
Con respecto a una posible segunda vuelta, la presidenta lograría el 45,3% de los votos frente a Julio Cobos.
Fuente: Tiempo Argentino
Con respecto a una posible segunda vuelta, la presidenta lograría el 45,3% de los votos frente a Julio Cobos.
Fuente: Tiempo Argentino
Por Norberto Galasso
Las mayorías populares iban a despedirse de un presidente amigo en su muerte, de un compañero que en pocos años les había dado vida, de quien les había permitido salir del escepticismo político hacia la polémica ardorosa en busca de un futuro mejor, hacia la réplica y la contrarréplica alrededor de los conflictos que él –que no los había creado, como sostenía la oposición- los ponía sobre la mesa para resolverlos.
Por eso no fue una procesión callada, respetuosa y sombría sino un incesante desfile con gritos, con cánticos, con adhesiones coreadas, con entusiasmos fervorosos, con arengas delante del féretro.
Era el afectuoso saludo militante a un líder militante que se iba. En el salón de Los Patriotas Latinoamericanos, desde dos cuadros cercanos, Perón y el Che parecían acompañar esa explosión popular, no trajeada para un cumpleaños sino en camisa, desaliñada a veces, desbordada su emoción, de rostros desencajados, volcando afecto hacia el presidente muerto y hacia Cristina, para darle a ella el impulso suficiente para seguir, para no amenguar los ímpetus.
Era el saludo militante a un matrimonio de militantes que habían osado enfrentar a los grandes poderes económicos y mediáticos, como también al Imperio, avanzando hacia la liberación y la unidad latinoamericana.
Era el compromiso, golpeándose el pecho, de que no terminaba “el kirchnerismo” –expresión hoy del protagonismo popular- como predecían los augures de la desgracia argentina desde los grandes matutinos, sino que se ratificaba el rumbo con la única y posible garantía: el pueblo en la plaza, como fue siempre, desde el 25 de mayo y el 17 de octubre.
Era un pueblo con demasiado jóvenes -para el gusto de los detentadores del privilegio-, un pueblo con conciencia de sus derechos y con convicción latinoamericana que no por casualidad encontraba, junto a Cristina, a los líderes actuales de la verdadera Patria Grande.
La presencia de ese pueblo profundamente dolido pero profundamente esperanzado aseguró también la ausencia de los impresentables, de los que se mueven en las sombras conspirando para atrasar el reloj de la historia, de los que promueven la vuelta a un pasado de vergüenza y humillación, de miseria y de entrega, de subordinación semicolonial.
“Brillaron por su ausencia”, como lo expresa el hombre común, tan gráficamente, e indefectiblemente permanecerán en ese camino hacia la soledad y la ausencia política, solos, sin pueblo, sin futuro, y el telón caerá sobre ellos, de una vez por todas.
Una, vacacionando en Córdoba, otro inventando alguna nueva traición, otro preparando maniobras oscuras para desestabilizar.
La turista había dicho: “No lo soportan más... El pueblo lo quiere matar”, pero, ¡Qué chasco!: el pueblo lo quería revivir, no se resignaba a su desaparición, palabra que uso expresamente por el contenido que ha adquirido para la militancia.
También hubo algunas presencias molestas sobre las cuales cayó la lluvia de silbidos porque tenemos memoria.
No decimos esto para agravar los enfrentamientos: cada uno sabe en qué vereda se pone y éstos no se equivocan, aunque pretendan ser “amables adversarios” dispuestos “al consenso” (¿Qué tenía que hacer allí Estensoro y su cónclave?).
Los oportunistas y los que cultivan la más desvergonzada hipocresía no nos interesan porque estuvieron, están y estarán en otra cosa: que los bendigan Magnetto y Biolcati, que constituirá una verdadera maldición de la Patria.
Pero una vez más hay que llamar la atención a aquellos que por sectarismo, por incomprensión, por estrechez de miras o por desmedida ambición no participaron de estas jornadas de dolor que vivió profundamente un amplísimo sector de la sociedad argentina, aquellos que han errado el rumbo y lo siguen errando.
Decir por ejemplo, “Kirchner tuvo aciertos”, “nosotros lo hemos acompañado a Kirchner en todo lo bueno y hemos criticado todo lo malo”, declaraciones que no caben en dirigentes políticos que aspiran a representar al pueblo.
Esa opinión la dejo para mi tía Rosita.
Un partido o un dirigente debe saber que frente a un gobierno atacado por el establishment tiene que asumir una clara posición política.
Furiosamente atacado, agraviado el matrimonio Kirchner por los más bajos mensajes de facebook , acusado de las mayores desvergüenzas, no se puede opinar con liviandad: apoyo lo bueno, critico lo malo.
Es preciso hacer un análisis profundo, un balance de la política general que desarrolla y ponerse junto a él, con toda la independencia política, ideológica y organizativa que exigen los textos revolucionarios clásicos o de otro modo, admitir que se está objetivamente en contra, junto a los enemigos de siempre y que por esa razón, no se asiste a la plaza junto con el Pueblo.
No valen, en este caso, las buenas intenciones, ni los idealismos abstractos, ni presentar como fundamentales aquellas asignaturas pendientes que aún no han sido resueltas, que deben ser evaluadas, por supuesto, pero en el marco de un progreso económico y social general que ha irritado a los poderosos de afuera y de adentro.
