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Cobos de a poco más Lorenzetti o viceversa |
Un año donde los votos serán los protagonistas
Los encuestadores más reconocidos aseguran que las
elecciones de 2013 no plantearán grandes sorpresas. El oficialismo debe
resolver cuellos de botella en la economía y la oposición no puede
ofrecer un liderazgo alternativo.
Por Raúl Kollmann
Hay
dos fechas ya fijadas por ley: el 11 de agosto de 2013 serán las
primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) y el 27 de octubre
las elecciones para renovar la mitad de la Cámara de Diputados y un
tercio de la Cámara de Senadores. Pero 2013 no sólo presenta estos
desafíos electorales. Es muy probable que varias provincias adelanten
sus comicios para legisladores provinciales y hay dos distritos
–Corrientes y Santiago del Estero– en los que se elegirán gobernadores.
Muchos dicen que no será un año electoral común porque lo que suceda en
el 2013 se proyectará fuertemente hacia la sucesión de la presidenta
Cristina Kirchner en 2015, lo que abre posibilidades incluso de una
reforma constitucional. Otros factores, como la dificultad de la
oposición para consolidar un liderazgo claro, los choques con Hugo
Moyano o el desenlace judicial de la ley de medios seguirán influyendo
durante 2013. De la misma manera, es posible que se repitan escenarios
que ya se vieron en el segundo semestre de 2012, como la concentración
opositora del 8N, su contracara multitudinaria en el festejo por los 29
años de democracia, o los saqueos organizados poco antes de Navidad. Sin
embargo, las versiones y trascendidos mediáticos que presagian
apocalipsis electorales no son convalidados por los pronósticos de los
encuestadores y consultores políticos más conocidos del país. Desde los
más cercanos a los más alejados del oficialismo perciben que puede haber
situaciones de inestabilidad, cambios más bien limitados, pero que en
el cuadro completo seguirá teniendo preeminencia la Casa Rosada, o su
expresión política, el Frente para la Victoria, que incluso podría sumar
bancas en el Congreso.
Hoy por hoy
Roberto Bacman es el titular del Centro de Estudios de Opinión
Pública (CEOP) y afirma que hay que partir de los datos actuales. “Hubo
mucho movimiento, pero para 63,5 por ciento de los que encuestamos, 2012
fue año positivo, tanto en lo laboral como en su plano personal. Les
pedimos que le pongan una nota a 2012 y el promedio dio 6,03. El 52,1
por ciento dijo que 2013 será mejor o igual que este año. Es decir,
empezamos con buenas perspectivas.”
Normal
Para Eduardo Fidanza, de Poliarquía, “en el año próximo habrá
tensiones políticas normales de un período electoral: políticas,
sindicales sociales. Considero factible que el kirchnerismo reúna en
torno de sí a la mayoría del peronismo, dejando a la disidencia en un
plano marginal. La oposición creo que tiene chances de formar frentes,
si aprovecha las internas con inteligencia”.
Pendientes
Graciela Römer, titular de Römer y Asociados, ve una especie de
herencia de 2012 que se prolonga hacia el 2013: “El Gobierno deberá
hacerse cargo de manera inercial de gran parte de los traspiés
acontecidos durante 2012. En primer lugar, el problema social. Hoy no
hay una situación de hambre en Argentina, como sí lo hubo en 2001. Sin
embargo, la inflación carcome las expectativas de los sectores medios,
pero también aumenta la irascibilidad de los sectores más bajos, aun
siendo asistidos por los múltiples programas sociales implementados por
la gestión K. Segundo, el empleo no baja pero tampoco sube
sustancialmente el empleo de calidad y la economía informal sigue siendo
un problema, especialmente en momentos en que la construcción se ha
estancado. Tercero, la ruptura con el peronismo histórico encarnado en
la figura de Moyano abrió otro frente de conflicto. Cuarto, el tema de
la inseguridad sigue siendo otro frente difícil”.
