Por
Jorge Déboli (*)
El Estado de Bienestar en la Argentina, tuvo plena
vigencia hasta mediados de la década del ’70, cuando el neoliberalismo se
encontró o generó las condiciones óptimas para implementar su programa de
saqueo y destrucción en nuestro país.
Sin embargo, los intentos por
lograrlo, se remontan a varios años atrás, mediante la utilización, incluso de
gobiernos constitucionales pero débiles en sus convicciones, rayanos con el
cipayismo.
En 1958, con el peronismo
proscripto, el desarrollismo que proponía la UCRI –una escisión de la UCR fundada por Arturo
Frondizi, gana las elecciones nacionales a partir de un pacto que acuerda con
el General Perón, que además le asegura una amplia mayoría en ambas cámaras
legislativas del Congreso Nacional.
A pesar de ello, en un marco
de frágil equilibrio, dicho acuerdo cada día se fue debilitando a partir de las
concesiones que Frondizi empezó a otorgar al capital extranjero y al Partido
Militar, en el que se apoyó para sostener, mediante la represión, la ruptura
del acuerdo con el peronismo.
En rigor, con Frondizi
comienza la entrega del patrimonio nacional mediante la aplicación de un
programa que acuerda con Aramburu y Rojas, rompiendo automáticamente el que
había acordado unos meses antes con Perón, y que desde el arranque de su
gobierno se empezó a implementar con el monitoreo del FMI.
La firma de los contratos
petroleros que le abrieron la puerta al capital extranjero –con el supuesto fin
de conseguir el autoabastecimiento-; el desmantelamiento progresivo de la red
ferroviaria nacional, con el propósito de desarrollar la red caminera nacional
y el transporte de cargas; y la privatización del Frigorífico
Municipal Lisandro de La Torre, fueron algunas de las medidas que los militares de la Libertadora nunca se
animaron a hacer y que si pudo llevar adelante el entonces presidente Arturo
Frondizi.
El FMI siempre presente
Sin embargo, Frondizi creyó
que cumpliendo con algunos de los puntos que acordó con Perón, como la sanción
de la Ley de
Asociaciones Profesionales, la derogación de las inhabilitaciones gremiales y
políticas (salvo la de Perón), el aumento de salarios, y la devolución de la
personería jurídica de la central obrera, iba a lograr el apoyo de los
sindicatos a su plan de gobierno.
Esta nueva relación entre el
Estado y sindicalismo, sumió a éste último en una contradicción que llevó a una
división de la dirigencia gremial peronista: o se subordinaban a los grupos de
poder, o se enfrentaban a la represión del poder militar.
En este marco, Frondizi
comenzó a implementar su programa, que además incluyó un Plan de Estabilización,
sugerido
por el FMI; un Plan de Austeridad que provocó la caída de los salarios; una
devaluación de la moneda nacional; una inflación del 113 % y una desocupación
que en dos años, trepó entre del 6 y al 10%.
La entrega del frigorífico (2)
En el transcurso del último
mes de 1958 se habían realizado elecciones en el gremio de la carne, triunfando
la lista encabezada por Sebastián Borro, quien había sido secretario adjunto y
se desempeñaba como obrero en el frigorífico Lisandro de La Torre, que funcionaba en el
populoso barrio de Mataderos en la Capital Federal, donde trabajaban cerca de 9.000
personas entre obreros y empleados.
El 10 de enero de 1959,
Frondizi giró al Congreso Nacional el proyecto de ley por el cual se autorizaba
la venta o arrendamiento del frigorífico, que daba prioridad para la compra a la Corporación Argentina
de Productores (C.A.P).
El 13 de enero alrededor de
2000 personas se movilizaron hacia el Congreso.
En dos carteles expresaban
sus demandas: -En defensa de nuestro patrimonio, contra la entrega de nuestro
frigorífico a la empresa privada.
La vigilia se sucedió hasta
la noche en que Diputados dio media sanción al proyecto de Ley, e
inmediatamente girada al Senado, que en rápido trámite la sancionó sin debate
previo.
Esto motivó que los delegados
convocaron para el 14 de enero a una asamblea general del gremio donde se
plantearon las diferentes propuestas: ocupar el establecimiento o
realizar un paro de 24 horas y posteriormente ocuparlo.
