Juez RADICAL Lorenzetti |
Por Mercado y Transparencia
Más de 680 firmas de magistrados y
funcionarios se sumaron a las que conformaron el primer comunicado por
una “Justicia Legítima” y esta vez convocan a una reunión en la
Biblioteca Nacional para debatir los caminos para realizarla. Mientras,
se habilitó la Feria para tratar la constitucionalidad de la Ley de
Medios Audiovisuales en un escenario más que oscuro.
En el juicio donde se discute la
aplicación de la Ley antimonopólica de Medios Audiovisuales- aprobada
por grandes mayorías de varios partidos- justamente al más grande
operador –Grupo Clarín SA- se viene llevando un pleito de más de tres
años para dictar una sentencia en un tema que debiera resolverse de puro
derecho. Mas no se trata de cualquier tema, sino de la aplicación de
una ley dirigida a preservar el pluralismo informativo en la democracia.
Nada menos. Sin embargo, los artífices de las estrategias judiciales,
con el guiño de los supremos, se las arreglaron, exitosamente, para que
la causa quede radicada ante un tribunal que ostentosamente ha sido
agasajado por las empresas oligopólicas con un suntuoso viaje pago al
exterior, a la vista de toda la ciudadanía.
Estos son los jueces que van a fallar en
un dilema histórico, que es el del pluralismo informativo y la
democracia, enclavado desde las épocas de la dictadura al ofrecer la
fábrica de Papel Prensa a los tres principales diarios, a cambio de
silencio e impunidad. Hubiera sido esperable en este caso, más que en
ningún otro, que los jueces que van a fallar una cuestión que atañe al
interés superior de la ciudadanía fueran cuanto menos inobjetables, en
vez de estar precedidos por una conducta que avergonzaría a cualquier
persona de bien.
Más preocupante todavía es advertir que
dichos jueces vienen siendo protegidos y avalados por la Comisión de
Independencia Judicial, las Juntas Federales y la Asociación de
Magistrados, tal como se manifestó en aquel Comunicado del 6 de
diciembre de 2012 donde se proclamó el dogma de LA INDEPENDENCIA
JUDICIAL. Un eslogan vacío en los hechos, pero cuyos abanderados
pretenden imponer como una verdad oficial. Un acto
institucional que no fue otra cosa que convalidar sin cortapisas el
instituto del lobbismo corporativo, que ahora goza de la bendición del
tribunal supremo. Más tarde, ese mismo día, dos jueces de la Cámara
Civil y Comercial Federal, ponían su firma para extender la medida
cautelar que permite continúe el poder oligopólico multimedio del Grupo
Clarín.
Sólo una posición de arrogante aislamiento
ha llevado a creer que el resto de la judicatura se iba a deglutir
semejante bochorno. Ya un creciente número de judiciales venían
calentando motores desde la época de la presidencia del juez Ricardo
Recondo al frente de la Asociación de Magistrados, cuando la entidad
gremial de jueces y funcionarios se transformó en el bastión de las
ideas políticas de su presidente gritadas a boca de jarro en los medios
de comunicación, y que ahora sigue en la misma línea, pero con otras
artes.
Vale recordar en ese sentido que, para
rematar el descaro del célebre Comunicado corporativo, la Asociación de
Magistrados y Funcionarios Judiciales -al mando del recientemente
elegido Luis María Cabral- invitó a la emblemática Cena de Fin de Año de
los magistrados a representantes de la tristemente célebre CERTAL
–asociación financiada por Cablevisión-. Es de notar que en ningún
momento se disimuló la promiscua relación de los jueces Recondo y Cabral
con la entidad de lobby empresario, tanto es así que la Asociación de
Magistrados figura como “entidad vinculada” en la el sitio web de CERTAL
Al propio tiempo, a la emblemática cena
anual de los magistrados no fueron invitados ni el Ministro de Justicia
de la Nación, ni siquiera el Viceministro. Es decir que
los organizadores del evento repelieron a los representantes del Poder
Ejecutivo mientras alardeaban sin pudores de complicidad judicial
corporativa con los dueños de la palabra audioviosual monopolizada. Este
descaro motivó la retirada masiva de los integrantes de la Lista
Celeste de la cena. En cambio, sí garantizó su presencia el Presidente
de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, quien a través de un mensaje
grabado, destacó el 2012 como un año de grandes logros, en especial, en el fortalecimiento institucional de “nuestro Poder Judicial” (sic).
“La idea que todos tenemos de un Poder
Judicial fuerte, unido, desde nuestra Comisión de Independencia
Judicial, la unidad que tenemos hoy inescindible entre la Junta Federal
de Cortes, la Federación Argentina de la Magistratura, la Asociación de
Magistrados, es decir, todos los niveles de justicia de todo el país, es
una unidad que demuestra nuestra vocación de servir a la sociedad”,
dijo Lorenzetti.
El espectáculo grotesco tocó fondo y
suscitó la reacción, primero, de 200 magistrados y académicos que
firmaron una solicitada clamando por una “Justicia legítima”, buscando
diferenciarse del triste papel que han adoptado algunos altos
magistrados en su coqueteo con los titulares de poderosos oligopolios
mediáticos que pretenden desestabilizar la democracia. Apenas unos días
después, 300 magistrados y 380 funcionarios judiciales más se sumaron al
impulso democratizador, pese a que es totalmente extraño a la conducta
de los jueces el rebelarse contra sus superiores.
El comunicado difundido el jueves pasado
profundiza la idea de generar la construcción de un nuevo sistema
judicial más cercano a los intereses de la comunidad, a través de
radicales reformas en la elección de los jueces y en el intrascendente
rol que juega el Consejo de la Magistratura. El próximo 27 y 28 de febrero se juntarán a debatir propuestas en la Biblioteca Nacional.
Interín, la Cámara Nacional en lo Civil y
Comercial Federal declaró la habilitación de feria para tratar el
recurso de apelación interpuesto contra la sentencia dictada por el juez
Alfonso que rechazó la inconstitucionalidad de la Ley de Medios
Audiovisuales planteada por el grupo monopólico. O sea, mientras se
hacen los neutrales, el alto tribunal abrió y tabicó el camino para que
la sentencia sea dictada por un tribunal que, valga la paradoja, mostró
claros síntomas de no guardar la “independencia” debida con los
poderosos intereses que atañen a la parte actora.
No sería la primera ni la única vez que si
el juez está personalmente contra la norma, por razones de
conveniencia, de ideología, de venalidad o de presión política, falle de
tal manera que tienda a reducir su operatividad, produciendo una
sentencia contra legem. “Nada me parece justo, en siendo contra mi
gusto”, como decía Calderon de la Barca.
Ojala pudiese inventarse algún dispositivo
normativo que elimine el riesgo del capricho personal del juez. Claro
que para ello, primero habría que vencer la resistencia de las
ideologías jurídicas engendradas al amparo de poderosos intereses
corporativos.
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