Más allá de lo que falta realizar –cuando en el 2003 faltaba todo- y a pesar de ello y para darles solución –para llenar la parte del vaso que aún está vacía- una vez más, las mayorías populares han vuelto a la plaza, con banderas, con gritos, con esperanza y quienes no estuvieron allí deben reflexionar profundamente acerca de ese desencuentro.
No estuvieron junto a los trabajadores y la clase media más popular justamente cuando ella salió, como pocas veces en nuestra historia, como en sus grandes momentos, con pasión, con ganas, con los dedos de la mano en V augurando futuras victorias, con la mano sobre el corazón comprometiéndose a jugarse por una Argentina mejor.
Y no estuvieron.
No quiero hacer nombres, cada uno sabe su historia.
Habrán dado quizás alguna declaración de compromiso, hasta es posible que hayan mandado a alguno con bajo perfil para que no le recordasen que venía de la vereda de enfrente.
Pero no estuvieron sintiendo profundamente, viviendo profundamente, en medio de los muchachas y muchachos que inundaron la plaza histórica.
Hemos criticado la flexibilización laboral en su momento y el empleo en negro, hemos condenado la tercerización y abogamos siempre por el pleno empleo pues mientras subsista el sistema en que vivimos, los trabadores necesitan pleno empleo no sólo para tener ingresos y estabilidad familiar sino para tener fuerza para pelear por sus derechos, pero ¿cómo explicar este suceso de Río Gallegos en que tercerizados con apoyo del P.O. van a reclamar justamente cuando se está velando a un ex presidente y los anónimos, los “nadie y sin nada” como decía Scalabrini, los laburantes van a la plaza y hay un inmenso dolor y curiosamente, al mismo tiempo, hay una gran esperanza de seguir avanzando.
Cualquier político o gremialista principiante comprende que había que esperar hasta al lunes, salvo que se delire con aquello de que “cuanto peor, mejor” que causó tantas muertes.
Estos tampoco estuvieron, ni siquiera en el mínimo respeto a la muerte y al pueblo en su conjunto.
Este desencuentro ha sido fatal en nuestra historia, pero se repite sistemáticamente, ahora agravado porque también alcanza a sectores que tienen tradición nacional y popular.
A veces se explica porque los dirigentes provienen de sectores medios y entonces pretenden hablar en nombre de los trabajadores cuando viven de manera bien distinta, lejanos del rumor de las fábricas, ajenos a los barrios fangosos.
Y entonces no sirven los fuegos de artificio de la revolución “completa”, “pura”, “para mañana”.
Porque cuando no se vive como se piensa, se concluye pensando como se vive.
O también porque se alardee de izquierda dura o de centroizquierda progresista pero no se palpita al unísono con los de vincha y bombo que salieron estos días a copar el escenario político.
Quizás porque, en el fondo se supone fueron a la plaza, como decía Sarmiento, porque son “la barbarie” ignorante o infradotados a quienes se los engaña siempre, como en octubre del 45.
Si así fuese, mejor sería que no hiciesen ni gremialismo ni política.
Harían un enorme bien a todos si se fueran al cine todas las tardes o concurriesen a clases de violín o se dedicasen al ajedrez, que sería mejor forma de demostrar si tienen ingenio en vez de hacer elucubraciones teóricas complejas para terminar –inevitablemente- pensando y sintiendo de manera distinta a aquellos a quienes dicen representar.
Hoy los hechos están a la vista. Una marea popular inundó a las calles dando fuerzas a Cristina para proseguir las transformaciones iniciadas.
Por ahí camina la Historia, algunos militarán a dentro, otros galoparemos al costado -al ladito, diríamos porque creemos que servimos mejor así- pero no en la vereda de enfrente, ni en la concepción de la tía Rosita, sino metidos profundamente en el camino de la liberación nacional-latinoamericana para concretar los cambios más profundos e irreversibles.
Néstor Kirchner fue inhumado ayer con un 78 por ciento de imagen positiva: 18 por ciento de los encuestados dijo tener una opinión muy buena y 60 por ciento una imagen buena. Por supuesto que existe el efecto que produce la muerte, sobre todo cuando es inesperada, sensibilizando a las personas y resaltando los mejores atributos de la persona fallecida. Sin embargo, en este caso también influyeron mucho los miles de testimonios que se pudieron ver a través de todos los medios en que ciudadanos comunes y también artistas, intelectuales y hasta políticos opositores señalaron los logros de Kirchner en vida. “La gente se encontró con el significado del ex presidente, con el vacío que queda y el gran peso que tenía”, señala Enrique Zuleta Puceiro, titular de Opinión Pública, Servicios y Mercados (OPSM). Lo que también se percibe en la opinión pública ahora es que dos de cada tres personas, es decir el 66 por ciento, cree que Cristina Fernández de Kirchner va a ser capaz de profundizar y mejorar la tarea pese a no contar con Néstor y, de cara a las elecciones de 2011, no sólo se ratifica que tiene la mayor intención de voto, sino que se produce un fenómeno que no existía antes de la muerte del ex presidente: la mandataria se impone, por goleada, a cualquier otro candidato en un eventual ballottage. Otro dato que surge en los últimos días: Julio Cleto Cobos perdió la mitad de la intención de voto, que tenía. Las conclusiones surgen de una amplia encuesta realizada entre jueves y viernes por OPSM. En total fueron consultadas 1100 personas de todo el país, en ciudades grandes y chicas y respetando las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social. La conducción de OPSM está a cargo de Zuleta y el director técnico del estudio fue Gustavo Lorenzo.
