Arturo Jauretche |
Por Germán Celesia
Agepeba
Las corporaciones mediáticas venían dando señales de que buscaban un candidato proveniente del oficialismo que pudiera poner en entredicho la hegemonía política del gobierno de Cristina Fernández, al que la prensa opositora y otros actores sociales y económicos procuran debilitar y eventualmente reemplazar por un dirigente más permeable a sus intereses. Se lanzaron sobre Daniel Scioli, al que describían como una “víctima” del kirchnerismo, y sugerían de manera insistente que el gobernador debía rebelarse contra el proceso político que lo llevó a ser vicepresidente primero y a ser gobernador de la principal provincia argentina después. Agotada esa vía, fueron por Sergio Massa, al que ahora, luego del cierre de las listas para las Elecciones Primarias, presentan como si fuera un “cruzado” contra la continuidad de la Jefa de Estado, quien sin embargo nunca se manifestó a favor de la reforma constitucional a la que insistentemente aluden los medios como parte de su estrategia de presentarla como una suerte de desafiante de los límites institucionales.
“Scioli va con Cristina y Massa los desafía”, es el título central del diario Clarín. Fotos pequeñas en la portada aluden a esos tres dirigentes, a Mauricio Macri y a Francisco de Narváez. Martín Insaurralde, candidato del oficialismo, es mencionado en el sumario de la nota principal pero no aparece entre las fotos.
“Estoy absolutamente en contra de la re-relección”, se titula un artículo con declaraciones de Massa, con lo cual el diario busca colocar al intendente de Tigre en ese terreno de discusión y no en el de otras cuestiones políticas, económicas y sociales respecto de las cuales la opinión del intendente de Tigre no ha sido hecha pública.
Según Clarín, la Presidenta “no pudo instalar un candidato fuerte en el principal distrito del País”, lo que redunda en la desvalorización de Insaurralde. Por otro lado, “Scioli buscó un acuerdo con Massa, pero Cristina lo apretó y cedió”, dice el diario, ocultando que el propio Massa negó que haya habido negociaciones serias en ese sentido. Por otro lado según Clarín, Macri “se sumó a Massa” y De Narváez, otrora candidato de las corporaciones, “no logró acordar con Massa, va con lista propia y debilitado”; es decir, se da por sentado que el centro del armado político antikirchnerista es el tigrense, y De Narváez queda “debilitado” al no formar parte de ese eventual polo de poder.
Por el lado del oficialismo, Clarín coloca a las supuestas intenciones del gobierno a una distancia enorme de sus potencialidades. Asegura que en una simple elección de renovación legislativa Cristina Fernández “se juega su supervivencia política”, como si se tratara de un sistema parlamentario, o como si por un factor extra-institucional pudiera verse en peligro su continuidad en el cargo hasta el 10 de diciembre de 2015.
En contraste, asegura que, pese a las reiteradas desmentidas de la Presidenta a las especulaciones de la prensa, “el kirchnerismo aspira a orillar los 40 puntos en Buenos Aires para ampliar la cantidad de diputados por ese distrito, lo que le permitiría dejar abierto el escenario de una eventual reforma constitucional”. De allí deduce casi una obviedad dentro de ese universo de análisis: “el panorama no se le presenta nada sencillo”.
“Se lanzó Massa y le suma otro problema al kirchnerismo”, es la crónica central del diario, que lo muestra a Massa vestido de manera informal en las escalinatas del edificio de la intendencia de Tigre. Según Guido Braslavsky, que firma el artículo, se trata de “un lanzamiento con horizonte en 2015 y que podría modificar radicalmente el escenario en la Provincia de Buenos Aires”, y “representa un desafío para el gobierno de Cristina Kirchner en el distrito donde apuesta todo a un triunfo contundente para mantener vivo el sueño de la reforma constitucional que le posibilite la re-reelección a la Presidenta”, según insiste. Agrega que “aunque negoció con Massa, Daniel Scioli privilegió su alianza con la Casa Rosada, o ′no se animó a romper‛, según la mirada de los críticos”, entre los cuales parece incluirse.
“La Presidenta, que hace poco lo vapuleó en público al reprocharle que no la defendía y la tomaba por ′idiota′, no concedió al gobernador los espacios que aspiraba en la lista de diputados”, dice el periodista, dando por sentado que el gobernador fue blanco de esas palabras, y obviando la presencia defuncionarios del gobierno provincial en lugares importantes.
Está ausente además una autocrítica del diario por haber anunciado que los ministros nacionales Alicia Kirchner y Florencio Randazzo iban a ser postulantes en primer término de la lista del oficialismo – cuando ni siquiera integran la nómina – o que dirigentes de la Agrupación la Cámpora – a que la prensa hegemónica buscó relacionar con hechos de corrupción o violencia política - iban a ocupar prácticamente todos los espacios restantes, hecho que tampoco se produjo.
