Con especulaciones de mal gusto sobre la salud del ex presidente a raíz de su internación, lo tratan de “viejo”, “cansado”, “vencido” y “frágil”. Y dicen que Daniel Scioli tiene todas las chances de suplantarlo. No pueden disimular su deseo.
Especula que la candidata podría ser Cristina y, si no, Daniel Scioli: “Scioli puja por la reelección en Buenos Aires, acosado por la legión de postulantes que Kirchner alienta en esa provincia para descolocarlo. El gobernador tendría un par de ventajas, una reciente e inesperada. La primera: pese a las dificultades de gestión –en especial, la inseguridad– sus índices de aceptación social son razonables. La segunda: el ataque que le propinó Kirchner generó en torno al gobernador una solidaridad de muchos intendentes del conurbano, desconocida hasta el presente.” Y desafía al bonaerense: “Habrá que ver si Scioli sabe capitalizar esas ventajas. El gobernador está forzado a dar mensajes simultáneos para que aquella aspiración florezca: no dejar escapar a los barones del conurbano que, casi involuntariamente, se acercaron a él; empezar a transitar un camino de cierta autonomía de los Kirchner para captar a sectores medios que se alejaron del matrimonio. ¿Se animará el gobernador? ¿Podrá hacerlo ante la segura resistencia de los Kirchner?”
Carlos Pagni, siempre desde La Nación, coincide en la expectativa que generaría en los barones del conurbano la no postulación de Néstor Kirchner: “Hasta los encuestadores oficialistas informan a sus clientes preferidos que Scioli tiene una intención de voto del 36%, 10 puntos por encima que la de Kirchner. Esta es la razón por la cual el esposo de la Presidenta quedó envuelto en llamas con la versión de un encuentro entre el gobernador y Eduardo Duhalde.” Dice, además, que el “maltrato” al que Kirchner “sometía a los caudillescos del conurbano” eran “agresiones tolerables cuando el verdugo los llevaba a la victoria”. Y agrede: “Es posible que no hiciera falta un infarto para que un sector del peronismo girara la cabeza hacia otro candidato para el año 2011.”También en el matutino de los Mitre, Joaquín Morales Solá trató de mostrar a un Kirchner extremadamente debilitado. Y lo relata así: “El enredo de las arterias fue un instante impertinente, un rayo inoportuno. Si la imagen es parte de la realidad, como lo es, lo único que le faltaba a Kirchner era el aspecto de un hombre frágil. Ya era antes un político débil. El peronismo nunca compró nada tan precario como promesa de poder; justo, además, cuando los más influyentes caudillos bonaerenses comenzaban a tomar distancia de él. Algunos lo hacían frontalmente, como el grupo de ocho intendentes peronistas que se separó de Kirchner en los últimos días y se mostró en un escenario y una foto, mientras otros deslizaban su desafecto entre murmullos y reproches.” Y vuelve a agredir: “Un poco más cansado que de costumbre, muy flaco, con signos inexplicables de cierto envejecimiento. Así lo entrevieron en los últimos tiempos interlocutores esporádicos, que no están con él cotidianamente. Una mueca, el silencio o un gesto delatan también ahora a Kirchner como un político que asume la finitud de su carrera”.
Concluye Joaquín, como le gusta llamar al periodista Fernando Pino Solanas: “Al mismo tiempo, comenzó la sublevación del conurbano bonaerense, explícita o soterrada. Tampoco importa cómo es. Lo que importa es que Kirchner venía olfateando el desamparo en un distrito, el de Buenos Aires, del que se hizo ciudadano y caudillo. Político débil, entonces. En ese instante inconveniente sucedió el tercer episodio grave, conocido al menos, en su físico frágil. Salud enfermiza, también. El peronismo siempre aspirará a destinos más luminosos de poder que los que presagian esos quebrantos políticos y corporales.” Con él coincide Van der Kooy, que concluye: “La nueva afección en la salud de Kirchner agiganta los enigmas y las expectativas sobre el año electoral.”
Fuente: Tiempo Argentio
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