“El efecto de mejora de imagen se produce habitualmente en cualquier muerte –explica Zuleta–. Lo vimos recientemente en el caso de Raúl Alfonsín. Aunque hay diferencias muy significativas con Kirchner. Alfonsín ya no estaba en el centro de la escena política y en cambio Kirchner era el eje indiscutido de las controversias. La gente estaba a favor o en contra, despertaba pasiones. Y otro elemento llamativo es que Kirchner no estuvo, como Alfonsín, muchos años en la consideración popular: en 2002 no lo conocía nadie. Fueron ocho años frenéticos de una enorme vibración. El efecto después de la muerte es impactante: muchísimos ciudadanos descubrieron el peso que tenía, la importancia crucial en la política argentina. Y eso hizo que subiera en forma inmediata su estatura como figura. Queda al margen la confrontación y aparecen mucho más nítidos los aspectos positivos. Hasta para los políticos opositores. Todos exhibieron un respeto impresionante. Al mismo tiempo, los medios reflejaron a miles de personas que se acercaron a mostrar su cariño, a resaltar tal o cual logro y a agradecer que consiguieron trabajo o una jubilación o la Asignación Universal por Hijo. Por supuesto que eso deja pensando a muchísimas personas que estaban dudosas respecto de su figura. Agregaría otra cosa: en los últimos dos días se vio en los medios a un Kirchner sonriente, trabajador, optimista. Eso también queda en la retina de cualquier ciudadano común.”
“Es evidente que en esta encuesta hay un flujo hacia Kirchner y hacia Cristina. Y seguro vendrá un cierto reflujo –pronostica Zuleta–. Por ahora nadie quiere aparecer como un especulador criticando, tratando de ganar en río revuelto. La sociedad castigaría duramente al que aparezca como oportunista. Ya hubo un discurso negativo cuando estuvo internado y eso cayó muy mal. Entonces priman las opiniones favorables y, como es inevitable, volverán las críticas a la brevedad.”
Para Zuleta, “el respaldo a Cristina no es muy distinto del que ya tenía. Ojo, Cristina contaba con buena imagen antes de la muerte de Néstor y en las encuestas hasta estaba un par de puntos por encima de su marido. Y tampoco debe pensarse que Néstor estaba en mala situación. El se fue del gobierno con 70 por ciento de imagen positiva. Después vino la confrontación con el campo y al poco tiempo tuvo un 70 por ciento de imagen negativa. Pero en estos últimos meses había remontado muchísimo. Ahora sólo el 34 por ciento de los encuestados opinaba mal de él. En ese marco, no me extraña para nada que el 66 por ciento diga que Cristina va a profundizar o mejorar la tarea que viene llevando a cabo, teniendo en cuenta que va a estar sin su esposo. No me extraña, porque también la imagen de Cristina avanzó en forma espectacular en los últimos ocho meses. Fíjese que sólo un 21 por ciento opinaba mal de su gestión y el doble de ese porcentaje consideraba que su gobierno era bueno o muy bueno. En los datos posteriores a la muerte de Néstor no existe un cambio abrupto en las opiniones sobre Cristina. Ya venía bien, en ascenso.”
Uno de los grandes interrogantes que se plantean está referido a las elecciones de 2011. Néstor Kirchner aparecía como virtual candidato, pero las encuestas también evaluaban una posible candidatura de la Presidenta. En los datos sobre lo que sería una primera vuelta, no hay muchos cambios en la encuesta de OPSM. Néstor Kirchner siempre ocupaba el primer lugar, algo reconocido hasta por los consultores que trabajan para distintas vertientes opositoras. También Cristina figuraba imponiéndose en la primera vuelta. El trabajo de OPSM marca una distinción que últimamente se venía poniendo sobre la mesa, si una candidatura de Daniel Scioli recogía más votos o no. El trabajo de OPSM –que tampoco se diferencia de los anteriores– exhibe una clara primacía de Cristina sobre Scioli: un 51 por ciento considera a la Presidenta en mejores condiciones de gobernar, mientras que un 28 por ciento se inclina por el mandatario bonaerense. El otro gran debate entre los encuestadores gira alrededor del ballottage. Los consultores opositores señalaron siempre que el oficialismo tendría grandes dificultades para imponerse en una segunda vuelta. Eso tenía que ver con que el ballottage unifica a quienes se oponían a Néstor y Cristina. En la encuesta de OPSM, la Presidenta le saca una enorme ventaja a cualquier adversario: le saca 14 puntos a Cobos, 15 puntos a Mauricio Macri y 22 a Ricardo Alfonsín. Para Zuleta, en esos datos sí se nota un cambio tras la muerte de Néstor Kirchner: “Ella genera menos rechazos y eso creció muchísimo estos días, en que se la vio muy entera y a la vez muy humana en el velatorio. Y además cuenta con el hecho de que los candidatos opositores están en un mal momento, básicamente porque es el oficialismo el que genera imagen de gobernabilidad. La oposición ahora tiene un problema grande. Su eje era estar en contra de Néstor. ¿Cuál va a ser ahora el discurso de un Francisco de Narváez o de una Elisa Carrió? Ninguno genera ideas alternativas de gobierno, sino un perfil de estar en contra de Néstor. Es como se decía en España: ‘Contra Franco estábamos mejor’. Un dato muestra en forma fuerte el efecto: en menos de una semana, Cobos perdió la mitad de la intención de voto que tenía. Hace siete días, en nuestro último estudio, publicado por Página/12, Cobos ostentaba el 11 por ciento de la intención de voto, ahora bajó al siete”.
