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sábado, 17 de julio de 2010

Artemio + López = 40 + 1

Entrevista a Artemio López
“En la Ciudad, Michetti mide mejor que Macri” Para el consultor, el kirchnerismo tiene chances de llegar al 40 por ciento de los votos, aunque reconoce las dificultades que esta fuerza tendrá para conseguir el objetivo si le dividen el voto peronista. El PRO sigue mandando entre los porteños.
Por Martín Rodríguez

Artemio López, junto a Fernando Braga Menéndez y Torcuato Di Tella (¿y ahora Carlos Escudé?) expresan al tipo de intelectual que mejor interpreta el estilo K. Confrontativo, burlón, impiadoso pero dialoguista hasta el límite, Artemio muestra un estilo diametralmente opuesto al de Carta Abierta o al de 678.
Para Artemio la política huye de los integrismos progresistas. Es peronista, banca a Kirchner públicamente y no se inhibe de ser un crítico permanente. Su intimidad con el poder de Olivos se revela en su retórica: “éste” o “éstos” dice permanentemente para referirse a Néstor o al matrimonio Kirchner. Artemio es un entrevistado fácil: habla igual con grabador prendido que con grabador apagado y empieza la entrevista cuando baja a abrirte la puerta de su bella oficina en el corazón de Almagro: “¡Qué quilombo!”, dice, y te abraza. Y nadie sabe exactamente de qué quilombo habla pero se nota que sí. Que este país y esta ciudad son un quilombo.
“Este mundo te confunde, a favor y en contra te confunden, los blogs te confunden. Te confunden también los animales que dicen que a Kirchner hay que prenderlo fuego. A Kirchner hay que agarrar y medirlo”, arranca.
–¿Vos decís que llega?
–No sé.

–En Perfil salió un informe…
–De Management and Fit. Si vos no sabés qué va a pasar en la primera vuelta, cómo vas a imaginar qué pasa en la segunda. Es como si yo te dijera: “Decime el resultado del Mundial 2018 en función de lo que viste en 2010”. El kirchnerismo sale con 30 puntos en 2009, todo para atrás, todo mal, diciendo que lo bueno era malo, que insistir en los errores estaba bien, que la oligarquía eran todos paisanos que bailaban arriba de los camiones, y era una fiesta del pueblo, la gente iba a las rutas como a la Plaza y éste decía que eran todos oligarcas…
Si en ese momento consolidó 30 puntos es porque mucha gente que vota dice “éste tan malo no fue” y porque lo que tenía enfrente era ya poco convincente en ese momento. ¿Te imaginás qué puede pasar ahora, mejorando las circunstancias, con Kirchner callado, con menos conflicto por delante y con esta oposición mostrándose cada vez más horripilante? ¿Tiene chances de llegar al 40? Tiene chances. ¿Son fáciles las chances? No.
Pero esa hipótesis, yo, cuando la presenté por primera vez, dije: “Me extraña que los asesores de derecha no hayan hecho ver la hipótesis de una fuerza que en el peor momento político y económico obtuvo 30 puntos no pueda acceder al 38,7 y ganar en primera vuelta, con las mejoras en términos socioeconómicos y políticos que se pueden dar de aquí a 2011”.
–¿Qué hizo bien Kirchner después del 28 de junio y qué hizo mal la oposición?
–Lo primero que hizo mal la oposición es sobreofertar que iba a darle gestión ejecutiva al país. No le dio nada porque estaba votado lo esencial y porque no lograron reunir esas famosas mayorías que decían, nunca se consolidaron, y el kirchnerismo hizo algunas cosas bien. La primera fue dejarse de boludear con la transversalidad y todas esas pelotudeces y ordenarse internamente, saber que maneja un partido de Estado y que tiene una lógica de hierro inexorable, revisar todo lo que hizo en 2009, los 10 puntos en Capital, los 9 en Córdoba. Y después una medida de gestión adecuada.