Se pospuso la decisión para
el día siguiente, porque una delegación de la Comisión Directiva
fue recibida por el presidente Frondizi, a quien le solicitaron que vete la Ley sancionada.
Respuesta no positiva
La respuesta que el
presidente le dio a Borro y demás dirigentes sindicales que lo acompañaban, fue
negativa, lo que terminó por decidir por parte de los trabajadores la toma el
edificio donde funcionaba el frigorífico acompañado por un paro por tiempo
indeterminado, al tiempo que solicitaban a las 62 Organizaciones, y demás
organizaciones obreras la convocatoria a un paro general de apoyo a la lucha.
Por su parte, el gobierno
declaraba que, -Existiendo medidas de fuerza, no habrá lugar a ninguna clase de
tratativas, y -si se mantiene la huelga y la ocupación, el
Poder Ejecutivo actuará con toda decisión y energía, amenazaba; en
tanto que el sindicato ratificaba las medidas resueltas por la asamblea, -la
haremos cumplir hasta que sea derogada la Ley que dispone el traspaso del frigorífico.
Para justificar la represión,
el gobierno declaró esa misma noche la ilegalidad del paro y exigió el desalojo
del frigorífico para las tres de la madrugada del sábado.
Una hora más tarde de vencido
el plazo, se produjo la represión.
A las fuerzas policiales se
sumaron cuatro tanques Sherman del Regimiento de Granaderos a Caballo y varios jeeps
con soldados provistos de ametralladoras, cien hombres de investigaciones con armas
largas y efectivos de Gendarmería que se sumaron por la madrugada, totalizando
más de 2.000 efectivos, que primero tomaron el local sindical y luego se
posicionaron frente al frigorífico.
Histórica resistencia
A la orden de avance, un
tanque atropelló el portón de acceso, por la ex calle Rodó, franqueando de esa
manera el paso hacia el interior del predio, donde unos 6.000 obreros reunidos
alrededor del mástil comenzaron a cantar el Himno Nacional.
A partir de ese momento y
hasta las 8 de la mañana del sábado, se generó una intensa lucha que dejó como
saldo 95 obreros detenidos, tres heridos y seis con lesiones de consideración,
en tanto que entre las fuerzas de seguridad hubo 7 heridos.
Ese mismo sábado el plenario
de las 62 Organizaciones, enterado de la situación, declaró un paro general
por tiempo indeterminado en todo el país a partir del 19 de enero.
La resistencia a la
privatización del frigorífico municipal, con los vecinos como protagonistas, se
amplió al propio barrio de Mataderos, cuya población se desarrolló y creció
acompañando la actividad del establecimiento.
Dentro de las acciones e
resistencia organizada por los vecinos, estaban la construcción de barricadas
para impedir la circulación de los carros de asalto, así como cortar el suministro
de energía eléctrica, en tanto que los comerciantes del barrio, mantenían
cerrados sus negocios.
Ante esta situación, el
gobierno nacional decretó la aplicación del plan CONINTES (Conmoción Interna
del Estado) que implicaba enjuiciar por tribunales militares, a los civiles que
participaban del conflicto.
Sin embargo, la resistencia
por falta de organización fue disminuyendo con los días hasta que el 22 de
enero el paro general se levantó, aunque en el frigorífico la medida continuó,
agravada la situación por una cesantía masiva de personal en más de 5000
obreros y empleados.
Al mes siguiente se
reanudaron las tareas con personal contratado nuevo y en 1960 se concretó la
venta del frigorífico a la Corporación Argentina
de Productores de Carne.
El centenario edificio hoy es
ocupado por el Laboratorio Roemmers, con su planta Pharma 2000.
(1) Editor del Semanario Informes, cuyo padre, Aníbal Luis
Déboli, en 1959 era técnico de mantenimiento eléctrico del frigorífico Lisandro
de La Torre, y
a pesar de su filiación radical, no dudó en participar de la resistencia a la
privatización de la empresa del Estado Municipal, que no sólo era eficiente,
sino que ademés era superavitaria.
(2) Los historiadores Luis Cortese, Secretario de Redacción de Historias de la Ciudad y Teresita
Mariaca, directora del área sociocultural del Centro de Gestión y Participación
del Barrio de Mataderos, describen en su trabajo de investigación, los
pormenores de aquella lucha de quines resistían la abolición del Estado de Bienestar
en la Argentina.
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