“El otro factor que se percibió en estos días –completa Zuleta– es la notoria presencia de gente joven en la Plaza de Mayo y en el velatorio. Es un fenómeno que está apareciendo en varios países y también en otros partidos. No se percibe en la derecha ni en la dirigencia sindical, pero la emergencia de jóvenes ya es notable en España o Francia, por ejemplo. En el gobierno de Cristina hay funcionarios muy jóvenes, como Diego Bossio, el titular de la Anses, el organismo estatal de mayor envergadura; el titular de Aerolíneas Argentinas, Mariano Recalde, o el vicejefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina (h). La lógica indica que el gobierno de Cristina va a estar rodeado de gente joven justamente por su carácter transgresor.”
Télam
Con Kirchner se demostró que es posible hacer política manteniendo convicciones. Néstor murió de una manera militante, haciendo política, luchando con pasión por ideas y utopías.
Sin dudas, luego de transitar estos años, la política se convirtió en el centro de la escena poniendo fin al que se vayan todos y a la ceguera del neoliberalismo. El liberalismo busca precisamente a los “alica alicate”, a los “no positivo”, a la tinellización de la cultura, a los actores de la antipolítica para despolitizar, para que el pueblo no discuta política, para que los poderosos no se sometan a cuestión alguna. Para que nada cambie a favor de los más débiles. Para que el poder siga disfrutando por ser los pocos y distinguidos y el resto siga sin derechos ni oportunidades.
Kirchner se comportó como un atrevido para el poder, bajó los cuadros de Videla en la Esma, buscó justicia y recuperó la identidad de muchos hijos y nietos de desaparecidos. Se animó con Clarín, la Sociedad Rural y otros. Tuvo la osadía de decirle al Fondo Monetario Internacional aquí tienen lo suyo, se canceló lo adeudado y no se metan con nuestras cosas, seguir las recetas del Fondo nos significó desindustrialización, desocupación, exclusión, hambre, retracción económica. Nacionalizó los depósitos previsionales potenciando el Anses con por lo menos dos aumentos anuales tras años de congelamiento y descuento a los jubilados. Se destaca también mantener el superávit fiscal, el cuidado y crecimiento de las reservas. La mejora de la relación Producto Bruto Interno con la Deuda Externa.
La Asignación Universal por Hijo alcanzando a más de 4 millones de beneficiarios. Qué decir entonces del fútbol para todos. De la cantidad de jubilados que incorporó al sistema. Las cooperativas, devolviéndoles la cultura del trabajo. La Ley de Medios Audiovisuales, las relaciones internacionales con los países de América Latina. Antes se miraba sólo las decisiones de EEUU y Europa, ahora recuperamos nuestra pertenencia geopolítica. Seguimos entonces con las netbooks para los estudiantes secundarios, la creación de Universidades, el Bicentenario, viviendas, rutas, energía, ciencia, etcétera, etcétera, etcétera.
Creo que el mayor entusiasmo se nota en la Juventud. Hoy los jóvenes no son como los quiere el Sistema, despolitizados, desideologizados, idiotizados. Cuestionan, preguntan, se informan, discuten, se organizan. Las columnas más numerosas, alegres y organizadas son precisamente de los jóvenes. Podemos decir que muchos vuelven a soñar.
Al justicialismo de puertas hacia adentro lo llevó a un profundo debate interno. Incorporó la cuestión de los setenta, hecho que siempre se evadía. Revalorizó el rol del militante del campo popular frente al político liberal que en nombre del justicialismo sólo mantiene los intereses del statu quo y los propios. Incorpora a los desocupados a través de sus organizaciones, que peyorativamente, propios y extraños llaman “piqueteros”. Reinstala las Paritarias, con ello el movimiento obrero se fortalece y engrosa la porción política que antes sólo era privativa de la partidocracia.
Podemos seguir destacando más y más cosas, pero lo central es que Kirchner no llegó a la primera magistratura para calentar la silla, para decirle sí al poder en nombre del consenso. Introdujo cambios profundos en el país y en la política. La mal llamada crispación es precisamente discutir al poder. Es transformar. Es incluir, abrir los brazos, ampliar derechos. Su desaparición física lesionó. Hay quienes festejan esa herida. Pero lo cierto es que el campo popular siempre se repone de las lesiones y de las heridas porque su combustible es la sed de justicia, el sueño de una comunidad inclusiva, con movilidad social. Pero la lesión es sólo política, no ideológica. El Modelo sigue y hay que construir más poder popular para fortalecer y crear las condiciones para profundizar aún más el modelo. Cristina debe ser el cuadro más preparado que tiene el campo nacional y popular, es quien tiene la misión de llevar adelante el timón y convertirlo en victoria. Seguirá Cristina para no dejar las convicciones en la puerta de la casa de gobierno. La lección de Néstor, como dijimos al principio, es que se puede hacer política con convicciones, se puede mantener las convicciones y hay que luchar más y más por las convicciones. Transitar el camino de la entrega y la resignación es el más cómodo y confortable. Transitar el camino de la transformación y la dignidad está lleno de escombros y obstáculos. Ese camino, el más difícil es el camino de las convicciones. Allí espera la Argentina para Todos.
