Powered By Blogger

martes, 30 de julio de 2013

OPERACIONES DE CLARÍN Y LA NACIÓN


C
on encuestas poco favorables para sus intereses, los medios hegemónicos apelan al fantasma del “fraude”.

Ya con previsiones preelectorales no tan optimistas como las presentadas en primer término, la prensa hegemónica ensaya salidas frente al cambio de tendencia que muestran los sondeos, en especial frente a los números poco favorables para su candidato favorito: Sergio Massa.

Por Germán Celesia /



 El domingo, Clarín y La Nación dan a conocer encuestas no tan favorables a Sergio Massa como otras publicadas luego del cierre de listas para las Elecciones Primarias. Clarín opta por darles un espacio secundario y no la primera plana como lo había hecho previamente. La Nación da al estudio que contrató la portada de su edición y luego ensaya diatribas de fuerte contenido antipopular, previniendo la posibilidad de que el oficialismo siga mejorando en los sondeos casi como si se tratara del peor escenario posible para los intereses del País. Como antecedente, hay que tener en cuenta que en los últimos comicios, estas empresas fueron proclives a subestimar el caudal de apoyo del oficialismo.

“Massa lleva una ventaja de entre 5 y 7 puntos”, es el título de una pequeña nota publicada en Clarín, donde sin mayores detalles presenta trabajos datos de trabajos Enrique Zuleta Puceiro y Hugo Haime & Asociados que le darían una ventaja de entre 5,3 y 6,8 puntos sobre Martín Insaurralde.

En cambio, La Nación anuncia en tapa, con datos de Poliarquía: “Massa sigue al frente, pero Insaurralde recorta la ventaja”. Luego agrega: “Con el 32,5% de intención de voto, el intendente de Tigre supera por cinco puntos al candidato oficialista; en 20 días la distancia se redujo un 50%; paridad en el conurbano”. Un dato relevante sería de simple lógica política: “Massa perdió terreno entre quienes dijeron sentirse ‛cercanos′ al Gobierno y creció 4 puntos entre los que se consideran ‛muy lejanos′ (…) a la Casa Rosada”. En otro artículo, anuncia: “En el Gran Buenos Aires la diferencia se hizo mínima”.

El informe se completa con la columna titulada: “Más conocimiento y menos incógnitas”, que firma Fabián Perechodnik .

¿Cómo hacen frente los diarios opositores a estos datos, que marcarían un cambio de la tendencia favorable a Massa que anunciaban tres semanas atrás? Las respuestas son variadas, desde pedidos de “endurecimiento” del perfil opositor del candidato del Frente Renovador hasta denuncias anticipadas de “fraude” en caso de un triunfo del oficialismo.

En Clarín, Eduardo van der Kooy apela a exabruptos de todo tipo para referirse a la Presidenta, e incluso habla, sin ninguna evidencia que lo avale, de “reprimenda presidencial” a Insuarralde. También asegura que “Massa tiene su dosis de fortuna” por ser criticado por el Secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, uno de los blancos preferidos de la prensa hegemónica. “El intendente de Tigre sigue intentado contentar, en simultáneo, al heterogéneo electorado que lo sigue, donde se mezclan un grueso sector antikirchnerista con un bolsón de simpatizantes K. Los dardos contra Moreno y los camporistas, tal vez, conformarían a todos”, asegura Van der Kooy.

Ricardo Kirchbaum titula su artículo: “El futuro del ‛modelo′, en manos de Massa y Scioli”. Allí da por hecha una derrota del oficialismo y afirma: “Scioli aspira a no perder por mucho las primarias. Cristina trabaja duro para aupar a Insaurralde y en las encuestas sus perspectivas son mejores que hace días. El pronóstico es que no habría catástrofe, como se temía, sino sólo una derrota en el principal distrito electoral de la Argentina”. Luego reitera la falacia de suponer que si hubiera una victoria del oficialismo sería a través de alguna trampa. “Si los números están más cerca, los fiscales de Massa y de la oposición deberán estar muy atentos el día de la elección. En agosto y, sobre todo, en octubre”.

La suposición de que si ganara el oficialismo sería por un fraude electoral, es ampliada por La Nación en su edición del lunes, en un artículo firmado por Mariano Obarrio y cuya casi exclusiva fuente es una fundación relacionada con organizaciones como La Sociedad Rural y ex funcionarios de la última dictadura como Manuel Solanet, a la que parecen adherir partidos políticos como el PRO; el Socialismo, la Coalición Cívica y el Radicalismo.

“Difunden consejos prácticos para evitar un posible fraude”, se titula la nota. “En medio de suspicacias por lo que se juega en las próximas elecciones legislativas, un grupo de partidos políticos opositores y la Red Ser Fiscal difundieron consejos prácticos para evitar irregularidades que puedan dar lugar a sospechas de fraude electoral”, dice Obarrio.

Según el hombre de La Nación, “en las elecciones presidenciales de 2011 se registraron decenas de denuncias por irregularidades”, y “muchos fiscales se sorprendieron al ver las actas que difundió el Gobierno con resultados alterados respecto de los originales”. De esta manera, pone en duda por lo menos la magnitud del triunfo oficialista en 2011, aunque carezca del mínimo aval de la Justicia Electoral para su acusación.

Obarrio parece prever alguna “irregularidad o disturbio que se produzca durante los comicios, como faltante de boletas, rotura o incendio de urnas o boletas, amenazas o grupos de personas sospechosas”, además de “voto cadena”.

Consejos y exhabruptos

Los columnistas políticos se salen de sí para aconsejar los próximos pasos del postulante del Frente Renovador. Según Kirchbaum, editor de Clarín, “el intendente de Tigre ya hizo lo principal: se abrió del oficialismo y sepultó la agónica esperanza de plantear por las vías legales la re-reelección de Cristina. Scioli, por su parte, jugando con la divisa de la Presidenta, quiere salvar la ropa, pero no para ayudar a que los Kirchner sigan en la Casa Rosada sino para ser él el heredero (…) Es, otra vez, una interna en el peronismo lo que está dirimiendo la posible candidatura presidencial para el 2015 (…) El problema es que el kirchnerismo, con su sectarismo genético y su incapacidad para abandonar el papel de comisario político que le encanta ejercer (tiene) su futuro (…) en manos de dirigentes a los que no sólo considera ajenos (…) sino enemigos del ‛modelo′ o de lo que queda de él”.

Joaquín Morales Solá, en La Nación, coincide con plantear a los dos bonaerenses como alternativas para la sucesión presidencial, pero a tono de queja, lo que deja traslucir su resistencia a la cultura política peronista. “Las encuestas comienzan a pronosticar una dura polarización entre el cristinismo y el poskirchnerismo en la provincia de Buenos Aires. Esas expresiones las corporizan Sergio Massa, que nació en el kirchnerismo y ahora se propone superarlo, y Martín Insaurralde, aferrado a la Presidenta. El amplio espacio de intención de voto que había entre ellos se está encogiendo. Massa no ha perdido tantos seguidores, pero Insaurralde, antes un desconocido para gran parte del electorado, está creciendo tomado de la incansable mano de Cristina Kirchner”.

Según Morales Solá, “la Presidenta se propone superar el piso del 30 por ciento de los votos que le auguran los encuestadores. Necesitará sumar votos en la homérica Buenos Aires, aun perdiendo, para compensar probables derrotas en otros distritos. Massa aspira a tocar el 40 por ciento de los votos en agosto, que todavía no los tiene, para acercarse en octubre al 50 por ciento, que es su meta real”, asegura. “El problema de la Presidenta – dice el columnista - es que cualquier derrota en Buenos Aires será un enorme fracaso”.

Para el hombre de la Nación y TN; Massa “no quiere enfrentarla directamente para poder conquistar votos de simpatizantes cristinistas, pero, a la vez, el antikirchnerismo le exige una oposición más clara que la que está haciendo”. A la vez, se queja de la falta de alternativas ajenas a la tradición justicialista: “¿Por qué el peronismo expresa en Buenos Aires al oficialismo y a la oposición? ¿Qué pasó con las fuerzas políticas no peronistas?”.

Según el columnista, “un eventual triunfo de Massa le arruinaría a Scioli, además, su proyecto de ser un insuperable candidato presidencial del peronismo en 2015”. Por eso, “la disputa entre Scioli y Massa consiste, al final del día, en determinar cómo será el liderazgo del peronismo cuando ya no esté ningún Kirchner. Massa es un creyente convencido en que la distancia con el cristinismo lo ayudará a hacerse de un poder seguramente vacante. Scioli, un optimista incurable, sostiene, en cambio, que la entrega del poder a él será el último legado de Cristina, cuando ella vislumbre que su único horizonte es el fin”. También en La Nación, Jésica Bossi da por hecha la derrota del oficialismo y afirma que Scioli busca que no sea por más de 8 o 10 puntos y que Massa no supere el 40% de los votos.

