“La del 45 fue una revolución de jóvenes. Recuerdo que el día de la proclamación de la fórmula Perón-Quijano, frente al obelisco, en medio de la multitud me encontré con un viejo camarada de lucha: el teniente coronel Gregorio Pomar. Veía la multitud y se afligía: ‘¿Será posible que éstos triunfen?’.
'No tengo ninguna duda. Estate seguro de que van a triunfar’, le dije. ‘Lo que caracteriza a esa multitud es la edad. ¿No ves que son todos jóvenes?’, le pregunté.
Pocos días después, era la proclamación de la fórmula Tamborini-Mosca, en una esquina homóloga: Avenida de Mayo y 9 de Julio. Fui a ‘mosquetear’ y lo encontré a Pomar que ahora estaba en lo suyo. Estaba eufórico. Y empezó a hacer la consabida cuenta: son tantos metros cuadrados, tantas personas por metro cuadrado… para llegar a la conclusión de que había más gente que en el acto de programación de la fórmula Perón-Quijano. Le recalqué: ‘Lo que da la sensación de la fuerza de un movimiento, como te dije el otro día, Goyo, es la presencia de la juventud. ¿No ves que éste es un mitin de ‘viudos tristes’?’.
Esa era la sensación que daba la proclamación de la Unión Democrática. Esa gente se había parado en el tiempo. No comprendía que el país daba un salto adelante; eso lo comprendían los jóvenes. Los jóvenes, excluidos los estudiantes, que –creyendo estar mucho más adelantados– también estaban parados en el tiempo.”
Don Arturo Jauretche
Fuente: Pibe Peronista
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