La transformación educativa iniciada por el primer peronismo es un aspecto poco recordado de las políticas iniciadas desde 1943.
Con la revolución de junio de 1943 y, fundamentalmente, a partir del primer gobierno peronista, la educación se erigió como política de Estado. Modificación de planes de enseñanza, construcción de edificios adecuados, elevación del nivel económico del profesorado, creación de nuevos establecimientos, intensificación de la enseñanza técnica, federalismo educativo, universidad gratuita y universal, fueron algunas de las respuestas que el gobierno de entonces encontró para, a nivel educativo y técnico, dejar atrás la Argentina agro-exportadora, atrasada y dependiente.
El 2 de enero de 1948 se creó la Secretaría de Educación con el objetivo de darle una jerarquía lógica a la misión de desarrollar y perfeccionar las facultades intelectuales y morales de los niños y adolescentes. La cartera venía a reemplazar el Ministerio de Justicia e Instrucción Pública, Ministerio que, como su nombre lo indicaba, priorizaba la “instrucción” a la “educación”. En 1949 se creó el Ministerio de Educación. Asimismo y hasta 1943, durante los 39 años de vigencia de la Ley 4.874 (Láinez), los maestros de las escuelas creadas por esta ley nunca habían logrado percibir sus haberes. Así hasta enero de 1947, cuando finalmente se les liquidaron todos sus haberes. Entre 1943 y fines de 1949, se construyeron 132 nuevos establecimientos en todo el país. A fines de 1949, más de 850 escuelas se encontraban en construcción. El número de becas pasó de ninguna en 1943 a 1.424 en 1948. Asimismo y a partir de 1948, todas las escuelas dependientes del Consejo Nacional de Educación (primarias y secundarias) crearon los Clubes Escolares, impulsaron el turismo escolar y los campamentos de vacaciones, beneficiando a más de 315.000 alumnos. En las regiones rurales, hasta 1947 los alumnos que egresaban de la primaria no tenían otras posibilidades que las tareas del campo. Por este motivo, a partir de ese año se crearon las misiones mono-técnicas y de extensión cultural, instalándose 25 en el interior del país, todas de enseñanza gratuita. Los cursos duraban dos años y en ellos se capacitaba en carpintería, mecánica de automóvil, herrería y albañilería. Para fines de 1949 existían a nivel nacional 44 misiones de este tipo.
Entre 1943 y 1949, comenzó la construcción de ocho nuevos edificios escolares y se proyectaron otros cinco. Algo muy similar sucedió con las escuelas industriales: siete concluidas y ocho proyectadas, y con las escuelas de comercio: tres terminadas y cuatro proyectadas. La enseñanza técnica también recibió un importantísimo impulso. Las becas para alumnos de las misiones mono-técnicas pasaron de 439 en 1947 a 6.414 en 1948. Para 1949, funcionaban en el país 122 establecimientos de enseñanza técnica y 13 escuelas de perfeccionamiento. Una revolucionaria e innovadora política educativa vino de la mano de las escuelas de medio turno (para menores que trabajaban en la industria), las escuelas de aprendizaje y las escuelas-fábricas. Las dos últimas estaban destinadas a los menores egresados de la escuela primaria que no trabajaran. Se caracterizaban por su régimen mixto de enseñanza y producción, formando técnicos para la industria. Entre sus principales objetivos estaba el de fomentar y organizar la producción en zonas cuyo nivel de vida estaba rezagado al ritmo de progreso promedio del país. Para fines de 1949, se habían construido en el país cerca de 100 escuelas-fábricas.
En 1943, el presupuesto para universidades nacionales era de 41 millones de pesos; en 1949, había ascendido a 201 millones. La cantidad de profesores (titulares y adjuntos) pasó de 2.000 a 2.500 en igual período, mientras que los alumnos de 62.300 a 83.500. Comenzó también la construcción de ciudades universitarias, universidades y facultades en siete provincias del país. En 1948, se promulgó la Ley 13.229 y se creó la Universidad Obrera Nacional para la formación de profesionales de origen obrero. A partir de ese año comenzaron a otorgarse las primeras becas universitarias a estudiantes de familias de escasos recursos. Esa medida quedó obsoleta con la supresión de los aranceles universitarios en 1949. La enseñanza pasó a ser gratuita, además de organizada y armonizada al crearse el Consejo Nacional Universitario, la Subsecretaría Universitaria y los denominados Núcleos de Conexión entre las Cátedras Universitarias y la Industria. La enseñanza universitaria comenzó a ser orientada a brindar solución a los problemas argentinos.