El lunes, en Clarín, Eduardo Aulicino retoma el tema de las encuestas. “El cristinismo se siente entonado con el recorte de distancias entre Sergio Massa e Insaurralde. Varias encuestas ubican esa diferencia en torno de los 5 puntos y otras, por encima de 7. Los números parecen acercarse a los pronósticos más mesurados que ya colocaban un resultado de ese nivel como el más posible (…) La difusión de estas cifras abre algunos interrogantes sobre lo que pueda ocurrir en las dos semanas que restan hasta las primarias, y también sobre sus posibles efectos hacia el interior del peronismo. El primer punto es si la Presidenta está colocando en su techo al oficialismo o si aún tiene margen de crecimiento. El segundo es el impacto que puede tener en las otras franjas opositoras una disputa cerrada entre el candidato presidencial y Massa. Si existe una tendencia al voto castigo útil, podría licuarse parte de la franja de los sectores más críticos, en especial de Francisco de Narváez, en favor del intendente de Tigre”, vaticina.

Según el editor de Clarín, “el repunte de Insaurralde, luego del impacto inicial que provocó Massa con su decisión de competir, es atribuido centralmente a la Presidenta. Daniel Scioli también aporta a la tarea de apuntalar al intendente de Lomas, pero es considerado un socio coyuntural, necesario pero no deseado. Los gestos de convivencia son actuados en la superficie, aunque por lo bajo nadie en el círculo cristinista ha modificado su calificación sobre el gobernador: sigue siendo un enemigo, en especial porque mantiene sus esperanzas de dar batalla por la candidatura de 2015”, asegura. Quiere evitar a toda costa la sensación de concordia en el oficialismo.

El análisis de Jésica Bossi en La Nación tiene puntos de coincidencia. El artículo se titula: “Con su futuro en juego, Scioli gana protagonismo”. Afirma que “suma su presencia en actos y spots para apuntalar a los candidatos oficiales y, sobre todo, neutralizar a Massa”. Según la periodista,
“se convirtió en una figura clave en la campaña electoral del kirchnerismo, después de sellar una ‛paz forzada′ -como definen en la Casa Rosada- para satisfacer necesidades mutuas: Cristina Kirchner quiere mejorar la performance oficial en las urnas y el gobernador bonaerense apuesta a mellar las chances del rival de más peso, Sergio Massa, para mantener en pie su propio proyecto presidencial”. El lunes, El Día publica una nota similar titulada: “Scioli se instaló como uno de los grandes protagonistas en la campaña del oficialismo”. 

Ya domingo, Marisa Alvarez se permite hablar en el diario platense de “virtual empate” entre el oficialismo y el Frente Renovador, lo que “genera en el kirchnerismo un notorio entusiasmo (…) Es que las proyecciones de esos datos, que obviamente tienen en cuenta el caudal histórico del kirchnerismo, le permiten también al oficialismo confiar en una posible victoria el 11 de agosto”. El lunes el diario titularía: “Se polariza la elección bonaerense, según las encuestas” una reproducción de lo publicado el domingo.

El diario platense publica también el domingo una entrevista a Massa en la cual no hay una sola pregunta referida a sus propuestas para el Congreso de la Nación, con lo cual hace poco para echar luz sobre su posición respecto de diversas cuestiones. El título de la entrevista apenas lo muestra como contrario al gobierno: “Dejamos el oficialismo para no volver nunca más”. El candidato dice que en el kirchnerismo “hay un autismo, un encierro, en la relación con la sociedad que es irrecuperable”, pero no habla sobre sus propias ideas.

domingo, 28 de julio de 2013

Más datos sobre tendencias

Los detalles de Poliarquía, en cuanto a la intención de voto (Fuente: La Nación - reedición DsD)

Números que ilusionan al FpV

En su nota central, el diario centenario registra que a dos semanas de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), la brecha entre Massa e Insauralde se achicó a cinco puntos. Recuerda que hace dos semanas atrás, ambos estaban separados por once unidades. Explica que la principal diferencia se observa en el Gran Buenos Aires, porque la distancia pasó de doce puntos “a apenas un punto”.
Los detalles de Poliarquía, en cuanto a la intención de voto (Fuente: La Nación - reedición DsD)

Los detalles de Poliarquía, en cuanto a la intención de voto (Fuente: La Nación - reedición DsD)
De ese modo, pasan en limpio las nuevas cifras: Massa encabeza el sondeo con un 32,5% y es seguido de cerca por Insaurralde (27,4%). La lista la completan Francisco De Narváez (Unión por la Libertad), con un 13,1%, y Margarita Stolbizer (Frente Cívico), con una intención del 11,7%.
Los detalles de Poliarquía, en cuanto a la
En un espacio muy escueto, Clarín menciona dos estudios que siguen dando como ganador a Massa. Informa que Enrique Zuleta Puceiro, de la consultora OPSM, prevé una diferencia del 5,3%. Y que Hugo Haime & Asociados cree que la brecha es del 6,8%.

- See more at: http://www.diariosobrediarios.com.ar/dsd/notas/1/10334-sergio-massa-protagoniza-un-domingo-gris-a-nivel-electoral.php#.UfXDotLPEgF