Hugo Cantero
Secretario General del Partido Justicialista de Escobar
Fuente: Escobar News
1. Néstor Kirchner no era Perón. 1.1. Perón dejó como sucesores a una Presidenta inepta y a un criminal paranoico. 1.2. Néstor Kirchner compartió su vida y deslizó la presidencia en manos de un valioso cuadro político, de una mujer fogueada y hecha en la gran política. De una mujer de excepcional inteligencia. Se me perdonará esto: pero estudié la carrera de Filosofía y ahí recibí mi título. Dediqué mi vida a la filosofía y a la literatura. Sé cuándo alguien sabe pensar. Ningún presidente de la historia argentina pensó con el rigor y la inteligencia de Cristina Fernández.
2. Perón, al regresar, dedicó sus mayores afanes a perseguir y aniquilar a los jóvenes del peronismo, armados o no. Evidentemente el padre Mugica, asesinado por Rodolfo Almirón de la Triple A, organización construida a la vista (aprobatoria) de Perón, no era un hombre armado ni clandestino. (Menos aún lo mataron los Montoneros, como dicen algunos pérfidos que buscan aliviar las culpas de la Triple A. ¡Valiente tarea, qué cercanos se sentirán a ella!) Tampoco lo era Enrique Grynberg, que manejaba un Ateneo en Saavedra. A Kirchner la muerte lo sorprende en pleno diálogo con la juventud. En plena construcción de una de las cosas que hoy más necesita el justicialismo: la construcción de la militancia territorial. 2.1. Cuando murió Perón, el establishment se asustó, y mucho. Porque el tercer Perón era un guerrero del establishment que, para beneficio y alegría de ese sector con el que tan bien negoció, le estaba haciendo la tarea sucia. 2.2. Con Néstor Kirchner, buena parte del establishment y las clases altas y las clases medias altas festejan jubilosos. Hubo censistas que ya hoy llegaron a casas que estaban con las puertas abiertas y festejando. En muchos hogares, hoy, ya hoy, con el cadáver del ex presidente aún tibio, se festejó con champagne. 2.3. Seguramente también en muchas editoriales. Se podrían dar nombres, pero no es el momento y –además– todos los conocen.
3. El vicepresidente de Perón era su esposa, sumisa, a él y al monje umbandista Daniel, asesinos ambos. La sucesora y compañera de vida de Kirchner es Cristina Fernández. Su vicepresidente es un traidor y ayer le añadió a la traición la mentira, que son hermanas de sangre, que van juntas porque traicionar es mentir y gravemente. Tuvo ayer el exasperado caradurismo de decir que había muerto un gran presidente. ¿Por qué le clavaste un cuchillo en la espalda al proyecto de un gran presidente, Cobos? ¿También esa crueldad, esa torpeza, esa traición al país le hiciste? 3.1. Cristina Fernández es de esos seres humanos que se agrandan ante la adversidad. La verán llorar. ¿Cómo no va a llorar al compañero de una vida? Y como una mujer. O como cualquiera. Cualquier ser sensible lloraría en una circunstancia semejante. Yo, ni lo duden. Lágrimas lacerantes. Pero Cristina es notoriamente fuerte. La desdicha le dará poder. La desdicha la hará todavía más dura en la lucha. No festejen tanto, señores. Acaso ni sospechen lo que tendrán que enfrentar de aquí en más. Por otra parte, si Cristina (se decía insistentemente) carecía de carisma, conseguía adhesiones por su inteligencia pero no por su ternura o por su feminidad o lo que sea. (No creo en esto, pero aceptémoslo.) Ahora, el pueblo verá en ella a la mujer que se quedó sin su hombre. A la mujer sola. A la que sola se las tiene que arreglar. A la que hay que seguir, querer y respaldar para que el país conserve su rumbo. “No se nos puede quebrar”, dirán muchos. “Pobre, qué mala suerte. Perder a un marido tan joven. Tan necesario para ella. Un marido al que tanto quería.” Lloverán las flores y las adhesiones emocionales. Pero hay que transformarlas en militancia. 3.2. Hoy, más que nunca, la militancia juvenil tiene un papel esencial. Al que aparezca con alguna teoría que recuerde a la lucha armada y al foco insurreccional de los ’70 échenlo a patadas. Esas posiciones llevaron a la muerte a una generación entera de militantes a lo largo y a lo ancho de América latina. La lucha militante (la única) es de superficie, de cara al sol, como quería morir José Martí y también como quería vivir y vivió (era porque sabía la belleza de vivir de cara al sol que así quería morir). De cara al sol significa: nada de clandestinidad, nada de armas, se triunfa cuando se transforma el número en fuerza, pero no en fuerza armada. En fuerza militante, territorial, cuando se habla con la gente, cuando hay un proyecto para ser comunicado, un proyecto que convenza al militante y le dé fuerzas para convencer a los demás. Lo esencial del proyecto sigue siendo: la unidad de América latina (el Mercosur, no el ALCA). El fortalecimiento del Estado para que defienda a los débiles ante la voracidad de los monopolios. La diseminación de lo mediático. Lo que significa –tanto aquí como en Estados Unidos y en cualquier país que luche por la democracia de la información– muchas voces que hablen, que tomen la palabra, que informen diferenciadamente si es necesario de la uniformización de la palabra de la unicidad monopólica, que informa desde una sola verdad, la propia. O sea, no