Con la revolución de junio de 1943 y, fundamentalmente, a partir del primer gobierno peronista, la educación se erigió como política de Estado. Modificación de planes de enseñanza, construcción de edificios adecuados, elevación del nivel económico del profesorado, creación de nuevos establecimientos, intensificación de la enseñanza técnica, federalismo educativo, universidad gratuita y universal, fueron algunas de las respuestas que el gobierno de entonces encontró para, a nivel educativo y técnico, dejar atrás la Argentina agro-exportadora, atrasada y dependiente.
El 2 de enero de 1948 se creó la Secretaría de Educación con el objetivo de darle una jerarquía lógica a la misión de desarrollar y perfeccionar las facultades intelectuales y morales de los niños y adolescentes. La cartera venía a reemplazar el Ministerio de Justicia e Instrucción Pública, Ministerio que, como su nombre lo indicaba, priorizaba la “instrucción” a la “educación”. En 1949 se creó el Ministerio de Educación. Asimismo y hasta 1943, durante los 39 años de vigencia de la Ley 4.874 (Láinez), los maestros de las escuelas creadas por esta ley nunca habían logrado percibir sus haberes. Así hasta enero de 1947, cuando finalmente se les liquidaron todos sus haberes. Entre 1943 y fines de 1949, se construyeron 132 nuevos establecimientos en todo el país. A fines de 1949, más de 850 escuelas se encontraban en construcción. El número de becas pasó de ninguna en 1943 a 1.424 en 1948. Asimismo y a partir de 1948, todas las escuelas dependientes del Consejo Nacional de Educación (primarias y secundarias) crearon los Clubes Escolares, impulsaron el turismo escolar y los campamentos de vacaciones, beneficiando a más de 315.000 alumnos. En las regiones rurales, hasta 1947 los alumnos que egresaban de la primaria no tenían otras posibilidades que las tareas del campo. Por este motivo, a partir de ese año se crearon las misiones mono-técnicas y de extensión cultural, instalándose 25 en el interior del país, todas de enseñanza gratuita. Los cursos duraban dos años y en ellos se capacitaba en carpintería, mecánica de automóvil, herrería y albañilería. Para fines de 1949 existían a nivel nacional 44 misiones de este tipo.
Entre 1943 y 1949, comenzó la construcción de ocho nuevos edificios escolares y se proyectaron otros cinco. Algo muy similar sucedió con las escuelas industriales: siete concluidas y ocho proyectadas, y con las escuelas de comercio: tres terminadas y cuatro proyectadas. La enseñanza técnica también recibió un importantísimo impulso. Las becas para alumnos de las misiones mono-técnicas pasaron de 439 en 1947 a 6.414 en 1948. Para 1949, funcionaban en el país 122 establecimientos de enseñanza técnica y 13 escuelas de perfeccionamiento. Una revolucionaria e innovadora política educativa vino de la mano de las escuelas de medio turno (para menores que trabajaban en la industria), las escuelas de aprendizaje y las escuelas-fábricas. Las dos últimas estaban destinadas a los menores egresados de la escuela primaria que no trabajaran. Se caracterizaban por su régimen mixto de enseñanza y producción, formando técnicos para la industria. Entre sus principales objetivos estaba el de fomentar y organizar la producción en zonas cuyo nivel de vida estaba rezagado al ritmo de progreso promedio del país. Para fines de 1949, se habían construido en el país cerca de 100 escuelas-fábricas.
En 1943, el presupuesto para universidades nacionales era de 41 millones de pesos; en 1949, había ascendido a 201 millones. La cantidad de profesores (titulares y adjuntos) pasó de 2.000 a 2.500 en igual período, mientras que los alumnos de 62.300 a 83.500. Comenzó también la construcción de ciudades universitarias, universidades y facultades en siete provincias del país. En 1948, se promulgó la Ley 13.229 y se creó la Universidad Obrera Nacional para la formación de profesionales de origen obrero. A partir de ese año comenzaron a otorgarse las primeras becas universitarias a estudiantes de familias de escasos recursos. Esa medida quedó obsoleta con la supresión de los aranceles universitarios en 1949. La enseñanza pasó a ser gratuita, además de organizada y armonizada al crearse el Consejo Nacional Universitario, la Subsecretaría Universitaria y los denominados Núcleos de Conexión entre las Cátedras Universitarias y la Industria. La enseñanza universitaria comenzó a ser orientada a brindar solución a los problemas argentinos.
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