En un documento enviado a Washington en mayo de 1983, la embajada de los Estados Unidos describe a Cambiasso como un militante peronista de izquierda y a Justo Javier Correa (más tarde identificado como Pereira Rossi) como líder montonero.
El informe reproduce los testimonios de testigos que aseguraron que un grupo de civiles fuertemente armados ingresaron a un bar del macrocentro, "Magnum", en la madrugada del 14 de mayo.
Ambos dirigentes peronistas fueron secuestrados el 14 de mayo de 1983 en el bar rosarino Magnum. Tres días después se anunció que habían muerto en "un enfrentamiento armado" en Zárate con una comisión del Comando Radioeléctrico de la Unidad regional Tigre al mando del oficial inspector Luis Abelardo Patti.
Las pericias constataron que Cambiasso había muerto tras recibir un balazo en la nuca a menos de un metro de distancia y que Pereyra Rossi había sido torturado con picana.
El juez Juan Carlos Marchetti procesó a Patti por "homicidio calificado reiterado" y cuatro meses después cambió de perecer y lo sobreseyó.
Ahora los familiares de las víctimas y los organismos de derechos humanos insistirán en que Patti sea juzgado..
Cambiasso y Pereira Rossi no volvieron a aparecer con vida. Allí aparece Patti sindicado como uno de los responsables de la operación.
Los telegramas que la embajada remitió al Departamento de Estado se limitaban a repetir las acusaciones de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, que calificó al hecho como un "caso de asesinato realizado por grupos parapoliciales o paramilitares".
La historia del doble asesinato ocurrió cuando ambos estaban en el bar de Córdoba y Ovidio Lagos, donde arribó un furgón Mercedes Benz, sin patente, del que bajaron cinco hombres vestidos de civil y armados.
Fueron a la mesa de los dos militantes, a los que golpearon con las culatas de las armas, mientras los clientes eran puestos contra la pared.
Uno de ellos fue amordazado.
Un testigo reveló la presencia de dos Ford Falcon, uno celeste metalizado, con matrícula de Capital Federal, y el otro amarillo.
Según este testimonio, Eduardo y Osvaldo, fueron llevados al furgón, que salió del lugar seguido por los Falcon.
Según la versión de la policía de la provincia de Buenos Aires, por entonces bajo la jefatura del general Fernando Verplaetsen, ambos habrían muerto luego de agredir "con disparos de armas de fuego" a una comisión del comando radioeléctrico de la unidad regional Tigre, al mando del oficial inspector Luis Abelardo Patti e integrada además por el sargento Rodolfo Diéguez y el cabo Juan Amadeo Spartaro.
El "enfrentamiento" habría tenido lugar a las 17.30 del sábado 14 de mayo, a la altura del kilómetro 103 de la Ruta Panamericana, cerca de la localidad de Lima, jurisdicción de Zárate.
El juez federal de San Nicolás Luis Hilario Milesi investigaba el episodio bajo la carátula de "atentado y resistencia a la autoridad, abuso de armas, doble homicidio en riña y tenencia de armas de guerra".
Una autopsia realizada el 21 de mayo comprobó que Osvaldo había muerto tras recibir un balazo en la nuca, disparado a menos de un metro de distancia, y que había signos de golpes en los hombros, codos y rodillas.
Otro examen demostró que Pereira Rossi había sido torturado con picana antes de morir; su rostro estaba destrozado y era irreconocible.
El disparo que lo mató había sido efectuado desde un metro y medio, dato establecido a través del hallazgo de pólvora en el homóplato derecho.
Pero los documentos de la embajada daban cuenta que en junio del ‘83 "existe la amplia presunción de que lo que parece haber sido una ejecución no habría ocurrido sin órdenes de la cúpula militar.
Ya circulan rumores sobre la posibilidad de un alejamiento de Bignone", y agregaban que "la Junta insistiría en remover el caso de la jurisdicción de la Justicia provincial y pasarla a una corte militar, argumentando que los policías actuaron bajo órdenes militares".
