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viernes, 18 de marzo de 2011

¡FRAMINI–ANGLADA: PERÓN EN LA ROSADA!

Por Alejandro Pandra
 
El 18 de marzo de 1962 la fórmula peronista Framini–Anglada resultó elegida con más de 1.170.000 votos para la gobernación de la provincia de Buenos Aires. Otro tanto ocurrió en otros diez del total de dieciocho distritos en que se sufragaba.
 
Luego se supo que el ministro del Interior del presidente Frondizi, Alfredo Vítolo, había firmado un documento con los jefes militares, garantizando que no se permitiría a Perón volver al país. Es que se había anunciado –con gran sorpresa y escándalo gorila- que la fórmula que el peronismo presentaría en la provincia iba a estar integrada por Andrés Framini como gobernador y ¡Juan Perón como vicegobernador!
 
A fines de enero de aquel año, Vítolo anunciaba que el gobierno rechazaría la candidatura del ex-presidente exiliado.
 
Paralelamente, el juez electoral Leopoldo Isaurralde –de abierta filiación oficialista- declaraba que Juan Perón no podía ser candidato por no tener residencia en el país, no estar en el padrón y ser un fugitivo de la justicia.
 
Para que nada quedara librado al azar, al mismo tiempo el cardenal Antonio Caggiano recordaba que la excomunión del “tirano prófugo” estaba en vigencia.
 
Proscritos Perón y el peronismo, finalmente se oficializó la fórmula bonaerense con Andrés Framini y Marcos Anglada, que concurrieron bajo las siglas de la Unión Popular, al igual que en la Capital Federal.
 
En Córdoba, La Pampa, Chaco, Jujuy y Tucumán el movimiento prohibido lo hizo bajo la sigla del Partido Laborista; en Mendoza, Santiago del Estero y Entre Ríos, con el nombre Tres Banderas; en Neuquén como Movimiento Popular Neuquino; en Río Negro como Partido Blanco; en Misiones como Partido Justicialista y en Chubut y Santa Cruz como Partido Populista.
 
En febrero el presidente Arturo Frondizi ya había sido sometido a una intensa presión militar para el rompimiento de relaciones diplomáticas con Cuba –que el gobierno argentino efectivizó-, en el marco del bloqueo que entonces se había declarado por los yanquis.
 
Las Fuerzas Armadas no tolerarían ahora un gobernador peronista: Frondizi (que había confiado en una derrota peronista), al día siguiente de las elecciones, decretó la intervención de Buenos Aires y las provincias ganadas por el justicialismo, y anuló los comicios.
 
El día 21 las 62 Organizaciones gremiales anuncian una huelga general en repudio de las intervenciones.
 
El día 27 el presidente declara “no me suicidaré, no renunciaré y no me iré del país”.
 
Pero el 29, frente al primer movimiento de tropas, renuncia, es arrestado en Olivos y trasladado a Martín García.
 
El día 30 asume la presidencia José María Guido, hasta entonces el presidente del Senado. Será un gobierno títere, una fachada tras la cual gobernarán efectivamente los militares.
 
El 24 de abril el nuevo presidente anula definitivamente las elecciones ganadas por el peronismo. A pesar de la anulación, el 1º de mayo Framini concurre acompañado por varios dirigentes a la casa de gobierno platense, labrando un acta.
 
El 1º de mayo de 1962 Andrés Framini marchando desde la Legislatura a la Casa de Gobierno de la provincia era escoltado por un grupo de dirigentes como Antonio Cafiero.
 
El 24 de julio un decreto del Poder Ejecutivo prohibe el proselitismo peronista, la exhibición publicitaria de fotografías y marchas. Nuevamente, bajo otro rótulo, reaparece el decreto 4161.
 
Agosto se inicia con una huelga general de 48 horas decretada por la CGT.
 
Ese mes, el día 23, se iba a producir el secuestro, tortura y desaparición del obrero metalúrgico y dirigente de la juventud peronista, de 22 años y delegado gremial de la fábrica TEA SRL desde 1958, Felipe Vallese, en la calle Canalejas 1776 (calle que hoy lleva su nombre, igual que el salón de actos de la CGT).
 
El reclamo por su vida se convertirá en bandera de lucha: “¡Un grito que estremece, Vallese no aparece!”.
 
Los militares terminan por enfrentarse violentamente entre sí en septiembre de 1962 (y también al año siguiente), cuando chocan “azules” y “colorados”. Es que Perón seguía siendo “el hecho maldito” de la política argentina.
 
En noviembre de 1962 se dicta el Estatuto de los Partidos Políticos, que excluye al peronismo para las elecciones presidenciales de febrero de 1963, con las que el Colegio Electoral designa presidente (con un bajísimo caudal de votos), al candidato de la UCR del Pueblo, Arturo Humberto Illia.
 
Pero el odio gorila no cesaba: la comisión liquidadora de los bienes de Juan Domingo Perón (decreto 8124/57) distribuye lo recaudado entre varias entidades. Y el 10 de abril del ’63 se dicta una nueva reglamentación del decreto ley 7165 que prohibía la exaltación del peronismo.
 
El 17 de octubre de 1964, en un masivo acto en Plaza Once, el Cuadrunvirato del Comando Táctico peronista da a conocer por boca de Andrés Framini el anuncio del retorno del general Perón a la Argentina antes del fin de ese año.
 
En diciembre de 1964 ese intento de regreso de Perón es frustrado por el pedido del canciller de Illia, Angel Zabala Ortiz, al gobierno brasileño, que impide la partida del avión desde el aeropuerto de Río de Janeiro, después de una escala de rigor.
 
Una manera de concebir el retorno del líder –el “avión negro”, el protagonismo casi excluyente de las organizaciones gremiales, la complicidad secreta de algunos militares conspirativos, la masa peronista movilizada aunque sin mayor organización- había fracasado.
 
En los años inmediatos siguientes el peronismo se replegará (“desensillar hasta que aclare” ordenará una directiva del Jefe después del golpe de Juan Carlos Onganía).
 
Luego comenzará una nueva y larga etapa de la resistencia popular (“siguiendo la táctica del agua, que siempre pasa”), con otra metodología y otra concepción militante –en parte aportada por las organizaciones de cuadros- que desembocará por fin el 17 de noviembre de 1972 en el milagro del retorno del viejo general a la patria –y más tarde al poder- con toda la gloria.
 
Por su parte, Andrés Framini se enorgullecía de haber estado en la plaza de Mayo el 17 de octubre de 1945, y también el día del bombardeo del 16 de junio de 1955. Fue un peronista que estuvo en todas, en las buenas y en las malas.
 
Nacido en Berisso, fue el conductor gremial histórico de la Asociación Obrera Textil. Se hizo cargo también de la secretaría adjunta de la CGT en 1955, cuando el gobierno de Lonardi pareció contemporizar con el movimiento obrero.
 
Apenas asumió Aramburu lo metió preso, y así anduvo, entre la cárcel y la clandestinidad, durante mucho tiempo.
 
En sus últimos años confió en Montoneros y el Partido Auténtico. Al final simpatizo con el Padre Luis Farinello aunque no se afilio al polo Social que aquel habia fundado.
 
Framini falleció el 9 de mayo de 2001, a los 87 años, después de terminar un apasionado discurso sobre la obra del general Perón.
 
Publicado por Agenda de Reflexión el Marzo 18, 2005 05:54 PM
 
Agenda de Reflexion
 
N&P: El Correo-e del autor es Alejandro Pandra pandra@ciudad.com.ar

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