Ignacio Ramírez, consultor de Ibarómetro, dirigió un estudio que indica
lo siguiente: el 38,4% de los consultados se dice peronista; el 12%,
radical; el 10,8%, socialista; el 4,9%, progresista; el 2,8%, liberal;
el 2,6%, conservador; y el 28,5% de los consultados dice no tener
ninguna identidad política. Alguien podría decir que, entre quienes
asumen una identidad política, la mayoría absoluta elige el peronismo.
Se podría agregar que esto es una constante en la Argentina desde 1945.
Pero la gran virtud de Juan Perón fue no conformarse con tener la
mayoría sino que definió al peronismo como una fuerza con intereses
diversos y en movimiento. Eso sí, siempre quedó claro que "la columna
vertebral” son los trabajadores. En segundo lugar, porque el peronismo
fijaba una política de alianzas con otras expresiones políticas, ya sea
para hacer pactos o bien para crear frentes y acordar espacios de
gestión o de participación en las listas electorales. Los pactos y los
frentes resultan efímeros, a veces terminan con crisis y peleas pero le
dan un marco de contención a cada coyuntura. Sirven para limitar, un
poco, los márgenes de incertidumbre.
Por Eduardo Anguita
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