CARLON
Eduardo “Carlon” Pereira Rossi, en un reportaje que le realizaron en agosto de 1982, relataba así sus vivencias en aquel 17 de Noviembre de 1972. “.... y el día anterior nos habíamos preparado, ahí en el barrio, (Merlo Pcia. de Bs.As), un grupo se iba a quedar en el barrio y otro grupo iba a participar de la movilización hacia Ezeiza, porque todavía no sabíamos muy bien como se podía dar eso, y preferimos dividir la fuerza que en caso de represión no cayéramos todos presos y quedara por lo menos gente afuera para poder seguir.
Ese día fue muy lluvioso, nadie durmió esa noche, y a eso de las cuatro de la mañana paramos unos micros (urbanos) que comenzaban a circular y arreglamos con los choferes par que nos acerquen lo mas que pudieran a Ezeiza, pues estaba todo acordonado por las fuerzas militares.
Llegamos a la madrugada a la autopista y al arrimarnos para iniciar el camino hacia el aeropuerto, comenzaron los enfrentamientos con los militares; con lo cual a la media hora de estar intentando pasar, el núcleo con el cual habíamos partido estaba totalmente disperso en los bosques de Ezeiza, cada uno por su lado.
La consigna era llegar al aeropuerto, verlo a Perón.
Posteriormente nos encontramos con otros compañeros de otras zonas en proximidades de Ciudad EVITA, donde se juntaron cerca de 10.000 o 15.000 compañeros aproximadamente, que estaban en las mismas condiciones que nosotros; y que venían de hacer varios intentos de romper el cordón militar.
En ese momento decidimos formar una columna bien organizada, fortalecimos los flancos de la columna y la cabeza, para tratar de pasar. Nos encolumnamos y comenzaron a dispararnos, a tirarnos gases lacrimógenos, tiros al aire y la columna se mantuvo bien formada hasta un punto que se hizo imposible conservar la disciplina de la gente, y el grueso de la columna comenzó a correr hacia el único lugar donde no había militares.
Siempre avanzando, pero tratando de buscar el punto mas débil de la concentración militar.
Eso era todo lo que se pensaba cuando se comenzó a correr hacia uno de los flancos, pero en realidad al pasar un montecito había una hilera, - y me pareció infinita en aquella oportunidad -, de soldados con bayoneta calada, que impedían el paso.
Ahí hay una imagen que siempre guardo, que es que mientras íbamos corriendo, - además, era un espectáculo impresionante por la cantidad de gente que lo hacia -, un Compañero, - desconocido para mi -, que se había subido a una especie de lomita que había sobre el terreno y en medio de la niebla que provocaba la lluvia y los gases lacrimógenos agitaba una bandera Argentina.
Era una imagen de guerra verdaderamente.
Cuando llegamos donde estaban los soldados, nos tuvimos que frenar porque nos pinchábamos con las bayonetas, y además nos amenazaban con disparar.
Entonces, los que llegamos primero a la línea, tratamos de frenar a los que venían detrás nuestro, que no sabían lo que pasaba porque no podían ver el despliegue militar.
En esas circunstancias se produjo una situación muy tensa entre esa primera línea de la movilización y los militares que estaban en perfecto orden, con las bayonetas caladas a la altura de la cintura.
En ese momento de tensión se produce una situación muy particular: Uno de los compañeros, - muchacho joven -, da un paso al frente,- o sea, nos separaba un metro y medio de los milicos -. Da un paso al frente, se abre la camisa que llevaba toda mojada e increpando a los soldados que tenia al frente les dice: ¡¡¡Tiren!!!, Hijos de Puta,¡¡¡Tiren!!!, y yo observo desde esa posición que tenía como otros muchachos al ver el ejemplo de ese compañero, también dan un paso al frente, se abren la camisa increpan a los soldados y les dicen: ¡¡¡Tiren, Tiren!!! ¡¡¡Tiren, Tiren!!!