A dos semanas de las PASO, se empieza a ver más claro

A medida que se disipa el humo de los fuegos artificiales de la presentación de los candidatos y el comienzo de la campaña, el panorama, con las primarias en el horizonte, se empieza a ver un poco más claro y se confirman algunas presunciones: Cristina se puso al hombro la tarea proselitista por la candidatura de Martín Insaurralde, a Sergio Massa le empezó a crujir el armado heterogéneo que concibió y una vez más se instaló la elección en la provincia de Buenos Aires como “la madre de todas las batallas”, esta vez con más exageración que en otros comicios cuando sí ameritaba ese lugar común.
La matemática más elemental habla por sí sola de la decisiva incidencia bonaerense en cualquier elección. Tiene el 38% de los votantes. Aunque más ajustado, en esta votación que es sólo legislativa, sería poner el peso en los diputados que aporta sobre el total de los que serán electos en todo el país: el 27%.
Es natural que Massa y los medios de comunicación que lo apoyan, con el Grupo Clarín a la cabeza, quieran sobredimensionar el factor Buenos Aires. De hecho, Clarín destaca habitualmente que “Massa es el único que le puede ganar a Cristina”. No dice que Juan Schiaretti, candidato del gobernador José Manuel De la Sota en Córdoba, le puede ganar a Cristina; ni que Sergio Bergman, candidato de Mauricio Macri en la Capital Federal, le puede ganar a Cristina; ni que Hermes Binner en Santa Fe le puede ganar a Cristina. Y todo indica que estos son tres distritos donde el kirchnerismo puede perder de manera contundente. La estrategia es acertada: buscar darle dimensión nacional a un triunfo de Massa en la provincia para poder proyectarlo con más fuerza hacia el 2015 y resaltar una derrota del oficialismo en la coyuntura.
Es cierto que a veces el valor simbólico de un resultado excede el recuento de votos. El ejemplo más cercano es el del 2009, cuando el kirchnerismo se impuso en el total de país, pero la victoria de Francisco De Narváez sobre Néstor Kirchner, Daniel Scioli y Massa en la provincia de Buenos Aires, aunque muy ajustada, tuvo un impacto político muy fuerte. Y tenía lógica: el que encabezaba la lista, el que perdió, fue nada menos que Néstor Kirchner.
Esta elección, en ese sentido, no se puede poner en el mismo nivel. Massa, si gana, le ganará a Insaurralde. Aunque Scioli lo acompañe todo el tiempo (hasta en cinco actos por día como se vio) y Cristina se ponga al frente de la campaña como lo está haciendo, el triunfo o la derrota será de Insaurralde. En todo caso quedará en manos del Gobierno cómo explotar el triunfo a nivel nacional, que se preanuncia como más amplio que el de 2009.
Puede sobrevolar la idea de que Cristina arriesga más de la cuenta haciendo una campaña tan intensa y asumiendo el protagonismo. Pero la decisión está empezando a darle resultados a juzgar por las últimas encuestas, que muestran que la brecha entre Massa e Insaurralde se achicó. Casi todos los encuestadores marcan una reducción cercana a la mitad de los puntos que los separaban un mes atrás. Para simplificarlo en números brutos: si antes Massa aventajaba a Insaurralde por 11 puntos, ahora le lleva 6.
Ese cambio no sólo es mérito del intenso trajinar de Insaurralde (mostrándose un día con decenas de intendentes de la provincia, otro, con los dirigentes de la CGT), de la presencia diaria de Cristina y de la fuerte campaña del oficialismo por desambiguar a Massa y mostrarlo claramente como opositor. Es posible que también hayan influido en la merma de Massa en las encuestas algunos de los integrantes de la alianza que montó el intendente de Tigre, cuyas contradicciones vieron la luz demasiado pronto.
En buena medida para que eso ocurriera ayudó Macri y sus principales funcionarios al salir en fila a declarar su rotundo apoyo a Massa. Esto hizo que uno de sus principales candidatos, el intendente de Almirante Brown, Darío Giustozzi, intentara despegarse del PRO. Es que Giustozzi algo tenía que decir para marcar un poco de terreno y conservar el escaso respaldo que le queda entre lo que fue su propia fuerza. Llegó a la intendencia de la mano del Movimiento Evita, fue uno de los jefes comunales que más apoyo recibió de Cristina y cuando anunció su alianza con Massa le renunció más de la mitad de su gabinete. Giustozzi dijo que el PRO quería que lo inviten a la “fiestita de cumpleaños”. De hecho ya estaban invitados desde el momento en que tres de sus dirigentes –Soledad Martínez, Gladys González y Christian Gribaudo– integraron la lista de Massa. Pero eso era más fácil de disimular que las declaraciones tan explícitas del propio Macri, que ante la respuesta de Giustozzi redobló la apuesta. Dirigiéndose directamente a Massa le dijo que “sería bueno que aclare algunas cosas, porque la gente me pregunta si es o no es de los nuestros”.
Lo hizo en medio del festivo despliegue mediático por la inauguración de los carriles exclusivos para colectivos en la avenida 9 de Julio, el acto de campaña más importante del PRO hasta el momento.
Es previsible que Massa siga desentendiéndose de dar las definiciones que le piden Macri y el Gobierno, aunque algunos hechos hablen por sí mismos, como la foto en Pergamino con uno de los integrantes de la Mesa de Enlace, Ricardo Buzzi, ante quien prometió trabajar para que los productores rurales no paguen impuestos a las ganancias.
También es previsible que Macri siga practicando con Massa el abrazo de oso, como el que le dio el ex secretario de Transporte Ricardo Jaime al Gobierno, quien luego de presentarse a la Justicia tras permanecer algunos días prófugo, declaró muy suelto de cuerpo que sigue militando en el kirchnerismo. Esto obligó a que dirigentes kirchneristas, aunque sea para marcar distancia, tuvieran que salir al ruedo a hablar de Jaime.
Eso ocurrió al comienzo de una semana signada por la decisión de postergar el tratamiento en el Senado del pliego con la propuesta de ascenso del general César Milani luego de que se confirmara que había firmado el parte informando la deserción del conscripto Alberto Ledo, cuando en realidad estaba desaparecido. En su defensa Milani dijo que le tocó por azar firmar ese parte, ya que lo hacían de manera rotativa entre cuatro jóvenes oficiales y, que, por supuesto, no sabía el verdadero destino de Ledo.
Lo curioso fue ver, leer y oír cómo en plena campaña personas que jamás se conmovieron por las violaciones a los derechos humanos se escandalizaban por el rol que le cupo a Milani y porque Cristina lo había propuesto para comandar el Ejército.
Uno de los puntos más altos de la sobreactuación lo alcanzaron los senadores de la UCR Ernesto Sanz y Gerardo Morales que denunciaron penalmente al secretario de Derechos Humanos de la Nación, Martín Fresneda, acusándolo de haber ocultado la información sobre la existencia de aquel parte. Fresneda no sólo lo negó, sino que les recordó a los senadores que él es hijo de desaparecidos y que ellos integran el partido que votó las leyes de Obediencia Debida y Punto Final.
No sólo por eso llamó la atención el radicalismo. De los spots de campaña que comenzaron el lunes pasado, el que protagonizan Ricardo Alfonsín y Margarita Stolbizer, fue uno de los más comentados por su pobre factura. La idea es mostrar un país dividido, que los candidatos, si son electos diputados, lograrán unir. El mismo concepto de unión repite el spot de Massa, aunque, en este caso, muy bien logrado en términos publicitarios. En plan de repetir consignas el PRO apeló al “juntos podemos”, ya usado en otras campañas por otros partidos. Contrariando esa apelación general a la unidad sin mayores contendidos, De Narváez hizo un spot agresivo con gente enojada que odia a la Presidenta. Quizá por eso sobresalga junto al del oficialismo. Porque éste apela a una idea que contradice a las anteriores, basadas en negar la conflictividad. “En la vida hay que elegir”, es el eslogan que concluye una serie de hechos entre los que eligió el Gobierno.
Justamente, es la Presidenta la principal protagonista del spot, a tono con lo que sucede en la campaña. Porque como viene ocurriendo desde 2003 la mejor publicidad del Gobierno son los actos de la administración, que esta semana, por ejemplo, llevó el salario mínimo a 3.600 pesos, que beneficia principalmente a los trabajadores precarizados o en negro, y anunció que se reintegrará en agosto el monto de impuesto que fue descontado del aguinaldo pagado en julio.
Estas medidas no sólo pueden ayudar a Insaurralde, sino también a Daniel Filmus y Juan Cabandié, que día a día caminan los barrios de la Ciudad de Buenos Aires. Sin contar con el despliegue que Cristina hace en la provincia, los candidatos porteños del oficialismo se las arreglan como para llegar a un resultado decoroso en un distrito que siempre le da la espalda al peronismo.
Mañana comenzará la penúltima semana de campaña de las PASO y los medios, ya con el papa Francisco de nuevo en Roma y fuera de los espacios centrales, empezarán a concentrarse más en los candidatos. Sin embargo, un tema irritante promete protagonismo noticioso: la fuga del Hospital Militar de dos represores condenados en San Juan por delitos de lesa humanidad.
Al Gobierno le preocupa el tema y además de ofrecer dos millones de pesos de recompensa para quienes aportes datos sobre el paradero de cada uno de ellos, ya comenzó una investigación, que incluye no sólo las características de la fuga del hospital, sino los motivos del traslado de San Juan a Buenos Aires, ya que, según dijo el ministro de Justicia, Julio Alak, “podrían haber sido asistidos en el lugar donde se encontraban detenidos”.
La fuga también dejó abierta en el Gobierno una pregunta aún sin respuesta: ¿fue casualidad que se haya producido en medio de la polémica por el ascenso de Milani?.


