La época fundacional del peronismo resultó más corta, extendiéndose desde la histórica jornada del 17 de octubre de 1945, El día de la Lealtad, al 22 de agosto de 1951, el tristemente recordado “Renunciamiento de Eva Perón” a integrar la fórmula presidencial encabezada por su esposo, para competir en las elecciones del 11 de noviembre de ese año, que a la postre significó su segunda elección como primer mandatario de los argentinos. Aquel día jubiloso de noviembre que, por otra parte, señaló la primera experiencia histórica del sufragio femenino, tan vehemente y empeñosamente logrado por la voluntad indomable de Evita, tuvo un costado aciago: la propia “Jefa Espiritual de la Nación” votando en su lecho de enferma sin esperanzas. Moriría sin poder efectivizar su tarea, ya que el 4 de junio de 1952 era sostenida por una estructura de alambre para acompañar a Perón, de pie, en la ceremonia de acceso a la presidencia. Ambas fechas, trascendentes por cierto, guardan una explicación inapelable. El mítico día del 17 de octubre, Perón le dijo que sí al pueblo congregado en la Plaza de Mayo y comenzó así la carrera política prefiriéndola a su trayectoria militar que siempre había constituído el eje de su proyecto de vida: en tanto que en la otra el líder le dijo que no en la jornada del 22 de agosto de 1951, en la Avenida 9 de Julio, frente a lo que en esa época era el edificio del Ministerio de Obras Públicas de la Nación y hoy lo es de su similar de Desarrollo Social, a la multitudinaria muchedumbre que reclamaba la postulación de Eva Perón: “El líder le dijo que no.” Se cerró de esta manera la etapa del protagonismo popular y en ese momento expiró el papel del pueblo como motor del proyecto. La historia lo señalaba, inexorablemente. Un rol que sólo comenzó a reflotarse a partir del 25 de mayo de 2003, y, correlativamente, de las elecciones legislativas del año 2005 cuando Néstor Kirchner se señaló la política esencial del peronismo con la continuación de Cristina Fernández de Kirchner: el pueblo protagonista decide la política, algo gestado por Eva Perón desde 1945 en adelante. Una esencialidad cuyo fundamento temporal puede encontrarse en el período señalado. Durante esos años, pocos, si se quiere, pero de una intensidad histórica pocas veces vista en la Argentina del siglo XX, se gestó la inserción de los valores impulsados por el peronismo en la elaboración política de nuestro país.
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