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jueves, 24 de marzo de 2011

Doctor Jeckyll and Mr. Hyde

Demonizado por la prensa, señalado como responsable de las peores prácticas sindicales de izquierda a derecha del espectro ideológico, puesto bajo sospecha incluso por parte del kirchnerismo no peronista, la figuro de Hugo Moyano resume de manera ejemplar la complejidad del lugar de las organizaciones gremiales sobre la opinión pública en general y el imaginario político no peronista en particular.

Les cabe razón, a los duros críticos, encuestas en mano si la que refiere es la opinión pública en general: Moyano efectivamente no se encuentra entre los que Chiquita invitaría a comer un asadete al country, pero tampoco la tía Clota lo convidaría a hacinarse atragantada de empanadas baratas y vino berreta a las torres de flores sur, tal como se observa en el cuadro de imagen metropolitana del dirigente camionero, que abre esta nota.

Sin embargo, milagro de milagros, el indeseable Mr. Hyde se transforma en un muy amable y hasta deseado Doctor Jeckyll cuando se analiza la opinión que del líder cegetista tienen los trabajadores sindicalizados.

Como se observa en el cuadro que interior (hacer click sobre el gráfico superior), la imagen de Moyano entre, por ejemplo, los empleados de comercio (gremio millonario en número a nivel nacional) resulta muy positiva y lo es tanto que la lista opositora a Armando Cavallieri -el momificado Secretario General del Sindicato de Empleados de Comercio- lleva como presentación una carta del mismísimo Huguito que estampa su ruda firma debajo, con la explícita y sí que notable consigna: “Queremos ser como Moyano”.

Cómo es posible válgame Dios esta dicotomía tan notable, qué hacer frente a esta complejidad; Respuesta provisoria: Cualquier cosa puede hacerse, menos negar la aparente paradoja sin aceptar las consecuencias de tal negación.

Moyano expresa a nuestro juicio la mirada siempre miope que socialmente se construye sobre problemáticas complejas ( y la representación gremial lo es) según “el cristal con que se mire”. ¿Cual es la verdadera mirada? Probablemente las dos en su dimensión específica, en perspectiva general, ciertamente ninguna de ambas, pero necesariamente se debe asumir una (ay!) si de lo que se trata es de “tomar posición”. ¿Cuál de las dos miradas asumir ?

Esa respuesta es de carácter político: ¿Se asume como verdadera la mirada de “la opinión pública” o la de “los trabajadores”?

En el medio hay nada más que humo, filosofía barata sin siquiera zapatos de goma. Decida el estimadísimo lector. Arrivederchi.

Artemio López

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