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viernes, 17 de septiembre de 2010

“NO ES QUE NOSOTROS SEAMOS TAN BUENOS, SINO QUE LOS DEMÁS SON PEORES”

Juntito a ellos, están los llamados peronistas “disidentes”, o “federales” que queda más b.
En el peronismo la disidencia no existe, porque el viejo líder nos enseñó que en el peronismo el que conduce va adelante y el resto acompaña.
Gentileza de Carlos Alberto Ripoll ripollrumbos@gmail.com

Por Santiago Plaza

La ceguera de la enfermedad “opositora” hizo añicos la cualidad representativa de la investidura política por la que trazaron sus caminos, aquello que los llevó a ocupar hoy bancas en el Congreso de la Nación.

Ya no podemos hablar de la dignidad política de los radicales, quienes entierran los postulados del viejo Irigoyen sin percatarse que aquellos que lo bajaron son los mismos para quienes en estos momentos son sus favoritos.

Ni hablemos de algunos socialistas renegados de sus postulados cuasi-dogmáticos para ser las cabezas útiles de las grandes corporaciones. También la carencia de inserción de ideas de las figuras neoliberales “clase PRO” zapatendo en el aire y en acción genuflexa al rejunte opositor junto a Giúdices y Bullrichs, por mencionar algunas protagonistas, sin olvidarnos de las actitudes provocadoras tipo Fernando Iglesias o locuras marca Carrió.

Rancho aparte, pero juntito a ellos, también están los llamados peronistas “disidentes”, o “federales”, que queda más bonito. En el peronismo la disidencia no existe, porque el viejo líder enseñó que en el peronismo el que conduce va adelante y el resto acompaña; ni qué decir lo que opinaría Eva Perón si supiese que estos señores operan contra un gobierno peronista junto a los que fueron sus enemigos históricos.

¿Nos preguntamos, si aquellos que les pusieron su voto en aquella “su primavera” del 28 J lo volverían a votar en estos momentos?

Los festejos de un multitudinario Bicentenario marcó un hito histórico en la calle clasemediera, en que su síndrome no solo perdura, sino que parece agrandarse.

Esto nos hace permanecer en la duda de la pregunta estipulada.

Porque por más que se piense distinto a la actual administración del Estado, esa clase media argentina tan conflictiva e inesperada en su pensar colectivo se supone que conserva algo de pudor cívico y algo de madurez política para no darse cuenta que estos personajes que se dicen políticos hayan formado un “club” de amontonamiento “opositor” y que hasta el denominativo “oposición” les queda grande.

¿Podemos llamarlos serios representantes cuando niegan por el NO mismo cualquier iniciativa del Ejecutivo antes de conocer los contenidos de los proyectos en danza?

Esto es una seria señal de la precariedad irresponsable con que se mueven los “opositores” en sus actitudes y voces en el Congreso.

Las iniciativas de las acciones del actual Gobierno, llevando la agenda pública adelante los desconcierta, pero las respuestas no son políticas, que en realidad es la esencia de la que tienen que hacer gala los integrantes de ambas cámaras como es archisabido.

La ceguera es tal, que ni siquiera se percatan que representan al pueblo que los eligió para mejoramiento del Estado en su constitución democrática y republicana volcando las intenciones de sus votantes en hechos concretos y se embaucan en un “termo” mostrando un accionar deprimente y fantasioso que los deja en el “tacho de basura” de la historia nacional; donde se hallan los genocidas de la bisagra conservadora - neoliberal.

Algunos supondrán una exageración esta apreciación; pero tiene su compensación en que esto se está desarrollando en un contexto democrático del Siglo XXI que vaya si tiene sus cambios coyunturales.

¿Me equivoco al decir que hoy en día han tenido acciones cuasi-golpistas en sus intenciones en el marco del sistema?

Cuando intentan tomar iniciativas para querer adelantarse en agenda hacen los burdos papelones a lo Gerardo Morales vs Marcó del Pont en el Senado Nacional.

También vimos como elaboran y discuten un proyecto de Ley del 82% móvil a las jubilaciones sin el más mínimo reparo que implica una evaluación de la administración de fondos del Estado, en estos momentos con sus números respectivos.

Lo de estos señores del llamado Grupo A parece un “viva la pepa”, con tal de simpatizar con los trabajadores pasivos y dar un golpe político con miras al 2011, caen en un verdadero escándalo de imagen de la función en que se desempeñan.

Esta no es una novela que terminó, al parecer han decidido su continuidad, han tomado un estilo de acción; lo más serio y grave de todo es que para ellos les resulta “natural” en su ceguera dentro de su hermético “termo opositor”.

Quizás no interesa tanto su auto degradación.

Lo que realmente interesa, es lo perjudicial que representa para el sistema democrático y para el pueblo argentino en su conjunto.

Con estas apreciaciones, no es difícil de pensar que la actual Presidenta de la Nación recuerde aquella frase del creador de su Partido que decía: “No es que nosotros somos tan buenos, sino que ellos son peores”.

Pienso que en esta frase, hoy, se quedó corto.

*Docente – periodista

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