Durante la crisis se comportaron bien, tuvo un daño colateral muy bajo, sólo aumentó un punto de desempleo cuando el mundo derrapó fuerte, mantuvo un tipo de conducta con respecto al tipo de cambio, inalterado, un rumbo económico que le permite ahora crecer a tasas interesantes, la Asignación Universal por Hijo que, aún con sus limitaciones, es la política social más importante desde el 83. El avance de los gremios ha recompuesto buena parte del salario de los trabajadores formales, la informalidad está bajando lentamente, hay un comportamiento fiscal bastante adecuado a los tiempos, donde efectivamente hay mucha responsabilidad, y nunca se bandearon en términos de defaultear, garantizaron desendeudamiento y pago.
O sea que tuvieron algunas herramientas de gestión buenas, con déficit de tipo político, comunicacional, de estilo, que arrastran desde antes. Mejoraron alguna etapa con algunos productos como 678, que durante un semestre cumplió, ya que enseñó a leer los diarios. Y después está la oposición, que mostró sus limitaciones. No se les cayó una idea. Además ha sido realmente desafortunada la elección de los personajes, han saturado de manera notable, como el vicepresidente éste…
Yo creo que va a terminar midiendo un poco menos que Castells. La recomposición del radicalismo por el lado más tradicional, eso también sirve para pensar que vamos a un escenario no tan novedoso.
–¿Cuál es ese escenario?
–Primero, un peronismo oficial encabezado por Kirchner, probablemente, y al que le van a armar algunas colectoras: una es la de Duhalde, la otra es la de Macri. ¿Para qué? Para yugularle votos y que no se cumpla el mito éste de los 40 puntos, que es un mito pero están todos preocupados porque no se cumpla. Le van a armar dos colectoras peronistas del flujo de votos panperonista que está dando vueltas por ahí. Le van a armar siempre por afuera de la interna.
–¿Francisco de Narváez no va a la interna?
–De Narváez no va a ir, yo creo que va a terminar cerrando con Macri, porque si no, va solo y me parece que va a perder.
–En un momento se hablaba de la posibilidad de que De Narváez vaya a una interna en la provincia y termine siendo una boleta “Kirchner Presidente” y “De Narváez Gobernador”.
–Exactamente. Eso es muy complejo, de Kirchner lo aceptaría perfectamente, lo que yo no creo es que le den las chances de ganar porque también puede ser que gane Scioli ahí, que quiere reelegir. Ahora lo de De Narváez es pertinente: “Si yo tengo todos estos votos, yo gané”. Vos imagínate: Duhalde, Mario Das Neves, la mesa ésa, y el Colorado dice: “Yo estoy mal acá”, ¿o no? Porque él tiene el as de espadas: “¿Vos qué tenés?”. “Yo le gané a Kirchner”, dice, y les dijo “encabezo yo”. Pero le dijeron que no.
–Vos imaginás un Macri candidato a presidente.
–Es más razonable eso que Eduardo Duhalde.
–¿Y Solá no?
–¿Solá cuánto mide? No mide ni 2 puntos en Capital. Igual el Colorado debe estar en una situación complicada.
–Le queda chica la provincia.
–Y… el tipo le ganó a Kirchner, vos le ganaste a Kirchner y yo te vengo a armar la lista.
–Es una encrucijada fea: sos colombiano, le ganaste a Kirchner, estás rodeado del duhaldismo.
–Macri algún voto te saca, Duhalde algún voto te saca y el flujo no es infinito, entonces vos tenés un flujo que, dándole mucha manija, está en 50, 55 puntos de peronismo. Cuando el peronismo se dividía en tres (como en 2003) sacaba 60, pero ésas eran circunstancias políticas muy excepcionales, enfrente no había nada. Hoy creo que el universo peronista puede ser del 50 por ciento del electorado. Pero si te arman dos colectoras dentro de ese 50, vos para llegar al 40 tenés un quilombo. La estrategia de ellos, de Duhalde, es yugularle votos armándole esas colectoras, para bajarlo del 40, ¡porque lo del 40 no es joda! Vos lo dejás solo a Kirchner y el tipo pica con 30 en junio, ahora debe estar en 32, saca 39 y te empomó, porque le quitás los votos en blanco, ausente, todo, 39 se te hace 40 y si vos le sacaste 10 (al segundo), buenas noches, Bariloche, chau. Y éste sabe cómo gobernar con 40 y tener 60 en contra, gobernó con 22.