Daniel Miguez

Massa y la realidad argentina

Ante todo, cuando apenas faltan dos semanas para las PASO, conviene destacar que Sergio Massa, el pasado 22 de junio, tomó una decisión trascendental: saltó del Frente para la Victoria con la expectativa de convertirse en 2015 en el presidente de la Argentina. Es cierto, ya desde mediados del año pasado, las encuestas de opinión pública le devolvían una imagen muy buena en la provincia de Buenos Aires. Como parte del impacto que podía significar su lanzamiento, a los pocos días, las encuestas de varias consultoras lo colocaban diez puntos por encima de Martín Insaurralde, el candidato elegido por Cristina Kirchner para encabezar la lista de candidatos a diputados. Pero, sorpresas te da la vida, los mismos analistas de opinión detectaban que muchos de los consultados creían que Massa era el candidato de Cristina y muchísimos más no tenían registrado al también joven intendente de Lomas de Zamora. Con el correr de los días, al circular por los actos y los medios, las cosas se van aclarando y la brecha se redujo entre un 30 y 40%. Es difícil, en la volatilidad electoral de estos tiempos, saber si eso es una tendencia lineal. No hay quienes arriesguen, con seriedad, cifras sobre lo que pueda ocurrir en la provincia de Buenos Aires el próximo 11 de agosto.
Se pueden armar varios escenarios y en la mayoría Massa queda bien parado en cuanto a la eficacia en las urnas. Sin embargo, escollos te da la vida. El primero es que en el distrito bonaerense, dentro de dos semanas lo que se conocerá será una encuesta precisa, chequeada, pero en las PASO no se decide nada. Con ese partido amistoso, cada expresión política se preparará para consolidar sus fortalezas, tratar de detectar mejor las debilidades de sus oponentes y ajustar lo que técnicamente será la campaña electoral de cara a los comicios del 27 de octubre. Esos sí serán inapelables.
En esta elección de agosto, los candidatos y sus equipos de campaña tendrán la posibilidad privilegiada de evaluar en qué distritos están bien, escanearán los distintos conglomerados urbanos para ver cómo votaron los sectores más postergados y cómo los sectores medios y evaluarán las conductas de los sectores rurales.
En principio, las encuestas muestran a Massa con mayor intención de voto en sectores medios donde el peronismo no es vivido con pasión, pero también cosecha adhesiones de algunos que votaron a Cristina para Presidenta en 2011 y que ahora tienen posturas fluctuantes o que se sumaron a una nueva ola antikirchnerista estimulada con mucha eficacia por los medios de comunicación opositores.
En tren de mencionar muy someramente los escenarios que realizan los sociólogos que trabajan en campañas electorales, salvo que Massa saque una diferencia muy importante sobre Insaurralde, el intendente de Tigre presenta flancos débiles. El primero es la heterogeneidad de las fuerzas que integran el Frente Renovador y la escasa o nula plataforma política y consistencia de identidad de esa fuerza. En principio, ese frente no tiene ni siquiera una página web donde un ciudadano inquieto pueda consultar algo que vaya más allá de poner una papeleta en la urna. Podría pensarse como una desconsideración al hombre o la mujer de a pie que se interesa en la política. Pero también debe constatarse que si Massa hubiera fijado una pequeña estructura de hormigón de su propuesta, tendría que haber renunciado a tener semejante diversidad de figuras.
En los últimos tiempos, en ámbitos académicos, se habla bastante de los partidos “atrapa todo", un concepto estudiado por el cientista alemán Otto Kirchheimmer, de la Escuela de Frankfurt, y que consiste, sintéticamente, en la reconversión de un partido de masas en una agencia electoral. Massa prefiere no definir cuánto grado de peronismo y hasta de kirchnerismo tiene como ADN el Frente Renovador, cuyas autoridades, sedes partidarias y programas son, por lo menos, difusos.
Los distintos vectores que confluyen en el discurso político del intendente de Tigre son difíciles de conjugar. No puede dejarse de lado la inclusión del consultor Sergio Bendixen en la campaña. Algunos resaltan la nacionalidad peruana de Bendixen, lo cual es un error grosero. El tocayo del intendente de Tigre creó en 1984 una sociedad dedicada a hacer prensa a candidatos norteamericanos orientada al "voto hispano" en los Estados Unidos. Su pasaje como analista político en ese país, tal como lo declara la página web de Bendixen & Amandi, fue en las cadenas Univisión, Telemundo y CNN en español, todas enfáticamente opositoras al proceso abierto en América latina en los últimos años con líderes como Hugo Chávez, Lula, Rafael Correa, Evo Morales así como Néstor y Cristina Kirchner. Cabe recordar que, tanto con Néstor como con Cristina, Massa tuvo su salto a la política grande y que recién se distanció del kirchnerismo el pasado 22 de junio.
Además de traer un experto en "voto hispano", Massa eligió para el diseño publicitario a Ernesto Savaglio, quien trabajó junto a Ramiro Agulla en la campaña que llevó a Fernando de la Rúa a la Casa Rosada. Sin desacreditar la competencia publicitaria de Savaglio, es difícil pensar que el intendente de Tigre no tenga algún vínculo identitario con un publicista que, además de ser eficaz para mercantilizar la política, fabricó spots con abono de la derecha liberal del radicalismo y que luego tuvo un pasaje conflictivo junto a Mauricio Macri.

Postkirchnerismo y antikirchnerismo. El primer resultado que espera Massa es capturar el voto de la no política e incluso el de la antipolítica. De allí que se mostró por mucho tiempo en los programas de televisión que no pueden ser catalogados como parte del menú tradicional del periodismo político. En esa dirección trajo a Roger Federer o armar} un carnaval en el delta del Tigre como si fuera la Venecia vernácula. Hay que decirlo, espectáculos bien montados y del gusto de casi todos. Pero, ¿dónde está la propuesta política? Es esa: hacerse conocer, ganar en imagen nacional, cumplir con un plan promocional que no se asiente en la realidad: Massa, joven brillante, llegó a la Anses de la mano de Eduardo Duhalde en 2002, Kirchner lo ratificó, luego le ganó la intendencia a Ricardo Ubieto el mismo día en que Cristina ganaba la Presidencia. Menos de un año y medio después, ante la renuncia de Alberto Fernández, dejó Tigre para ser el jefe de Gabinete, cargo que ocupó un año. Después, con matices diferenciales, como tienen la mayoría de los dirigentes, se mantuvo dentro del Frente para la Victoria. Fue parte de un proyecto político al que dejó sin mayores explicaciones tras haber recibido todo el apoyo que pudo desde el Estado nacional. Con una gestión municipal con logros a la vista y con un déficit cloacal, por ejemplo, que nada tiene que envidiarles a los distritos más desprotegidos.
El desafío de Massa, quizás asesorado más por las encuestas que por la política cruda, consiste en fabricar un discurso no confrontativo, tal como demandan los encuestados. Cualquier análisis que trascienda las semanas de fiebre electoral sabe que eso puede ser humo y que no es fácil hacer convivir tradiciones políticas tan diversas como la derecha macrista y algunos cristinistas desencantados. Pero a Mauricio Macri, huérfano en la provincia de Buenos Aires, le interesa colgarse de la sonrisa de Massa sin importarle lo que piensen Darío Giustozzi o Felipe Solá, las voces peronistas con las que Massa quiere cosechar entre sectores del peronismo bonaerense. Giustozzi porque parecía un kirchnerista convencido y Solá porque podría expresar al peronismo renovador liderado por Antonio Cafiero hace dos décadas.
Es cierto que hay porciones electorales con fuerte raíz antiK y que hay porciones desencantadas del kirchnerismo. Pero Massa corre el riesgo de pensar en probarse el sobretodo de piel de oso antes de cazar al oso. ¿Está finiquitado el kirchnerismo? ¿Alguien cree que la presencia de Daniel Scioli como un pilar fuerte en esta campaña es ajena a las variantes que tiene el Frente para la Victoria?
No es una novedad que las instituciones políticas fueron inundadas por las prácticas de culturas híbridas y que las identidades rígidas corren el riesgo de convertirse en fábricas de nostálgicos. Lo experimenta la Iglesia Católica de modo crítico. ¿Alguien diría que el Vaticano está en vías de extinción? Es prematuro casarse con teorías apocalípticas aunque abunden los signos de fin de época.