informa. Difunde sus intereses. El Banco Central para los intereses argentinos. Orgullo y poder y ni un atisbo de sometimiento ante el FMI y cualquier entidad de la prepotente banca extranjera que busque utilizar al país en la timba de sus intereses. Diálogo a fondo con todos los que quieran dialogar. Unidad nacional en medio de la diversidad. Que esa diversidad no se transforme en antagonismo. O, al menos, que exprese el razonable disenso de la democracia. Basta de odios. Basta de libracos difamatorios. Basta de tapas insultantes. Respeto de las Madres y a las Abuelas de la Plaza de Mayo, que nadie más tenga la inmoralidad de siquiera sugerir que una mujer como Estela de Carlotto (que recuperó para la vida verdadera 102 nietos apropiados por el poder desaparecedor) sea tildada desde una revista hipercomercial de hacer lobby para ganarse el Premio Nobel. Esa es una mentira y una falta de respeto. ¿Rescataron ustedes 102 niños? ¿Qué hicieron ustedes además de querer vender revistas a cualquier precio, aun al precio vil de injuriar a las Abuelas de Plaza de Mayo y a Estela de Carlotto? 3.3. Cristina Fernández no queda sola. Tiene a su alrededor cuadros de gran valía. De gran inteligencia. Voy a dar algunos (sólo algunos nombres): Juan Manuel Abal Medina (h), Marcos Zanini (¡vamos, negro!, ¡respalde a la Presidenta con todo lo que usted tiene y sabe: lucidez política amasada a lo largo de años y polenta), Daniel Filmus, brillante intelectual, Aníbal Fernández, el político jauretchiano: nadie desde Jauretche usaba el humor en la política como él lo hace (y no me vengan con los chismes de letrina de lo que fue o lo que no fue: los hombres, en esta Argentina dramática, importan por lo que son y por lo que hoy están dispuestos a hacer). Y muchos más. Y todos los pibes, que cada vez son más. Y que –contrariamente a lo que les ocurría a los jóvenes desde el ’80 hasta el 2000– hoy le encuentran un sentido a su vida en la militancia, en la política.
4. Todo esto y más también tiene usted, Presidenta, para gobernar este país y llevarlo a buen puerto. No es poco. Eso, unido a su talento, a su fortaleza duplicada por la mala mano que Dios (que, de argentino, disculpen, pero: nada) otra vez nos ha dado, le otorgará a los que ya la apoyaban y a los que de aquí en más verán que apoyarla es la única salida para el país y que, por otra parte, usted lo merece, la decisión de estar a su lado, en esta hora amarga pero también en esta impecable coyuntura en que los bravos, los que no bajan los brazos, los que no se dejan vencer por las adversidades que el destino siempre trae, duplicarán sus fuerzas para tratar, al menos, de estar a la altura de las suyas.
La oposición busca, con de-sesperación, un candidato a presidente dentro del oficialismo, porque hoy pierde en todas las encuestas: en las primarias, en la primera vuelta y en la segunda vuelta. Y ningún candidato proveniente del kirchnerismo, sin los Kirchner, puede siquiera alcanzar una intención de voto que lo ubique entre los tres primeros.
A escala nacional, los candidatos con mejor imagen en el país son Cristina y Néstor Kirchner, quienes han desplazado a Ricardo Alfonsín de los primeros lugares. Los siguen, hoy, Julio Cobos (que mejoró su performance en este mes por su protagonismo mediático), Mauricio Macri (en baja) y Ricardo Alfonsín (cuya imagen se encuentra estancada desde hace algunos meses, luego de su vertiginoso crecimiento).Con ese marco, un 30% de los argentinos se manifiesta cercano al Partido Justicialista kirchnerista, un 12,5% a la Unión Cívica Radical y un 8,2% al Peronismo Federal.
En los escenarios electorales evaluados, a un año de las elecciones, los candidatos del oficialismo poseen la mejor performance, con más del 37% en la intención de voto. De proyectarse el número de indecisos, tanto Néstor Kirchner como Cristina Fernández superarían ampliamente el 40% necesario para vencer en la primera vuelta, y derrotarían a sus adversarios por más de 15 puntos.No es bueno para la democracia que ni siquiera haya opción de alternancia política. A este paso, la orfandad de los electores que quieren votar a “la oposición” es mayúscula.
A exactamente doce meses de las próximas presidenciales, los especialistas coinciden en que no hay un candidato opositor que pueda enfrentar a los Kirchner, que hasta podrían ganar en primera vuelta. Los escenarios y los posibles cambios.
La mayoría de los consultores coinciden en que exactamente a un año de las elecciones, Néstor Kirchner ganaría la primera vuelta. Se mezclan en ese cuadro dos factores: hay una recuperación del oficialismo y la oposición sigue sin tener un candidato atractivo. Algunos encuestadores dicen que tanto Néstor como Cristina tienen todavía chances de ganar en primera vuelta, sobre todo por el bajo requisito que tiene el sistema argentino: hay que conseguir el 40 por ciento de los votos más uno, con diez puntos de diferencia sobre el segundo. Hoy por hoy, quien disputa el segundo lugar es el radicalismo, en cualquiera de sus dos variantes, con Ricardo Alfonsín o con Julio Cobos. Habrá que ver qué sucede con la candidatura de Mauricio Macri y una eventual alianza con el Peronismo Federal.