–Gobernó con 22 pero el otro 80 por ciento no era en contra. ¿Cuál es el porcentaje de rechazo nacional a Kirchner?
–De 50 puntos. Pero con 50 a favor es una pelota de los que no te rechazan. Tuvo el 80 en contra después de la 125, eso está cediendo, ahora tiene 22 puntos a favor en Capital, la encuesta ésa es verdadera, proyecta 24 en Capital. Es el mismo porcentaje que sacó Cristina en 2007, no quiere decir que vos tengas 45 a nivel nacional. Pero atento a la señal: es Capital.
–Vos habías dicho que en un momento los kirchneristas no podían ni hablar públicamente del Gobierno. Hasta que esto se quebró, ¿cómo era eso?
–Yo lo llamé la ruptura de la campana de silencio. Porque en un momento no tenías argumentos para defender al Gobierno y, al mismo tiempo, no tenías intervención mediática posible. Creo que eso se fue quebrando por abajo, hoy la gente discute, algunas ideas se aceptan, otras no, pero se instaló la discusión y defender al Gobierno hoy es posible.
–En relación a la Ciudad, ¿cuál es el escenario?
–Hoy gana Macri. Y el segundo es Pino.
–Pero Pino no decidió si se presenta en la Ciudad.
–Pino no está decidido, transfiere una parte de su electorado a Lozano, no su totalidad. Se mantendría como segunda fuerza, pero Macri está cerca del 34 por ciento, con un Pino que está bordeando el 18.
–¿Y el kirchnerismo qué tendría que hacer? En caso de que fuera Pino, ¿dejarlo ganar? ¿O en caso de que no fuera Pino tendría alguna chance de jugar con Sabbatella, por ejemplo?
–Sabbatella no va a jugar en la Ciudad, descartado, va a ir como candidato a gobernador, solo, con la tijerita, diciendo “voten a Kirchner desde la izquierda”, eso lo hizo el colorado Ramos en el 73 y le dio un resultado bárbaro, sacó un montón de votos diciendo simplemente “Vote a Perón desde la izquierda”. En Capital hoy gana Macri, al irse Macri está Michetti, que tiene los mismos votos. Los 31 puntos de Michetti son los 31 de Macri.
–Ahí sí hay transferencia.
–Total, es horizontal. Te digo más: la imagen de Michetti es un poco mejor que la de Macri, eso de cargarle las tintas a Michetti de la caída de los 46 a los 30 puntos es mentira, cayeron porque la gestión es una cosa berreta. Macri tiene 30 puntos, Michetti también, y la van a poner de candidata. Hoy ganaría, pero para las elecciones falta mucho. ¿Y qué tendría que hacer el Frente para la Victoria? Y… aprovechar que Kirchner mide 22, por lo menos, sintonizar con un espacio que tenga que ver con esos 22, cosa que es muy difícil. Ya le fue difícil, Filmus midió menos que Cristina en su momento. Es muy deficitaria la política del peronismo porteño en general y del kirchnerismo como variante del peronismo porteño en particular.
–¿No hay ninguna figura a la que le veas potencialidad dentro del kirchnerismo en Buenos Aires?
–Tiene que ser una cosa más peronista, más amplia, tiene que ser menos buena para nosotros, para los “buenos” (se refiere a los progresistas). Si para nosotros es muy bueno, muy lindo, sacalo. Yo me baso en eso: hacemos una reunión de todos los buenos, elijamos a uno, a ese no lo pongamos, yo uso ese método, junto a diez y digo “¿cuál es?”. Y a ese no lo ponemos. En Capital, Massa es Gardel, acá tiene mejor imagen que Ricardo Alfonsín, si hubiera un Massa acá...
–¿Cuáles son los políticos en general entre Capital y provincia?
–En Capital tienen la mejor imagen Ricardo Alfonsín, Sergio Massa, Martín Sabbatella, Pino. Macri tiene 30 puntos, pero son 30 puntos de voto.
–Está como Kirchner.