Los flancos que están a la vista. América latina no logró el Banco del Sur, tiene organismos de integración regional debilitados y todo indica que se abrieron nuevos escenarios bastante preocupantes. Juan Manuel Santos es una derecha inteligente que dejó atrás al untrarreaccionario Álvaro Uribe. Tabaré Vázquez o Michelle Bachelet no tienen mucho en común con Rafael Correa y Evo Morales. Los tratados de libre comercio con Estados Unidos se diseminan. La Alianza del Pacífico es un pacto comercial que extiende los valores neoliberales desde el sur de Chile hasta México. Brasil vivió sacudones sociales días atrás que el Partido dos Trabalhadores no pudo ver, absorbido por los desgastes propios de la gestión continua de 12 años. El chavismo sin Chávez no es fácil: el Partido Socialista Único de Venezuela no hizo una brillante elección con Nicolás Maduro, que devaluó dos veces el bolívar antes de los comicios y la inflación golpea a los sectores humildes de un país rico en petróleo. América latina tiene la gran ventaja de ver sus productos primarios con precios elevados en el comercio mundial, pero vive un capitalismo globalizado en el que sus ventajas comparativas no pasan por la alta competitividad de algunos sectores industriales, salvo Brasil.
El kirchnerismo no es ajeno a este escenario: desde una balanza comercial energética híperdeficitaria hasta un freno en el superávit fiscal primario, inflación y dificultades para generar condiciones de inversión sostenidas.
Las resistencias y luchas de los pueblos latinoamericanos a lo largo de los noventa y la primera década de este siglo, conjugadas con las grandes ventajas de los términos de intercambio, sin embargo, trajeron aire fresco a la región. Volvieron a ponerse en marcha fuerzas políticas y sociales que a lo largo del siglo XX fueron objeto de golpes de Estado y persecución política de Estados Unidos y las oligarquías locales.
El kirchnerismo expresó –y expresa– la variante argentina de ese fenómeno regional de asunción de principios de soberanía y lucha por la igualdad. Sin perjuicio de ello, la lectura dogmática que pretenda desconocer las grandes concesiones al gran capital transnacional sin grandes beneficios a cambio operados en estos años, lleva a una defensa sobreactuada del "modelo".
Los movimientos pendulares en este continente hacen difícil de prever una profundización hacia la izquierda de los logros de estos años. Más bien, la extranjerización y concentración en menos manos de los principales 200 conglomerados empresarios son un resultado que no debe desalentar pero que sí debe ser asumido con madurez y responsabilidad por quienes tienen la responsabilidad del Estado. La década kirchnerista puede ser vista como ganada, empatada o perdida. Lo que hiere la inteligencia es que sea tomada como un bloque único. Peor aún es anteponer el liderazgo político a los resultados económicos en un país periférico. Una de las grandes capacidades del peronismo en sus versiones combativas y latinoamericanistas es haber entendido –mejor que la izquierda no peronista– el fenómeno de la dependencia. Analizar la política sin reconocer la dependencia de los centros de poder, lleva a no entender que la autonomía y soberanía económicas es imprescindible. Tan imprescindible como difícil de lograr sin conjugar recursos tecnológicos, financieros, humanos y de políticas sostenidas de Estado.
Massa podría haberse quedado en el espacio del Frente Para la Victoria. Podría haber elegido ir a internas abiertas y desafiar la conducción el 11 de agosto. Pero, claro, eso era meterse en un camino arduo, demasiado comprometido. Al abrirse, se sinceró, busca posicionarse ante este escenario como una opción confiable. Sin reparar en el costo que paga una Nación cada vez que es avasallada por el gran capital foráneo. Pero que Massa se haya abierto es también una interpelación, un llamado serio de atención al gobierno. Massa evita los debates abiertos de los temas de fondo, pero suma con ese discurso distendido, canchero.
El kirchnerismo no solo puede amigarse con el estilo, que de hecho lo están haciendo Insaurralde y otros candidatos. Además, parece necesario que el Frente para la Victoria y el peronismo se abran para escuchar voces internas y de gente independiente para la cual, por ejemplo, no es lo mismo nacionalizar el 51% de las acciones de YPF que firmar un acuerdo con Chevron ni es lo mismo viajar en trenes gestionados por concesionarios poco presentables mientras el Estado sigue invirtiendo muchos recursos para mantener la aeronavegación comercial, que no representa ni el 3% de la gente que viaja en colectivo o en tren. La convicción de que los debates y la rectificación de rumbos debilitan la conducción del modelo también, paradójicamente, ayudan a que Massa, sin propuestas de fondo, haya dado un salto y se postule como la gran solución argentina.


Confirmnan que Massa baja, que crece Insaurralde y hay ya empate en el conurbano

Cómo comentamos en el post anterior y cuando faltan sólo dos domingos para las elecciones primarias del 11 de agosto Martín Insaurralde acortó a la mitad la distancia que lo separa de su rival Sergio Massa que concentra el 32,5 por ciento de la intención de voto, frente al 27,4 por ciento del kirchnerista. 
Menos de un mes atrás, en el inicio de la campaña, esa distancia era de once puntos.
Las cifras surgen de una encuesta de Poliarquía Consultores para La Nación.
En términos territoriales, el achicamiento de la brecha se nota particularmente en el Gran Buenos Aires, donde la distancia entre ambos pasó de 12 puntos a apenas un punto.
De ese contraste resulta que en el lapso transcurrido entre una medición y otra, Insaurralde recortó la diferencia 5,8 puntos porcentuales en la provincia.
En términos generales, Massa perdió un 1,2% de intención de voto (a principios de mes había registrado el 33,7%), mientras que Insaurralde sumó 4,6 puntos a los 22,8 registrados por la primera encuesta, realizada en la primera semana de julio.
En el tercer lugar, con 13,1% de las preferencias, se mantiene Francisco de Narváez, y cuarta sigue Margarita Stolbizer, con 11,7%.

lunes, 22 de julio de 2013

LAS INDEFINICIONES DEL CANDIDATO

Los medios y la doble presión para Massa.


El postulante del Frente Renovador sigue sin opinar sobre diversos temas que debería abordar como diputado nacional, pese a las presiones de los medios para que critique al gobierno y de los encuestadores para que no se muestre como opositor neto.

Por Germán Celesia 
Más allá de las especulaciones sobre su carrera política posterior a los comicios legislativos, Sergio Massa se propone ante los electores bonaerenses como candidato a ocupar una banca en el Congreso Nacional, lugar donde fueron sancionadas diversas iniciativas emblemáticas para el kirchnerismo, como el traspaso al Estado de las acciones de YPF, la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual o la nacionalización de las AFJP. Cómo actuará frente a debates de esa magnitud es en buena medida una incógnita, debido a la falta de definiciones del postulante opositor respecto de diversos temas de debate, e incluso sobre alianzas políticas de su propio espacio. Esta relativa prescindencia del debate político de ideas no convence a la prensa hegemónica, que busca que se defina de forma decidida como opositor al gobierno.

Un ejemplo de estas presiones mediáticas se encuentra presente en el artículo titulado: “Sin palabras para la coyuntura”, publicado hoy en Clarín. “Sergio Massa se niega a hablar de la causa que compromete a Ricardo Jaime. Tampoco se pronuncia sobre el acuerdo del Gobierno con Chevron. No dice una palabra del discurso de Cristina. Y menos quiere hablar de Martín Insaurralde, su rival K, quien comienza a castigarlo en los discursos para polarizar en el tramo final de la campaña”, se queja el matutino.

“No sabe no contesta, parece ser la consigna de estas horas del candidato del Frente Renovador. Clarín le hizo ayer todas estas preguntas durante su visita a Mar del Plata. Masa contestó: ‛Estoy en campaña, no quiero hablar de la coyuntura. Recorro la provincia para escuchar a la gente. Prefiero hablar menos y hacer más′, sostiene. En su entorno admiten que Massa busca evitar las polémicas y confiesan que el temor es que una declaración desafortunada lo haga retroceder en las encuestas. Insisten con que las prioridades de los medios no son las de la gente”.

Infocielo pone números a la suposición de Clarín: “El 87% de los encuestados todavía no sabe a quién votará en respuesta espontánea. Además se relaciona a Massa con el Gobierno”, dice. Según el portal, “una nueva encuesta pone paños fríos a la algarabía que exhibe el massismo. Pese a que el intendente de Tigre siga posicionado en primer lugar la falta de respuesta espontánea y los indecisos moverían los números de cara a octubre”.

La encuesta de Carlos Fara & Asociados sostiene que “el 32 % cree que Sergio Massa es un aliado del Gobierno”. Para el consultor, “si los que dicen votar a Massa pero al mismo tiempo se asumirían kirchneristas (7 % del electorado) más los indecisos en la misma condición son proyectados hacia Insaurralde, el resultado es muy distinto: en ese caso el intendente de Lomas se impondría al de Tigre por 36 % a 32” en lugar de la diferencia destacada por el portal La Tecla a partir de la misma encuesta: “Massa, 12% arriba de Insaurralde”, dice. "Cuando se establezca que el kirchnerista es Insaurralde, esa diferencia de 10 o 12 puntos es probable que se achique”, afirma el consultor.

Por su parte, para el diario El Cronista “la disputa bonaerense entre el kirchnerismo, De Narváez y Massa (es) eje del escenario electoral”, ya que “según consultores, serán los principales competidores de los comicios de agosto.

La Nación, en tanto, se ocupa de dar por descartadas las chances de Francisco de Narváez y pronostica un realineamiento con el elegido por los medios dominantes. “Moyano y Massa tienden puentes para después de octubre”, se titula un artículo firmado por Nicolás Balinotti . Según el periodista, “la alianza electoral que cerraron Hugo Moyano con Francisco De Narváez está cruzada por sospechas e incomodidades. Lo que fue en principio una decisión puramente pragmática parece hoy una suerte de bomba de tiempo. Hierven las sospechas de traición y la confusión crece cada vez que se intenta mirar más allá de las elecciones legislativas del 27 de octubre próximo. En este contexto, subterráneamente, el jefe camionero comenzó a tender puentes con quien será su rival en las urnas: Sergio Massa”, especula.

Además, “las diferencias entre los equipos de Moyano y De Narváez son indisimulables, a pesar de los esfuerzos por pulir el acuerdo. Las actos proselitistas corren, hasta ahora, por caminos separados. En su afán de acercar posturas, el empresario incorporó a su retórica de campaña la agenda de reclamos sindicales que suele reivindicar la CGT moyanista. Es un paso, y Moyano lo valoró. Sin embargo, por lo bajo, el jefe de los camioneros tiende puentes con Massa, que parece no cerrarle las puertas a nadie. Todavía nada está definido”.