Frente a esa situación todos creíamos que en ese momento se iba a producir una verdadera masacre.
Pero a pesar de eso.... los soldados, que eran muchachos como nosotros, - y alguno tal ves Peronista -, comienzan a sentirse conmocionados por esa actitud y esa firmeza.
Nunca he visto algo semejante, porque como si hubieran recibido una orden comienzan a llorar, a emocionarse frente a esa situación, comienzan a bajar la vista y los fusiles, - con los que nos estaban apuntando -,poco a poco, hasta que llega un momento que esas bayonetas que nos estaban amenazando, ya no nos amenazan mas.
Los fusiles están bajos y el oficial que estaba a cargo o lo oficiales a cargo gritan a los soldados: ¡¡Levanten los fusiles o los mato a todos!!. Es impotente para volver las cosas donde estaban antes. Cuando mis compañeros y toda la gente que estaba ahí se da cuenta de la situación, bueno, se escucha un alarido de triunfo, ¡¡Viva Perón Carajo!! que se repite y se repite... y los pasamos por encima....
Después seguimos una larga travesía, en donde nos tiraban con lo que tenían a mano, y poco a poco nos iban desviando del rumbo original, fue así que cruzamos el Rió Matanza. Vi cruzar ese rió a ancianas de 70 años que salían descalzas del rió y seguían inquebrantables con el objetivo de recibir y apoyar a Perón. Cosas cómicas, como un compañero que cruzando el río con el agua hasta los hombros llevaba abierto el paraguas para no mojarse.
-Y así fue que estuvimos caminando por el medio del bosque sin sabe donde quedaba el aeropuerto. Y terminamos desembocando en un barrio de la aeronáutica, que queda en la parte de atrás del aeropuerto, a ese barrio llegamos 12 compañeros, todos empapados, llenos d barro y con un hambre que nos moríamos. Pero cuando llegamos allí ya había sido el arribo del avión en el que llegaba Perón.... y bueno como ese era un barrio de la aeronáutica nos detectaron inmediatamente, no teníamos donde escondernos, llego un camión militar y un jeep y nos metieron presos hasta el otro día.
No nos pasó nada, en ese momento los militares muy bien no estaban a esa altura en condiciones de hacer demasiadas cosas con nosotros. Fue un día inolvidable, memorable, por la forma en que el pueblo peleo, intentó llegar a Ezeiza a recibir a su líder, el General Perón, pero esa escena que no hay que olvidarse, que no olvido. Esas viejitas que iban caminando descalzas por medio del bosque, fue algo impresionante, me marcó como militante”.
Que la sustancia de esta iniciativa se entienda como un homenaje responsable del Movimiento Peronista Auténtico al Carlon, (seguramente uno de los mejores de los nuestros; quien cayera heroicamente el 14 de mayo de 1983 junto a Osvaldo Cambiasso), y en él a todos los miles de compañeras y compañeros, que se sacrificaron por lograr el objetivo de liberar a la Patria.
El Compañero Eduardo “Carlon” Pereira Rossi, era miembro de La Conducción Nacional del Movimiento Peronista Montonero, y siempre creyó en la victoria popular.
Lo demostró yéndose temprano de su hogar a conocer la geografía del hambre y la miseria. Peleando a toda dictadura en la primera fila.
Cuerpeando al riesgo con la entereza de los verdaderos jefes cuando el proceso se retiraba golpeando.
Dolorosamente no pudo ver una democracia en ciernes, a pesar de haberlo dado todo por construirla, Social y participativa.
De todos modos el Carlon sigue “pateando los barrios” junto a las nuevas generaciones, a las que interpretó profundamente y a cuya suerte apostó el futuro.
Más info:
www.eldescamisado.org y peronismoautentico@hotmail.com.
(Agencia Paco Urondo)
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