El abogado y diputado del peronismo revolucionario será homenajeado por Eduardo Luis Duhalde. Cuando asumió la banca prometió investigar la Masacre de Trelew. “La sangre derramada no será negociada”, dijo en su juramento."La muerte no duele”, fue la frase que Rodolfo Ortega Peña pronunció ante sus amigos la noche previa a ser asesinado de 25 balazos por la Triple A, el 31 de julio de 1974, en Carlos Pellegrini y Arenales, donde ahora se erige una plaza en su honor. Sus dichos eran en respuesta al reclamo de su entorno para que se cuidara, que no se expusiera ante las amenazas que cada vez llegaban con más frecuencia. A casi 36 años de su asesinato –confesado en el exilio por el subcomisario de la Policía Federal, Rodolfo Eduardo Almirón–, el Instituto de Comunicación Social del CEPELS (Centro de Estudios Políticos, Económicos, Legales y Sociales) recordará hoy la trayectoria del intelectual, abogado, político y diputado a través de los testimonios de su amigo y socio Eduardo Luis Duhalde, actual secretario de Derechos Humanos, y de Claudio Heredia, subsecretario de Asuntos Legales de la Presidencia.Nacido en una familia acomodada, Ortega Peña tuvo una etapa de ferviente antiperonismo, e incluso festejó el golpe que derrocó a Juan Domingo Perón en 1955. Militó en el Partido Comunista hasta que en 1960 se desvinculó y se produjo su acercamiento al movimiento peronista. Con el golpe de 1966, comenzó a defender a presos políticos y denunció violaciones a los Derechos Humanos durante el régimen militar. En esa época también arrancó su amistad con Duhalde, con quien después denunciaría, a través de la revista Militancia peronista para la liberación, el financiamiento de la Triple A a través del ministro de Bienestar Social, José López Rega.El joven abogado había accedido a su banca de diputado nacional por el Frente Justicialista de Liberación (FREJULI) en las elecciones de marzo de 1973 y entre sus promesas de campaña se comprometió a investigar la Masacre de Trelew, que había ocurrido un año antes. “La sangre derramada jamás será negociada”, fue su frase al jurar como diputado, la misma que usaban las organizaciones revolucionarias, lo que significó su ruptura con el oficialismo y la creación del bloque unipersonal Peronismo De Base. El día de su asesinato, la revista El Combatiente, del PRT, encabezaba su edición con esa noticia. “Las bandas asesinas dirigidas desde el ‘Ministerio del Pueblo’ que comanda el Secretario Privado de la Presidente de la República, se ha cobrado una nueva víctima de las filas del Pueblo”. Los restos de Ortega Peña fueron velados en la Federación Gráfica Bonaerense, gremio en el que había trabajado como abogado laboralista y en el que había defendido a cientos de obreros. Fueron a despedir sus restos militantes de todos los sectores políticos, desde líderes guerrilleros hasta estudiantes secundarios, que a la mañana siguiente marcharon junto al cuerpo hasta la Chacarita, aunque sólo unos pocos pudieron ingresar al cementerio después de una brutal represión policial. “No ha muerto simplemente el diputado, sino un militante del peronismo revolucionario que tenía una vieja y consecuente lucha al servicio de la clase obrera peronista y del pueblo”, manifestó durante el velatorio Eduardo Luis Duhalde
Tiempo Argentino, 30/07/10
Tiempo Argentino, 30/07/10
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