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viernes, 22 de octubre de 2010

La fiscal ya identificó a dos de los agresores de Mariano


A partir de la declaración de testigos y las imágenes aportadas por C5N, se identificó a quienes atacaron a los manifestantes del PO. Esta madrugada se presentó un testigo clave. Un representante de los tercerizados se negó a revelar el nombre del que disparó.
La investigación sobre el asesinato de Mariano Ferreyra logró ayer los primeros avances, pero también tropezó con algunos obstáculos. Varios testigos identificaron a Daniel González y Roberto Prado, ambos delegados de la Unión Ferroviaria, como los agresores de los militantes del Partido Obrero que manifestaron el miércoles en Avellaneda. Esta madrugada, la fiscal de la causa recibía en su despacho el testimonio de un testigo clave que profundizaba las pistas sobre los hechos violentos que derivaron en el asesinato del militante del PO. Según fuentes cercanas a la causa, se trata de un trabajador de la zona sur que presenció los hechos y estaría en condiciones de identificar a los autores del asesinato. El testigo declaró bajo identidad reservada y solicitó ser protegido. Sin embargo, el líder de la Unión Ferroviaria, José Pedraza, no pudo reconocer a nadie de su gremio en las filmaciones que le exhibió la fiscal Cristina Caamaño. Y un abogado que supuestamente iba a aportar el nombre del agresor se retiró de la fiscalía, revelando vagamente la identidad de un manifestante que dice haber visto a quien disparó. “Están usando la muerte de Mariano. Yo quiero que me digan qué saben, porque tengo que encontrar a los responsables de la muerte”, dijo la fiscal a Tiempo Argentino.

Ayer por la mañana tomó la decisión de apartar a la Policía Federal de la investigación hasta que se aclare si, tal como denuncian los manifestantes atacados, hubo una “zona liberada” para los agresores. La pericia sobre la bala que mató a Ferreyra será realizada por Gendarmería Nacional, pero demorará entre dos y tres semanas. La fiscal Caamaño lucía anoche agobiada y con la sensación de un enorme trabajo por delante, con la presión de todas las miradas puestas, como nunca antes, sobre su trabajo.

“Estos del gremio ferroviario, ¿para qué lado juegan?”, preguntó ayer la fiscal a sus colaboradores, durante una de las interminables reuniones que sostuvieron por la mañana, según relataron a este diario fuentes cercanas a la investigación. No contaba con que por la tarde el gremialista José Pedraza llegaría a su despacho, y durante dos horas miraría las imágenes del canal de televisión C5N y las confusas de las cámaras de seguridad de edificios periféricos al escenario de los disturbios. En una explicación que pareció sonar a coartada, Pedraza narró que el día previo a los hechos se comunicó con el secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi, para anunciarle que, según información que poseía, agrupaciones de izquierda “iban a cortar las vías”. Y agregó: “Le dije que no íbamos a participar ni a favor ni en contra del corte.”
“No reconozco a nadie”, repitió una y otra vez. Hasta que llegó la secuencia en la que apareció el delegado de la Unión Ferroviaria de la ex línea Roca Pablo Díaz. Su participación en la secuencia que va de Avellaneda a Barracas no está en discusión. El propio Díaz la reconoció, pero el rol que le cupo cambia según las miradas: mientras él negó la utilización de armas, el abogado Gustavo Mendieta dijo en la fiscalía que un testigo al que “hay que encontrarlo” aseguró que Díaz “tenía un bolso que abrió y allí estaban las armas”. La vaguedad del relato fue una constante en la fiscalía. De hecho, Mendieta había irrumpido en la escena cuando uno de los trabajadores tercerizados, Diego Cardias, expresó públicamente que tenía identificado al que mató a Ferreyra, incluso lo situó trabajando en los talleres de Mantenimiento de Remedios de Escalada, pero omitió dar su nombre: “El abogado no me lo permite.” El abogado es Mendieta, pero ante la fiscal no sólo no aportó el nombre del asesino sino que refirió que “hay una persona que lo puede identificar pero que no declaró todavía”. Con la cautela del caso, la información habla de “un militante del PO, de nombre Ariel”.
Las imágenes que el canal de noticias C5N le envió a la fiscalía aportan información sobre siete de los organizadores de la emboscada a los trabajadores tercerizados, quienes fueron identificados como Krasacoski, delegado de la UF regional Sur, Alcorce, delegado de la UF de Remedios de Escalada, Roberto Agustín Prado, afiliado a la UF de Remedios de Escalada, Daniel González, otro delegado de la UF, que en la filmación luce un cuello ortopédico, Ricardo Arias, delegado, el operario de la misma regional Cristian Tanquía, y finalmente un congresal del gremio de apellido Amuchástegui, encargado de coches remolcados del taller de Remedios de Escalada y presunto barra brava de Bánfield.
Otro testigo, Lisandro Martínez, aportó una descripción física del tirador: robusto pero no gordo, de cabello corto negro, tez blanca, con una camiseta “celeste con rombitos”, que según otros militantes de izquierda “era la de Racing”. De unos 40 años de edad y mediana altura, siempre según la versión, habría disparado desde unos 30 metros de distancia y parado cerca de un patrullero. “Si lo veo lo reconozco”, estimó. Pero ante la fiscalía no pudo hacerlo, al menos hasta ahora.
A propósito de los patrulleros, el abogado Mendieta –quien estuvo en la marcha− dijo haber visto cómo abrieron paso a los supuestos sindicalistas de la UF y después de que concretaron la agresión, cerraron filas para “proteger la retirada”. También dijo que otros manifestantes dijeron haber visto a un hijo del subsecretario de Transporte Ferroviario, Antonio Luna. Pero lo situó “entrando a la Comisaría Segunda de la Bonaerense”. Esa seccional queda en Avellaneda, a unas 15 cuadras de donde se registraron los hechos de violencia. No hay visión directa entre ambos puntos.

El sindicalista Pedraza prefirió definir las cosas a su manera: “Esto es un hecho político”, dijo.

Fuente: Tiempo Argentino

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