Por estas y otras irregularidades señaladas en el informe de la Sigen – al que tuvo acceso Miradas al Sur–, el Estado promoverá acciones judiciales contra Papel Prensa por los delitos de vaciamiento de la empresa, asociación ilícita y perjuicio fiscal contra el Estado Nacional. “El eje de la cuestión es que, desde que se apropiaron de las acciones de la compañía durante la dictadura, Clarín y La Nación se apropiaron también de los beneficios de Papel Prensa, perjudicando los intereses de la empresa, y en consecuencia del Estado como accionista de ella, para favorecer a los dos diarios”, dijo a Miradas al Sur Beatriz Paglieri, directora del Estado en la compañía. “La responsabilidad les cabe a todos los que cumplieron funciones directivas durante todos estos años, incluidos los directores del Estado”, agregó.
Un modelo de impunidad. El informe de la Sigen es lapidario. La lista de irregularidades detectadas por la investigación es enorme. Entre ellas se destacan el enriquecimiento sin causa de los miembros de comité ejecutivo, el incumplimiento de los estatutos por parte del directorio al no ejercer directamente el control de la sociedad, y el alto riesgo organizacional de la empresa por la falta de transparencia en la gestión de control.
En cuanto al funcionamiento del Comité Ejecutivo, la Sigen denuncia que “pese a integrarse su conformación anualmente, dejó de sesionar desde el año 1992. No obstante ello, los miembros del directorio que fueron designados para tal fin, percibieron sus remuneraciones. Lo expuesto es de suma gravedad, toda vez que el Comité Ejecutivo es el órgano que tiene a su cargo la gestión de los negocios ordinarios de la empresa”. En otras palabras, se dejó el manejo de la empresa en manos de los accionistas privados, quienes hicieron y deshicieron según sus intereses. La fecha en que se suspendieron las reuniones del Comité es llamativa, ya que coincide con el momento en que el CEO de Clarín, Héctor Magnetto, dejó de integrar el organismo.
• Incumplimiento de la Ley de Sociedades Comerciales por incompatibilidades e inhabilidades de los miembros del Comité de Vigilancia y la Comisión Fiscalizadora de parte del sector privado.
• Deliberada obstrucción del acceso a la información requerida por la Comisión Fiscalizadora, para el cumplimiento del control exigido por la ley.
• Obstrucción a la investigación administrativa respecto de retornos a proveedores, proceso el cual inclusive generó violencia y hechos discriminatorios hacia representantes del Estado Nacional, lo que generó denuncias ante la Justicia.
n Incumplimiento de la obligación de concurrencia a las Asambleas por parte del gerente general de la empresa.
• Ausencia de un Plan Estratégico de mediano y largo alcance, que atenta severamente contra las posibilidades de continuación del giro de la empresa a mediano plazo.
• Ausencia de un Plan de Inversiones para persistir en la satisfacción de los intereses de los socios privados mayoritarios, perjudicando el interés general de la sociedad y atentando contra el principio constitucional de la libertad de prensa.
• Una extensa serie de deficiencias administrativas “que posicionan a la sociedad en un estado de virtual anomia e inexistencia de controles internos, generando una grave situación de descontrol, que también promueve desvíos y perjuicios económicos a la empresa y al Estado Nacional”.
• Una desproporcionada política de remuneraciones de salarios gerenciales como artilugio para sobredimensionar los gastos de estructura. En este sentido, el informe señala: “Se verificó que existe una notable desproporción de los salarios gerenciales, en comparación con los salarios existentes en el mercado laboral, para responsabilidades y actividades afines. Seis empleados con cargos gerenciales de una nómina aproximada de ochocientos catorce (814) trabajadores, insumen anualmente ocho millones de pesos, que representa un porcentual significativo sobre el total erogado para el pago a personal. Asimismo, los salarios gerenciales, oscilan entre los 44.000 pesos hasta los 135.000 pesos.
• Decisiones gerenciales que contribuyen a aumentar costos fijos evitables.
¿Sindicación o asociación ilícita? El manejo discrecional que Clarín y La Nación vienen haciendo de Papel Prensa data del momento mismo de la apropiación de la empresa, luego de que el Grupo Graiver fuera despojado de sus acciones. El 19 de mayo de 1977, los tres accionistas privados de la empresa –los dos diarios ya nombrados más La Razón– firmaron un pacto secreto de sindicación que fue una de las vigas maestras del manejo de Papel Prensa durante más de tres décadas.
Mediante este acuerdo, Clarín, La Nación y La Razón se comprometieron a votar de manera unánime lo que decidiera el comité directivo, que dominaban. De esa manera lograron el control absoluto de la compañía, neutralizaron todo posible control por parte del otro accionista, el Estado argentino, y pudieron diseñar políticas de producción y venta que, aún en perjuicio de la empresa, redundaran en beneficio de los tres diarios. Desde que adquirió las acciones que le pertenecían a La Razón, a mediados de los ’80, el grupo conducido por Héctor Magnetto tiene casi el 50% de las acciones de la empresa.
Este pacto, que salió a la luz y fue abandonado el año pasado, permaneció en las sombras durante 33 años. Ni la Comisión Nacional de Valores ni la Bolsa de comercio recibieron nunca una copia de ese arreglo que convertía en pura ficción el carácter de empresa de oferta pública que, en teoría, debía tener Papel Prensa. También convirtió en letra muerta la participación del Estado Nacional en la empresa, a cuyos representantes se les bloqueó permanentemente toda información sensible sobre el control y el manejo de la compañía.
Éstas ensombrecerían aún más el panorama judicial que enfrentan los propietarios de Clarín y La Nación, que también están siendo investigados por la Fiscalía Federal para delitos de lesa humanidad de La Plata, donde se instruye la causa por la apropiación del paquete accionario de Papel Prensa por parte de Clarín, La Nación y La Razón, en complicidad con la dictadura militar y utilizando las herramientas del terrorismo de Estado.
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