No fue fácil
“El año político encuentra al oficialismo alineado tras el liderazgo
de Cristina Kirchner de manera compacta, mientras la oposición aún
tiene pendiente la construcción de un liderazgo alternativo capaz de
competir con alguna chance con la Presidenta –plantea Artemio López,
líder de Equis–. 2012 fue un año de desaceleración económica, pero se
mantuvieron los niveles de empleo y consumo sin cambios significativos,
se actualizaron planes sociales un 26 por ciento, jubilaciones y
pensiones 25 por ciento y las 1900 convenciones colectivas por sobre el
25 por ciento. Por eso, las preferencias que se vieron en octubre de
2011, de gran hegemonía electoral oficialista y fragmentación opositora,
no se han modificado en lo sustancial. Más allá de operaciones de
medios y microclimas construidos por diversos analistas opositores al
gobierno nacional, los casi 12 millones de votantes que acompañaron al
oficialismo en octubre de 2011 no han migrado. Por el contrario, la
oposición marcha aún más dividida que en octubre de 2011, puesto que los
dos nuevos liderazgos nacionales que aparecen de cara a 2015, Mauricio
Macri y José Manuel De la Sota, toman votos del mismo espacio opositor,
redistribuyendo las preferencias.
Gestión y alianzas
“No será un año sólo electoral –afirma Ricardo Rouvier, de Rouvier y
Asociados–. La prolongación de la crisis en los países centrales, la
presión hacia el multilateralismo, estimulará la necesidad de
profundizar las alianzas regionales y el proteccionismo de nuestra
producción en relación al mundo. En el oficialismo la supraentidad
Unidos y Organizados tendrá un mayor protagonismo, en desmedro de
estructuras burocráticas partidarias o sindicales más tradicionales. En
la gestión, parece lo más aconsejable avanzar por el camino del acuerdo
social, de disminución de la inflación, efectuar ostensibles políticas
de seguridad, y de acelerar la sustitución de importaciones. Sería
razonable pensar en forjar una nueva política de alianzas en función del
proyecto y más allá del cronograma electoral.”
Dos bloques
Ignacio Ramírez, analista de Ibarómetro, diagnostica que “hay un
bipartidismo fallido o empate asimétrico: una opinión pública en la que
se advierten dos bloques –sugiero evitar la expresión sociedad dividida
puesto que connota un antagonismo social que no se verifica en la
realidad– de proporciones equivalentes: alrededor de una mitad de la
sociedad que acompaña al actual proyecto político y se muestra
optimista. Y otra mitad, crítica y opositora, que exhibe un agudo
déficit de representación y está envuelta en una atmósfera anímica
impregnada de descreimiento y malestar. Hay una diferencia: la mitad
aprobadora responde que el gobierno nacional es el actor que le produce
mayor confianza, mientras que la mitad opositora responde en primer
lugar ‘ninguna institución’, en segundo lugar ‘los medios’ y tan sólo el
5 por ciento de este universo elige a los ‘políticos opositores’. He
allí el principal desafío de la oposición: comprender que el
‘ningunismo’ es la contracara de la desconfianza por la política. El
kirchnerismo empieza el año electoral mejor posicionado, con muy buenas
perspectivas de mejorar su performance del 2009 y con un panorama
económico más alentador. De cualquier manera deberá encontrar
candidaturas que expresen el actual proyecto político y que al mismo
tiempo contengan alguna dosis de renovación”.
No será fácil
“2013 va a ser un año de transformaciones fundamentales –cree
Enrique Zuleta Puceiro, titular de OPSM–. La lógica del poder
presidencial se instalará en el 2013 y las elecciones parlamentarias
anticiparán los escenarios para el 2015, por varias razones centrales.
En primer lugar, la necesidad de la Presidenta de afirmar la fuerza del
poder central para neutralizar las fuerzas que comienzan a
desencadenarse ante las dificultades crecientes del proyecto de reforma
constitucional. Del lado de la oposición, hay efectos graves, porque la
gente los percibe más como un problema que como una solución, Esta
circunstancia explica la incapacidad para capitalizar las
extraordinarias ventajas que ha venido otorgando el Gobierno. El ciclo
negativo del Gobierno, que lo llevó a perder más de 40 puntos de apoyo,
parece haber terminado y las encuestas registran una recuperación que
lleva ya cuatro semanas. La razón casi exclusiva es cierto mejoramiento
de las expectativas económicas y, sobre todo, el default de la
oposición.”
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