En el mismo sentido, La Tecla habla de una “alianza entre diputados macristas y massistas”, ya que “distintas versiones indican que se sumarían los legisladores de PRO Peronismo al bloque del Frente Renovador en la Legislatura bonaerense”. Sucedería “luego de que tanto el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, como la precandidata a senadora nacional por el PRO Gabriela Michetti anunciaran la alianza entre su partido y el Frente Renovador que lidera Sergio Massa en la provincia de Buenos Aires. El Día publica un artículo similar titulado: “Versiones de realineamientos entre legisladores massistas”. También divide su espacio entre Massay el candidato oficialista en la nota: “Massa se concentra en el interior e Insaurralde refuerza el Conurbano”. Según Clarín, “en Mar del Plata, Massa habló de sus proyectos contra la inseguridad”, según una crónica firmada por Santiago Fioriti. “Dijo que se necesitan 1.300 cámaras y más móviles en la ciudad”, destaca, aunque no se trate de una cuestión que sea competencia nacional.

domingo, 21 de julio de 2013

Construyen el primer barco a energía solar argentino


Es un proyecto ambicioso pero se animaron, luego de la experiencia de competir durante dos años en el rally ecológico de Atacama, en Chile, con un auto impulsado con energía solar que armaron junto a la Universidad Tecnológica (UTN) de Santa Fe. 

El equipo de estudiantes y docentes que participó pensó en reproducir una experiencia similar como anfitriones, pero a través de un certamen en el río, aprovechando las posibilidades de navegación del Paraná. Así fue que organizaron la Regata Solar Bicentenario, que se desarrollará entre el 6 y el 8 de diciembre y será la primera de América Latina con estas características y la sexta a nivel mundial. 

“Cursamos la invitación a universidades de distintos países y tenemos muchas expectativas”, contó Luciano Ríspoli, uno de los mentores de esta iniciativa. A su vez, comentó: “También estamos preparándonos para empezar en agosto, luego del receso, a construir nuestra propia embarcación con paneles fotovoltaicos y así poder competir como locales. Son barcos que alcanzan una velocidad promedio de 20 kilómetros por hora”. 
Para definir al ganador, un jurado de la UTN Regional Paraná evaluará los atributos técnicos de cada una de las naves que participe. Luego, la propuesta es unir Villa Urquiza con la capital provincial mediante una prueba de velocidad. Por último, se realizará una carrera de resistencia de tres vueltas sobre “el imponente paisaje ribereño de la ciudad enfrentando al mismísimo río Paraná”, se especifica en el sitio oficial del evento. 
Por otra parte, Ríspoli manifestó que la energía solar está cada vez más difundida para aplicarla en distintos ámbitos: “Se usa en la actualidad para la alimentación eléctrica de viviendas, no solo para la parte térmica sino también para refrigeración. En algunos lugares del mundo se utiliza inclusive en barrios enteros y en vehículos para transporte de pasajeros”. 

Experiencias regionales 
En referencia a la construcción de embarcaciones similares a la que se proyecta hacer en la UTN, Ríspoli indicó que en la localidad de San Lorenzo existe una lancha construida por un particular, que la utiliza para distintas travesías en su ciudad y que incluso estuvo presente en Paraná exhibiendo su vehículo fluvial en el marco de las celebraciones del Bicentenario el mes pasado. “También en 2011 llegó a la capital provincial para exponer su lancha en la sede de la universidad”, acotó. 
Se trata de Lucas Hazzi, a quien le llevó un año y 10 meses terminar el armado. “La bauticé Sun y se convirtió en la primera embarcación argentina en ser impulsada por energía solar de disposición multicasco o catamarán, utilizada para navegación deportiva o recreativa en diferentes espejos de agua. Fue pensado y desarrollado para ser impulsado por un motor eléctrico abastecido de energía por módulos fotovoltaicos”, contó a diario Uno el autodidacta oriundo de la provincia de Santa Fe. 
Hace tres años que construyó su embarcación como un hobby. “Lleva todo un proceso. Hay que hacer un molde, saber trabajar el plástico, conocer los tiempos de reticulado y de fraguado, también la temperatura y la cantidad de laminado que se debe dar para lograr resistencia y rigidez”, aseguró. 
A la vez, explicó que “la mía es una embarcación para dos pasajeros y desde agosto hasta abril salgo a navegar todos los fines de semana, después no por el tema del frío”. 
También aseveró que “el 60% de la velocidad que alcanza la embarcación se consigue directamente con el sol y me sobra para almacenar energía en los acumuladores”. 
“Hay que valorar un montón de cuestiones, porque una embarcación no es como un vehículo que marcha sobre ruedas, sino que el deslizamiento es en el fluido en el que está flotando y si pones cinco o 10 kilos de más porque se te fue la mano con los materiales o no calculaste bien, no solo incrementás los costos sino que necesitas el doble de energía, porque los paneles solares son muy pesados por el tema del vidrio y no lo movés con poca potencia”, dijo a modo de conclusión. 

Inicio del proyecto 
“La Regata Solar de Paraná-Litoral (RSPL) es una propuesta abierta a universidades con el fin de hermanar a las mismas y de difundir los beneficios del uso de energías renovables aplicadas a vehículos acuáticos”, se especifica en el sitio oficial del evento y se aclara que “la presente edición es coincidente con los sucesos asociados al Bicentenario de la ciudad de Paraná”. 
“La idea es lanzarla acá como Regata del Bicentenario y reeditarla el año siguiente como regata Solar Paraná-Litoral. Y después, poder rotar las sedes y que se siga haciendo en distintas ciudades del país”, contó Luciano Ríspoli, quien dijo además que “es un gran desafío, pero sabemos que podemos lograrlo”.

Martín Insaurralde de Campaña por La Matanza

Una campaña electoral con sólo dos jefes

Magnetto y Aranda
A pesar de los disfraces, de los artilugios y de las arteras apropiaciones de la identidad peronista de algunos y de un pretendido republicanismo de hipócrita moralina, en otros, la dicotomía, el abismo insondable que separa ambos modelos es un hecho irreversible. 
El discurso –y no el relato, como pretenden– del gobierno nacional se plasma, se vuelve tangible en obras, acciones, gestión y en la línea ascendente de ampliación de derechos y garantías, de empoderamiento creciente de los ninguneados de siempre, de los invisibilizados.