No obstante, los encuestadores coinciden en que es muy difícil dar un diagnóstico cuando falta tanto para los comicios, básicamente porque no están claras las candidaturas opositoras. Una parte de la ciudadanía quiere un cambio, pero por ahora no ve una alternativa clara de gobernabilidad. Nueve de los principales consultores del país hicieron para Página/12 un diagnóstico sobre el voto en 2011.
Roberto Bacman, titular del CEOP: En los últimos dos meses la ventaja del oficialismo ha comenzado a consolidarse. Si el candidato por el Frente para la Victoria fuese Néstor Kirchner, obtiene algo más del 37 por ciento (sin tener en cuenta indecisos ni votos en blanco), lo cual lo ubica en una proyección que por el momento supera el 40 por ciento. Si la candidata fuera Cristina Fernández la intención de voto sería similar, incluso hasta un punto porcentual más que lo que hasta el momento logra el ex presidente.
La oposición sigue dispersa y bastante lejos, lo cual favorece el panorama electoral para el oficialismo.
El radicalismo ocupa el segundo lugar en la totalidad de los escenarios incluidos en la última medición de CEOP. Ricardo Alfonsín mantiene su ventaja por sobre Julio Cobos, aunque en estos últimos días el actual vicepresidente ha conseguido una mejora, tanto en imagen como en votos. En definitiva, ambos posibles candidatos de la UCR redondean un 18 por ciento de intención de voto.
Mauricio Macri se posiciona alrededor de los 12 puntos porcentuales, con muy leve variación en los distintos escenarios. Ha perdido votos en relación con tres meses atrás. La distancia con el radicalismo lo mantiene como posible candidato a participar en un posible ballottage.
Eduardo Duhalde (el mejor candidato del Peronismo Federal) sigue sin poder superar la barrera del 9 por ciento.
Los restantes precandidatos están más lejos: Fernando Solanas alrededor del 5 por ciento, Elisa Carrió entre el 3 y el 3,5 y el socialista Hermes Binner, en el eje del 2.
Rosendo Fraga, Centro de Estudios para la Nueva Mayoría: Las dos elecciones presidenciales de América del Sur, en Brasil y Colombia, mostraron una altísima volatilidad electoral. El opositor José Serra llevaba 20 puntos en 2009, un año más tarde Dilma Roussef llevaba 20, después la ventaja era de 14 y terminó nomás en 14. Un año antes de la elección en Colombia, Antanas Mockus tenía el 10 por ciento de los votos, en el mes previo a los comicios trepó a 45 por ciento y al momento de la elección tuvo 21. Es cierto que ganaron los oficialismos, pero hay que ver. Por ejemplo, en Chile se rompió la coalición oficialista y el oficialismo perdió. La aparición de Marcos Ominami fue importantísima: rompió la coalición oficialista. Es cierto, tiende a ganar el que está en el gobierno por las ventajas de la situación económica. Pero en la Argentina hay dos hechos de importancia. En primer lugar, el oficialismo perdió en las elecciones legislativas, algo que no ocurrió ni en Brasil ni en Colombia. Segundo, aquí se rompió la coalición peronista, parecido a lo de Chile. No tengo dudas de que la primera minoría será para Néstor Kirchner. Pero necesita ganar en la primera vuelta. La segunda es más complicada para él.
Sergio Berensztein, Poliarquía: Por ahora habrá segunda vuelta, ningún candidato o partido parece tener un piso electoral suficiente para definir la elección en la primera vuelta.
Enrique Zuleta Puceiro, OPSM: De adelantarse al día de hoy las elecciones de octubre del 2011, las tendencias son claras: Néstor Kirchner se impondría con más de 12 puntos de ventaja sobre su seguidor más inmediato –Mauricio Macri–, aunque sin una ventaja suficiente para sortear la necesidad de una segunda vuelta. Con una pulseada interna cada vez más difícil de resolver, Julio Cobos y Ricardo Alfonsín empatan con algo más del 12 por ciento de los votos cada uno. Salvo Eduardo Duhalde, los candidatos del Peronismo Federal ven desvanecerse día a día sus posibilidades de participar de la recta final. La indefinición ha crecido en las últimas semanas, reduciendo las tendencias de todos los candidatos. Esta ventaja del oficialismo, corporizado provisoriamente con Kirchner, sería algo mayor si la candidatura fuera Cristina Fernández y algo menor si fuera Daniel Scioli. Tampoco cabe un juicio definitivo acerca de la posibilidad de otros candidatos capaces de unir a la oposición. Carlos Reutemann es una posibilidad abierta.
Santiago Rossi, Ipsos-Mora y Araujo: El escenario preelectoral plantea demasiadas incertidumbres como para imaginar pronósticos. Los datos de opinión pública muestran a una sociedad que no está definida y que no tiene a las elecciones como algo cercano para fijar posición. Pese a esto, podemos inferir que la fotografía favorece al Gobierno frente a una oposición fragmentada sin claros liderazgos.
