al kirchnerismo, aun sin ganar las elecciones. “Massita” tiene pretensiones más altas, más vale.
Desde 2003 inclusive el peronismo, en sus variopintas vertientes, se queda con alrededor del 60 por ciento de los votos bonaerenses, a veces más. La sobreoferta actual (hay otra lista con el dirigente sindical Gerónimo Venegas) insinúa que la tendencia puede mantenerse, lo que podría no ser tan mala noticia para el espacio panradical socialista. Le da un argumento de campaña (apartarse del rebaño peruca, mechado con acusaciones de kirchnerismo a Massa) y deja un remanente no desdeñable aun en caso de salir terceros.