Desde el "Rodrigazo" de 1975 hasta 2003, el saqueo organizado o las incapacidades conducentes de los distintos gobiernos, fueron descartando a personas de carne y hueso a los que la simplificación de las estadísticas les quitó carnadura, sus nombres, sus identidades, su historia. ¿Cuántos quedaron en el camino? ¿Cuántos miraron para otro lado? ¿Quiénes se escondieron ante el dolor, la incertidumbre, la desesperanza de los otros? ¿De qué sirvieron las baratijas o la electrónica que pasa de moda y que hay que desechar mes a mes por las que manadas de consumidores descontrolados compraban en Miami y durante el 1 a 1 de Menen y De la Rúa, si además cunde el pánico ante los excluidos que se supieron conseguir? ¿Cuántos Cacho y María, los personajes inventados por Durán Barba para que recitara su producto Mauricio Macri –a su vez subproducto de la alfabetización y la política– se quedaron sin trabajo ni jubilación, mientras los trabajadores eran expoliados y estafados por las AFJP y el Grupo Clarín hacía negociados espurios a costa de los laburantes? O Patricia Bullrich justificaba el robo del 13% de los salarios de trabajadores y jubilados en aras del paraíso que nos prometía el FMI.
¿Quiénes son los cultores y difusores del "odio y rencor" que el macrista Diego Santilli adjudica hipócritamente al gobierno nacional? ¿Cómo interpretar el "cansancio de diez años de odio gratuito" del aforista compulsivo, el rabino Bergman? ¿Será porque al odio a lo popular que encarnan lo piensan cobrar? El PRO es un verdadero reservorio de discriminadores, elitistas y ocultadores de sus verdaderas intenciones.
Las razones esgrimidas por Macri para oponerse a la Ley de Fertilización Asistida gratuita y universal revelan que sólo les interesa la parte más pudiente y exclusiva de la sociedad, que siguen pensando que la apuesta a la vida y a los hijos debe ser únicamente de los ricos. Aunque aparezcan en un spot con música de Palito cantando "Un muchacho como yo, que vive simplemente..." Simplemente inmoral.
Y qué decir de quien debería recibir el "Gorila de Oro" por repetir los argumentos y pensamientos de la oligarquía, cuando en los años '60 se burlaban de los pobres que vivían en las villas y tenían antenas de TV. Más moderno, el infame Hugo Moyano repite las críticas a los planes de ayuda del Estado, llamándolos como los caceroleros Planes Descansar y niega la posibilidad de la integración y de la igualación educativa y simbólica de las netbooks que distribuye el gobierno nacional, abrazado a un fantoche neoliberal, financista de la campaña de Menem en 2003 y cuyo único plan es derrotar a Cristina. Y se dicen peronistas. Una sociedad de mentirosos.
Mientras los autotitulados centroizquierdistas rejuntados arrastran sin ponerse colorados sus trayectorias de fracasos cuando fueron gobierno. O maridajes contra natura en busca de las bancas perdidas. Bombardean con rencor de perdedores, todas y cada una de las medidas del gobierno. Saben que a pesar de todos los esfuerzos por agradar y cumplir con el gran capo, el corifeo de toda la oposición, Héctor Magnetto, los han nominado en la casa del Gran Hermano Clarín.
Es Sergio "Camaleón" Massa el elegido. Y los demás, partiquinos de una opereta destituyente. Pero todos fungiendo como guardia de corps frente a las dos batallas decisivas: las elecciones que se vienen y al pronunciamiento de una Corte Suprema sobre la Ley de Medios, que la puede sumergir en la vergüenza y el descrédito o mostrar algo de independencia y respetar lo que votó el pueblo por medio de sus representantes.
Es tan tajante la división entre democracia o corporaciones que, para esta contienda electoral, existen solamente dos jefes de campaña: Cristina Fernández de Kirchner y Héctor Magnetto.
Resulta a veces difícil de comprender que parte de los que se han beneficiado con este modelo político y las medidas económicas y sociales supongan que los que han votado en contra de todos los avances y progresos sean capaces de mejorar algo. Que el duhaldismo y el macrismo que respaldan a Massa puedan traer otra cosa que exclusión, claudicación y patoterismo. Que las promesas rimbombantes de otros sectores suelen irse en helicóptero por incapacidades manifiestas.
Desde 2003 los argentinos hemos recuperado al Estado como herramienta indispensables para la justicia social y la independencia económica. Es este paradigma peronista al que la oposición quiere destruir.
Con la conducción de Cristina y con el mayor número posible de legisladores seguiremos construyendo la casa de todos y todas. Cada vez más sólida y cada vez más fuertes.

viernes, 19 de julio de 2013

Encuestas: Un Massa estancado y un FpV que crece

Las consultoras reconocen que el Frente Renovador está perdiendo dos puntos por semana en Provincia y crece la figura de Insaurralde. Los números en La Plata. 


Por Alfredo Silletta
asilletta@gmail.com

Los protagonistas de la campaña electoral en la provincia de Buenos Aires miran números y encuestas, le preguntan a los periodistas qué saben y los números suben y bajan según la consultora a la que se pregunte. Por ahora no hay números precisos: los últimos fueron publicados por los grandes multimedios hegemónicos hace ya quince días –un tiempo muy lejano para la política electoral- donde el Frente Renovador de Sergio Massa le sacaba más de doce puntos al Frente para la Victoria, que postula a Martín Insaurralde. En aquellas encuestas Francisco De Narváez y Margarita Stolbizer rondaban un 12 por ciento.

Hoy los números están cambiando. Massa está bajando e Insaurralde sube. Los expertos reconocen que el intendente de Tigre está perdiendo unos dos puntos por semana y se espera que en la próximas semanas haya un empate técnico. “No sé si lo alcanzamos para las primarias del 11 de agosto, pero vamos a estar muy bien para octubre”, dice un referente del oficialismo.

Los argumentos para explicar el crecimiento del intendente de Lomas de Zamora se deben a que hace veinte días nadie lo conocía y ahora, de la mano de la Presidenta y de Daniel Scioli, que se puso la campaña al hombro, empieza a ser visualizado. Además, todos los encuestadores reconocen que la imagen positiva de Cristina Kirchner supera el 45 por ciento en territorio bonaerense. A esos números se le suma que la economía creció en mayo 7,8% y se esperan esos niveles de crecimiento en los próximos meses, lo que ayudará al consumo y al buen humor de la gente. 

Otro factor fundamental es que un sector importante de la población creía que Massa era parte del gobierno, pero de a poco se observa que es parte de la oposición, aliado a la derecha de Mauricio Macri. Por otro lado, pasan los días y sus propuestas de campaña son extremadamente flojas más allá de pasar por un escribano para prometer que no apoyará una re-reelección.

El oficialismo, aunque parezca paradójico, está preocupado por la floja performance de De Narváez. “Si el Colorado no crece, todos esos votos van a Massa; o sea, que los que recuperamos luego los perdemos”, dijo un dirigente platense. Se espera que en las próximas semanas, desde el oficialismo comiencen a cruzarlo más fuerte al colorado para ponerlo como el adversario principal en territorio bonaerense.

En La Plata. La campaña comenzó fuerte en la ciudad y los referentes provinciales visitan a los candidatos locales, arman actos y recorren barrios. Se los vio a Insaurralde, Massa, Stolbizer y De Narváez, también a figuras como Scioli, Julián Domínguez o Agustín Rossi. Los números, tanto del oficialismo como de la oposición y más allá de algunos matices, se parecen. Massa está estancado entre 27 y 30 puntos, el Frente para la Victoria entre 24 y 28 puntos –hay que sumarle los votos del Frente Social que lleva a Saintout- y luego entre 17 y 20 De Narváez. Más atrás, en unos 16 puntos el Frente Progresista de Stolbizer y Alfonsín. Se esperan para los próximos días números más finos.

jueves, 18 de julio de 2013

Cacho El Kadri

Envar Cacho El Kadri fue uno de los símbolos de la militancia popular desde antes de los 60.
Nació en Río Cuarto el 1ro de mayo de 1941. Los bombardeos a la Plaza de Mayo, los fusilamientos de José León Suárez y la proscripción del peronismo lo marcaron fuego. Tenía solo 16 años de edad cuando con un puñado de compañeros fundó Juventud Peronista. Al principio, las acciones consistían en juntarse en la calle Florida y colgar algún retrato de Perón y de Evita, y desafiando el decreto-ley 4161 que prohibía nombrarlos en público, gritaban consignas en su favor y cantaban la marcha peronista.
Luego organizaron en todo el país en el Monumento de la Juventud Peronista, que luego originaría a las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP), intentando en 1968 realizar un foco guerrillero en Tucumán, que no se pudo concretar al ser descubiertos por el ejército y encarcelados. Fue preso político entre los años 60-63, 68-73 y exiliado a partir del 75 en Francia, desde donde denunció internacionalmente los crímenes de la Dictadura Militar. Con el retorno de la democracia se dedicó a temas culturales, adoptando como oficios la producción cinematográfica y la dirección de un sello discográfico, pero siempre intentando aportar a la reconstrucción del Movimiento Nacional y Popular.
No se calzaba el traje de militante para hablar en un acto o tener una discusión política, la militancia de Cacho era la vida misma.
Sabía que bastaba identificarse con la lucha del pueblo y que sólo –hay que sentir como propia cualquier injusticia que se cometa contra cualquiera en cualquier parte del mundo-, haciendo suya con total autoridad la frase del Che.
Con esa premisa buscó hasta el final «cavar la propia trinchera donde luchar».
El 19 de Julio del 98 –y justo era el Día del Amigo- ese corazón grande dijo basta, tenía 57 años cargados de lucha, solidaridad y ternura. Fue en la ciudad de Tilcara, Provincia de Jujuy.
Sus restos descansan en el cementerio islámico con tierra que él mismo había traído del Líbano, el lugar de sus antepasados.
Su memoria está siempre presente. Su nombre ya es bandera..


lunes, 15 de julio de 2013

Michetti: "El que se sienta identificado con el PRO tiene que votar a Massa"

La candidata a senadora nacional del PRO por la Ciudad de Buenos Aires, Gabriela Michetti, aseguró que los macristas que votan en territorio bonaerense lo harán por el Frente Renovador, que encabeza el jefe comunal de Tigre. Además, Michetti minimizó las críticas de algunos sectores del frente massista hacia el PRO al considerarlas "chicanas personales".
La precandidata a legisladora explicó que el armado político del PRO fue disímil en los puntos del país donde consiguieron armar alianzas: "En algunos lugares tenemos acuerdo con radicales, como en Tucumán, y en otros lugares tenemos acuerdos con independientes como De Angelis en Entre Ríos".
Y agregó: "En la provincia de Buenos Aires fue claro; se decidió que los candidatos a diputados del PRO vayan en la lista del Frente Renovador".