Analía Del Franco, Analogías: El común denominador de los principales candidatos es que se encuentran en la etapa de fortalecimiento de su nivel de imagen positiva, si bien no todos comparten el mismo punto de partida. Algunos deben recuperar un mejor nivel de imagen positiva, como el caso de Julio Cobos, debido a una tendencia a la baja de la misma durante el ultimo año; en la misma situación se encuentra Lilita Carrió. En otros, como es el caso de Néstor Kirchner y de la propia Presidenta, el aumento de la imagen positiva de ambos en los últimos diez meses no es suficiente para embarcarse holgadamente en una campaña presidencial, si bien por el momento les resulta suficiente a cada uno de ellos para mantener el primer lugar en la intención de voto de primera vuelta.
Mauricio Macri ha mantenido en el ultimo año una imagen positiva-negativa equilibrada pero demasiado estable, sería conveniente para él, al igual que en el caso anterior, tener cierto “superávit”; Mario Das Neves, con buen nivel de imagen positiva, requiere de un mayor conocimiento a nivel nacional; también éste el caso de Pino Solanas.
Diferente el caso de Ricardo Alfonsín, alto conocimiento, la más alta imagen positiva entre los dirigentes nacionales, debiendo ahora construir y reforzar su exposición como presidenciable.
Los candidatos del Peronismo Federal presentan en general un perfil muy desdibujado frente al 2011 y Carlos Reutemann con sus reiteradas negaciones finalmente logró el distanciamiento de su electorado.
Artemio López, de Equis: El Frente para la Victoria gana la primera vuelta, es decir que consigue la primera minoría. El segundo lugar es claramente para el Acuerdo Cívico y Social, con una eventual formula de Ricardo Alfonsín-Hermes Binner.
Doris Capurro, Ibarómetro: Hoy, el panorama electoral se parece al sistema solar. Hay un sol, único, que a algunos los quema y a otros les da calor. Ese sol es Néstor Kirchner. A su alrededor hay muchos planetas que dan vueltas, sin que se destaque ninguno. La oposición está huérfana de liderazgos. Todo gira alrededor de él, a favor o en contra. Es lógico, entonces, pensar que si no hay un cambio drástico en la realidad, Kirchner gane en la primera vuelta. Venimos evaluando a la opinión pública todos los meses, en diferentes escenarios electorales, y sea Néstor Kirchner o Cristina Fernández, cualquiera de los dos supera en primera vuelta –con proyección de indecisos– los 40 puntos necesarios para vencer, ganándoles a sus adversarios por más de 15 puntos. No es sólo por falta de un candidato opositor. Es porque, para la mayoría –aun para los que lo rechazan–, Kirchner es el único que parecería garantizar la continuidad del crecimiento económico, que no se detendrá el bienestar que genera el consumo y que no se volverá atrás en las principales políticas de inclusión social.
Es indudable que el tan zamarreado desgaste proporcionado por la gestión no parece haber mellado la imagen de Cristina. Esto demuestra el punto de diferencia entre ella y Néstor, según sean Alfonsín o Cobos el candidato del radicalismo mientras se mantiene a Macri como el tercero en las intenciones de los encuestados.
Detrás de los tres primeros lugares, se colocan –en el mismo orden y para los cuatro escenarios planteados por la encuestadora– Eduardo Duhalde (entre el 8,7 y el 9,9) y Pino Solanas (entre el 5,9 y el 7,2). Un reducido ítem “otros” se lleva poco más del 4 por ciento, lo mismo que las respuestas ubicadas bajo el rubro “ninguno”, mientras que el consabido “no sabe / no contesta” que completa el 100 por ciento va del 7,8 al 9,1.
Resulta significativa la caída de los porcentajes del actual jefe de gobierno porteño en los escenarios donde el candidato por el radicalismo pasa a ser Julio Cobos. Como si cierto electorado de derecha viera una competencia entre ambos apellidos, los que votarían a Macri bajan del 12,5/12,8 (cuando el candidato UCR es Alfonsín) al 10,2/10,9 por ciento. Y entre el hijo del ex presidente y el actual vicepresidente, en una notable paradoja del rol que ocupa Cobos, la diferencia se marca notoriamente a favor de este último casi por dos puntos.
De la encuesta de Rouvier (realizada entre el 4 y el 19 de octubre pasados entre 1.400 entrevistados, y que cuenta con el 95,5 por ciento de confiabilidad y un +/– 2,6 de fluctuación) se desprende algo similar con relación a la intención de voto a Eduardo Duhalde. El hombre de Lomas de Zamora trepa hasta arañar los 10 puntos mientras el candidato radical es Alfonsín, pero decrece a menos de 9 cuando Cobos se presenta como presidenciable.
El caso de Pino Solanas muestra que sólo sale del 6 por ciento en el escenario supuesto de Néstor Kirchner por el FpV y Julio Cobos por la UCR. Recién en esa posibilidad, los entrevistados lo apoyan en un 7,2 por ciento.
Las fluctuaciones de Néstor Kirchner y Cristina Fernández no son demasiado significativas y se mantienen ante los cambios de escenarios. Aunque es notable que los guarismos más altos de ambos se dan en los escenarios donde Alfonsín es el candidato de los radicales. La que menos siente el cambio es Cristina, que baja un mínimo 0,4 por ciento cuando el candidato pasa a ser Cobos.
El campo encuestado por Ricardo Rouvier & Asociados se compone por un 48,7 por ciento de hombres y un 51,3 de mujeres.
Las muestras fueron tomadas en un 7,8 por ciento en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, un 38 por ciento en la Provincia de Buenos Aires y un 54,2 por ciento en el resto del país.
Fuente: Miradas al Sur