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viernes, 25 de enero de 2013

Las ramas secas del peronismo

En la llamada quincena fuerte de enero, los políticos ya analizan todas las posibilidades para las elecciones de medio término que se realizarán en el mes de octubre. Reuniones del oficialismo (kirchneristas, sciolistas o massistas) o de la oposición en todas sus variantes (PRO, denarvaistas, FAP o UCR) todos piensan en estrategias y alianzas pero faltan muchas definiciones.

El hecho más llamativo de este verano -mucho más que en otros años- es que la agenda política la contralan los multimedios hegemónicos que intentan a través de los “analistas del desánimo” producir rupturas en el oficialismo para lograr una derrota electoral o intentar hacer el mayor daño.


Los partidos de la oposición ya aceptaron la tutela de Héctor Magnetto en 2011 y así les fue: la peor elección en la historia de la oposición. Como no levantan cabeza la orden ahora es producir una ruptura en el peronismo. Todos los días nos cansamos de leer que el gobernador Daniel Scioli o el intendente Sergio Massa romperán y presentarán su propia lista.


Algunos compran esta idea pero son aquellos que conocen poco la historia del movimiento nacional que fundó el general Juan Domingo Perón y que hoy conduce la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.


Los que rompieron y se fueron del movimiento nacional y popular siempre dejaron de existir. Le sucedió a Cipriano Reyes, a Augusto Vandor, a los Montoneros, al Frente Grande, a Pino Solanas, a Carlos Menem, a Eduardo Duhalde y, más recientemente, a Hugo Moyano.


El peronismo es un gran movimiento nacional con su propia fuerza transformadora. Es un árbol que tiene distintas ramas, algunas más cerca de la raíz dadora de vida y otras más alejadas, por lo cual estas ultimas a veces se separan tanto de la esencia que se cortan y se secan.


El gobernador y el intendente de Tigre miden mucho, nadie lo duda. La pregunta que no se hacen los multimedios y las corporaciones es cuánto medirían si rompieran con el FpV. Seguramente el espejo es Moyano que de los 300 mil trabajadores que movilizó en la 9 de julio hoy sólo le queda un puñado de seguidores y, obvio, las cámaras de TN.


Por ahora y con esta presidenta, sigue vigente aquella frase de John William Cooke: “El peronismo es el hecho maldito del país burgués” y la única opción para no convertirse en una rama seca dentro del peronismo es seguir levantando las banderas de una patria socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana.

 Por Alfredo Silletta

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