sábado, 13 de julio de 2013

Masscrismo

Por Luis Bruschtein
De 135 intendentes que tiene la provincia de Buenos Aires, la candidatura de Sergio Massa concitó el apoyo de 17. Sin embargo, los primeros sondeos le dan un respaldo del 33 por ciento de los votos. Se trata por ahora del Massa más indefinido, instalado de esa manera ambigua por una importante campaña mediática desde hace más de un año. Entre sus votantes en Tigre, la imagen de Massa se construyó respaldada en las políticas sociales de los gobiernos kirchneristas y potenciada por Nordelta y las cámaras de seguridad. Para la mayoría de los bonaerenses es un perfil de vaguedades cuyos huecos son rellenados por el imaginario particular de cada elector. El que quiera lo puede imaginar kirchnerista, o lo pueden ver como el enterrador del kirchnerismo o como expresión de la nueva política, de la política joven y todos los atributos que se le ocurran a cada quien.
El Massa que concita adhesiones de amplio espectro es esa incógnita que puede incluir desde el mejor kirchnerista hasta el peor de todos. Pero a medida que avance la campaña, ese Massa comodín irá siendo reemplazado por el Massa real, el político que llegó al peronismo desde la UCeDé, que se fue adaptando al duhaldismo y que tuvo la mala suerte de que en ese momento llegara el kirchnerismo, un espacio donde nunca se sintió cómodo.
Pese a esa incomodidad trató de hacer carrera y llegó a reemplazar a Alberto Fernández, a quien le gustaba imaginarse como el monje negro del Gobierno. Con ese antecedente de un funcionario que usaba su autonomía para operar sobre el Gobierno, Massa llegó cuando nadie quería ya un Rasputin ni un jefe de Gabinete haciendo políticas de poder personales. No supo leer el momento y duró poco. No era tan difícil: el Gobierno estaba asimilando la derrota de la resolución 125 y Alberto Fernández había operado desde Clarín.
En esos meses que estuvo en el gabinete tampoco supo advertir la importancia de la reestatización de las jubilaciones cuando se la planteó Amado Boudou. Fueron dos situaciones de la política que repercutieron fuertemente en el futuro inmediato porque prepararon la recuperación del kirchnerismo tras los golpes de la 125 y de las legislativas del 2009. Massa no entendió esos dos momentos que eran tan evidentes en la estrategia del kirchnerismo, una filosofía que se puede resumir en avanzar en vez de retroceder cuando están bajo presión. De otra manera no hubiera pasado el primer año de gobierno, como vaticinó La Nación apenas asumió Néstor Kirchner. Para Ma-ssa, esa estrategia no forma parte de su naturaleza ideológica.
Una conclusión empírica que han dejado los gobiernos de estos casi treinta años de democracia es que se hace lo que determinan los poderes de facto, como hicieron los gobiernos de Carlos Menem y de la Alianza, o se sobrevive y avanza como lo hicieron los gobiernos kirchneristas. Los gobiernos con otras actitudes fueron neutralizados y después aniquilados.
La sociedad argentina expresa sus tensiones con tosquedad. Es un país con una historia violenta y autoritaria y no por sus pueblos, sino por sus grupos dominantes. Las presiones que debe soportar cualquier gobierno cada vez que una de sus decisiones afecta esos intereses –que no tienen responsabilidades institucionales y que están por todos lados–, ponen a prueba la endeble cultura política de todos los jugadores institucionales. Si el Gobierno cede, deja de ser democrático porque no respeta el mandato popular soberano. Si se endurece para resistir esas presiones, al punto de interferir en el juego democrático, se puede volver autoritario. Esas presiones fueron muy visibles en casi todas las medidas progresivas de este gobierno, desde los juicios por violaciones a los derechos humanos, o la 125, hasta la negociación de la deuda, la nacionalización de YPF o la eliminación de las AFJP. Y las presiones y los intentos de desestabilización fueron desde bloqueos financieros internacionales o la captura de la fragata Sarmiento, hasta el secuestro y desaparición de Jorge Julio López.
Muchas veces las presiones se ejercen en forma indirecta a través de jugadores que se supone que tienen responsabilidad institucional, desde los políticos –propios y de la oposición–, hasta la Justicia y los medios de comunicación. Y siempre están las presiones económicas que no tienen que respetar ninguna institucionalidad y se aplican sin anestesia, con ferocidad. Los gobiernos transitan por ese desfiladero tan angosto y bajo tanta presión.
En julio de 2009, la Presidenta le pidió la renuncia a la Jefatura de Gabinete a un Sergio Massa que no entendía lo que estaba pasando. Creía que la estrategia del Gobierno era puro infantilismo y un acto de soberbia porque abría nuevos frentes y sumaba nuevos enemigos. Fue así, pero al mismo tiempo ganó credibilidad y nuevos respaldos. Néstor Kirchner pensaba que si en ese momento aflojaba, volteaban al Gobierno. Kirchner decía que no le iban a hacer lo que le habían hecho a Alfonsín.
Las elecciones de ese año fueron malas para el Gobierno, pero marcaron el punto de inflexión a partir del cual empezó a recuperarse hasta que en el 2011 ganó con más del 54 por ciento.
En esa historia, la equivocación de Ma-ssa fue el acierto del Gobierno. Massa entregó su renuncia y se fue a Tigre. Ahora las órbitas se vuelven a cruzar y Massa aparece ocupando el lugar que ocupaba Francisco de Narváez en la provincia de Buenos Aires. Estas simetrías históricas pueden servir para ejemplificar. En varios sentidos, Massa estaba más cerca de De Narváez en aquel momento y poner en práctica lo que pensaba ya entonces lo llevó a ocupar ahora ese espacio similar al que tuvo el empresario en el pasado.
A De Narváez le sirvió para ganar una elección que rápidamente se convirtió en su techo. Pero en ese momento, las bases más populares del kirchnerismo estaban muy intermediadas por los intendentes. Ya no es así. Los intendentes manejan una estructura poderosa, pero administran una popularidad que en gran medida proviene del gobierno nacional. Un sector de capas medias bonaerenses antikirchneristas conforman el techo electoral al que llegó De Narváez, que además debe compartirlo con el resto de la oposición.
Massa tiene que demostrar que, por lo menos, puede repetir la elección de De Narváez en 2009. Y sabe que de los 33 puntos que midió en sus encuestas, tiene por lo menos diez puntos que representan a una base kirchnerista que hasta ahora no lo había visualizado como opositor. Necesita retener ese porcentaje o reemplazar lo que pierda, con el “voto útil” que les saque al Frente Cívico o a De Narváez, que en esas encuestas estaría un poco arriba de los diez puntos. Pero es difícil que consiga más de lo que apareció en sus primeros porcentajes porque ya es un candidato instalado desde hace más de un año. No le queda mucho más para ganar. Una buena elección para Massa sería mantener lo que midió de salida. En ese sentido, Martín Insaurralde sale desde más abajo en esos sondeos porque es poco conocido, pero por esa razón también tiene un techo más alto en la medida en que la campaña lo pueda instalar con claridad como el candidato de Cristina Kirchner.
El tiempo que pase hasta la elección favorece a Insaurralde y va en contra de Ma-ssa. Es una fórmula teórica. La realidad puede funcionar de otra forma por otros factores. Pero Insaurralde tiene más por ganar cuanto más se haga conocer. Massa puede perder cuanto más vaya tomando definiciones obligado por la campaña. En ese sentido, la participación en las primarias implicó un reto para el tigrense porque lo obligó a exponerse durante bastante tiempo antes de las elecciones de octubre.
En estas primarias que se efectúan en agosto se pondrán en juego las listas de concejales en algunos distritos. En varios de ellos, Massa lleva listas enteras con candidatos del PRO que irán a internas con listas del peronismo disidente y en otros distritos irán integrados en una sola lista. La alianza con el PRO no se visualiza tanto en las candidaturas nacionales, donde hay tres macristas. En cambio en los distritos, toda la estructura del PRO se incorporó al massismo al no tener candidatos nacionales propios. Esta complejidad hace que difícilmente estas primarias puedan presentar un cuadro adelantado de lo que serán las legislativas de octubre, que son las que pesan en realidad.