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sábado, 8 de octubre de 2011

LEGÍTIMA INMORTALIDAD

Por Natalia Leiva

Al conmemorarse un nuevo aniversario de su nacimiento, Juan Domingo Perón sigue siendo recordado como la figura central de la política argentina del siglo XX. Ningún otro líder político ha generado tanto amor ni tanto odio como él. Ninguno de los políticos de la época, ha desatado pasiones más duraderas ni opiniones tan contradictorias o apasionadas.

En estos días resurge la polémica sobre el origen y las circunstancias del nacimiento de Perón. La historia oficial construida desde el poder, a comienzos de los años ´50, cuenta que Perón, segundo hijo de Tomás Perón y Juana Sosa, nació en Lobos, provincia de Buenos Aires el 8 de Octubre de 1895 en una casa de clase media y, que desde hace años, es un museo dedicado a su memoria. El primer inconveniente que se plantea surge de la observación del acta de nacimiento que resulta visiblemente enmendada y el acta de bautismo del 14 de enero de 1898, igualmente corregida y que figura con el apellido de su madre.

El acta de casamiento de sus padres data del 25 de Septiembre de 1901. Motivo por el cual, parece fuera de toda duda que Perón haya sido concebido fuera del matrimonio, circunstancia que hoy resulta irrelevante pero que hace cien años hubiera condicionado su destino. Por ejemplo, le hubiera sido imposible hacer carrera en el ejército.

Perón mismo puso en claro las contradicciones que le fueron planteadas. En verdad nació en Roque Pérez en 1893, por parte de madre desciende de tehuelches; fue traído al mundo por una pareja que, en ese momento, no estaba casada y fue bautizado como Juan Domingo Sosa. Recuperó el apellido paterno cuando tenía dos años de edad. Él mismo dijo: “No hay hijos ilegítimos sino padres ilegítimos” defendiendo la reforma del Código Civil que se realizó en 1954 durante su gobierno para equipar los derechos de los hijos extramatrimoniales.

La impugnación a los hijos ilegítimos también cristalizaba el conflicto de clases, esa marginación de los sectores populares que el peronismo intentaba a revertir. El bienestar que se impulsaba para los trabajadores debía incluir también una reparación subjetiva y simbólica, la eliminación de las humillaciones que en el pasado habían padecido por parte de las clases poderosas.

Lo cierto es que en el nuevo siglo las preguntas se actualizan y en una encrucijada histórica la filiación como vínculo privado cuestiona también la identidad nacional. Vivimos en un mundo de crecientes incertidumbres y la tolerancia a lo desconocido es cada vez menor.

En un mundo caracterizado por la rapidez de los fenómenos sociales se buscan certezas en los orígenes.

Parte de la explosión de la memoria en el mundo, de la ansiedad por rescatar antigüedades en el plano personal o histórico – social tiene que ver con esa fragilidad.

Lo más importante es que un día, en un lugar de Argentina nació un gran hombre que marcó la historia de un país. Un político y militar argentino, creador del movimiento peronista.

Perón se destacó por su labor en el Departamento Nacional de Trabajo por haber tomado numerosas medidas que favorecieron a los sectores obreros. Se encargó de fomentar la creación de numerosos sindicatos.

Elegido presidente de la Nación en tres ocasiones, puso a la Argentina en un curso de industrialización e intervención de la economía, calculada para proveer mejores beneficios sociales a la clase obrera.

Como suele ocurrir con los personajes singulares de la historia, la suya aparece rodeada de leyendas y misterios.

Hoy, como siempre, Perón es recordado como un hombre que jamás olvidó sus orígenes tan polémicos como legítimos.

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