–Está como Kirchner, todos los que gestionan están así: o vos te creés… Kirchner porque le tocó una etapa excepcional de 2003 a 2007 y salió con 60 puntos de imagen positiva, pero eso no vuelve nunca más, vos hoy te vas hecho jirones de la gestión, o sea, y si te vas con 30 es que hiciste una buena… Por eso lo de Cristina va bien, porque está yendo al 30.
–¿Y una tercera gestión kirchnerista? Hagamos la hipótesis de que llega, primero: ¿es él o es ella? Porque ella mide mejor, ¿no?
–Miden parecido.
–Cristina tiene el perfil con más contacto internacional. Me da la sensación de que ella en un contexto de G-20 va mejor.
–Puede ser… hoy miden lo mismo, pero no me extrañaría que pueda cambiar. Pero hoy es muy lejos todavía, los dos están mejorando su imagen. Vamos a ver, falta mucho, yo no descarto lo de Cristina.
–¿Un tercer gobierno puede ser un gobierno reparador de cosas?
–Es probable pero, ¿cómo se lleva adelante? Yo creo que tendrían que repararse algunas cosas.
–Como el “caso del Indec”.
–Eso para mí tendría que estar resuelto en un saque, porque no es verdad que nada de lo que dicen los privados sea cierto. Yo te digo la verdad: si vos recomponés el Indec vas a poder presentar un panorama social en el que tenés la Asignación Universal por Hijo, te va a bajar la pobreza a la mitad y la indigencia también. La pobreza te la va a bajar a un 30 y la indigencia a la mitad. Pero vas a poder decirlo. Porque como está el Indec no podés anunciar la baja de nada. Perón, en la última encuesta permanente de hogares marcó 2 puntos de indigencia y 6 puntos de pobreza. Eso era en el 74. Había 5 puntos de informalidad laboral, no 30 o 40 como ahora, había pleno empleo, 2,8 de desempleo, otros salarios, otro país, indicadores sociales iguales que los de Australia. Y lo podía decir.
–¿Y para qué luchaban en aquella época en un país así?
–Ésa es la autonomía de la política.
–Me interesa tu cuestión crítica sobre 678.
–Mi perspectiva es la misma que puse en el blog: 678 es bueno cuando didácticamente enseña a intervenir en la lectura de los medios, Clarín y cualquier otro. Te enseña, propone un ejercicio didáctico de reflexión, que normalmente el teleespectador o el lector no hace. Yo, por ejemplo, me enteré de la lectura de zócalos a través de 678, esa divergencia la pesqué fuerte a través de ese tipo de programas, no la conocía, no era lo mío. Cuando voy a los bares y veo el zócalo y creo que lo que dice el zócalo es lo que dice el locutor, porque creía eso yo, y veo que lo cambian, o sea, eso me parece que es útil. También eso está en el contexto donde la polémica por la Ley de Medios hizo que los diarios aparecieran claramente como corporaciones con intereses concretos. 678 no tuvo que descubrir la pólvora, estaba medio descubierta, la mostró, eso está bien. Lo que yo no comparto es cuando la política baja al panel y ahí se transforma en política progresista, pura, dura, autista, que trata de construir personajes de ficción, que le quita complejidad a todos los fenómenos.
–Lava mucho al propio kirchnerismo.
–Si vos me decís que defina lo que pasa ahí, lo que veo es que hay una penuria de complejidad en ese panel, de todos los temas que atraviesan. No es que sean poco capaces, no dudo de la capacidad de nadie, lo que sí creo es que hay ahí una podada de toda la complejidad de los temas, desde Milagro Sala hasta cualquier otro, el propio gobierno y la oposición, no puede ser que toda la oposición sea lo mismo. Por eso yo escribo en Perfil. “No es tu lugar”, me dicen. No, sí es mi lugar: ¿qué voy a escribir, en la revista Debate? No porque sea mejor Perfil en términos valorativos. En términos del debate vos le armas un quilombo diciendo “Kirchner saca el 40 por ciento” en Perfil y si lo decís en El Argentino le chupa un huevo a medio mundo. “Uh, este gordo boludo diciendo siempre lo mismo, están todos comprados”, van a decir.

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