“Scioli se quedó con Cristina”, dice a su vez el diario a partir de la definición: “Voy a apoyar la lista del Frente para la Victoria”, adjudicada al gobernador. En los días previos al cierre, el diario venía presionando en favor de un frente político que pusiera frente a la Presidenta a Scioli, Massa, De Narváez y dirigentes macristas. Según el periodista Ignacio Ortelli, Scioli “analizó hasta último momento la posibilidad de dejar el kirchnerismo”, aunque el propio gobernador dijo ayer: “No existió nada de eso en ningún momento”. Aquí otra vez el diario supone realidades que van a contrapelo de las declaraciones públicas de los protagonistas del política.
“Estoy absolutamente en contra de la re-reelección; para mí es un tema límite”, titula el diario la entrevista con Massa firmada por Santiago Fioriti. Y “De Narváez ya hace campaña contra Massa”, dice por otro lado, manteniendo el centro de gravedad sobre el intendente, el cual no da definiciones tajantes respecto de otros temas, y niega las negociaciones con Scioli que le adjudica Clarín.
En la “tribuna” de doctrina
“Massa lanzó su candidatura y alteró todo el mapa electoral”, titula La Nación. “Encabezará una lista de la que no participará el sciolismo; el gobernador bonaerense tampoco obtuvo lugares en el oficialismo ni con De Narváez”, agrega el diario, redundando en las afirmaciones de Clarín, desmentidas por Massa, Scioli y la presencia de funcionarios bonaerenses en la lista del oficialismo nacional. No obstante, en las pequeñas fotos que acompañan el título central, el diario de las familias Mitre-Saguier se diferencia del multimedios en incluir a Insaurralde y a Margarita Stolbizer y en arriesgar un orden, que de izquierda a derecha sería: Insaurralde, Massa, De Narváez, Stolbizer.
En su edición, el matutino habla de “una postulación determinante”, ya que “Massa confirmó que será candidato y sacudió el tablero político bonaerense”. No obstante, “no incluyó a referentes del sciolismo, pese a las negociaciones”, insiste Marcelo Veneranda pese a la desmentida del tigrense, quien en otra nota responde: “No. Hubo mucho de versiones y poco de verdad en todo eso” a la pregunta: “¿Estuvieron por cerrar un acuerdo esta semana?”. Asimismo, “decidido a esquivar definiciones que lo ubiquen como oficialista u opositor, el intendente de Tigre sólo fue taxativo ante dos escenarios: el rechazo a la re-reelección presidencial y al cepo al dólar”, dice Marcelo Veneranda, autor de la entrevista.
La Nación habla además de “los que ganaron y los que perdieron con la postulación”, anticipándose así al resultado de los comicios. Macri sería “ganador”, aunque luego el diario aclara que se trataría de “un triunfo módico”, mientras que los “perdedores” serían Scioli, quien “quedó descolocado, primero negociando con Sergio Massa y después con el kirchnerismo”; la Presidenta, ya que “la candidatura de Massa reduce notablemente las posibilidades de éxito de su lista en provincia”; y De Narváez, ya que “sus chances se reducen con la postulación de Massa”.
“Malas noticias para Cristina y Scioli”, redunda Joaquín Morales Solá en su análisis de cierre de listas. Y luego desgrana diferentes evaluaciones e hipótesis, desentendiéndose de errores groseros que cometió en análisis anteriores. Dice que “el cristinismo esperó, como siempre, un milagro de última hora”, con lo cual ubica a los partidarios de la Presidenta (a los que obvia tratar de “kirchneristas”) en una suerte de irrealidad. Además, “todo indica que Daniel Scioli entró ayer, sin darse cuenta quizás, en el período de su definitivo eclipse”, cuando hasta hace pocos días era el aspirante a la presidencia preferido de las corporaciones mediáticas.
Según Morales Solá, a Scioli tenía todo para acordar con Massa pero “el miedo lo paralizó”. Luego de elogiar al intendente de Tigre, el columnista sentencia: “el gobernador no ganará nada con su defección de ayer. Es probable que ni siquiera espere ganar algo. Su miedo es la expresión de una personalidad que no ha nacido para pelear. No sabe “hacerlo”. Por todo esto, Scioli se enfrentará a momentos de enorme debilidad. Desde ayer ya no es un peligro electoral para el cristinismo”, concluye.
Y por otro lado, afirma que “el cristinismo está dispuesto a desconocer la Constitución”, tesis ampliada por Mariano Grondona en la nota titulada, precisamente: “El Gobierno desafía la Constitución”, donde el columnista busca otorgar preeminencia a un órgano integrado por magistrados designados por otros poderes del Estado por sobre una Presidenta y un Congreso elegidos por la voluntad popular.
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