Por Alejandro Pandra
El 18 de marzo de 1962 la
fórmula peronista Framini–Anglada resultó elegida con más de 1.170.000 votos
para la gobernación de la provincia de Buenos Aires. Otro tanto ocurrió en
otros diez del total de dieciocho distritos en que se sufragaba.
Luego se supo que el ministro
del Interior del presidente Frondizi, Alfredo Vítolo, había firmado un
documento con los jefes militares, garantizando que no se permitiría a Perón
volver al país. Es que se había anunciado –con gran sorpresa y escándalo
gorila- que la fórmula que el peronismo presentaría en la provincia iba a estar
integrada por Andrés Framini como gobernador y ¡Juan Perón como vicegobernador!
A fines de enero de aquel
año, Vítolo anunciaba que el gobierno rechazaría la candidatura del
ex-presidente exiliado.
Paralelamente, el juez
electoral Leopoldo Isaurralde –de abierta filiación oficialista- declaraba que
Juan Perón no podía ser candidato por no tener residencia en el país, no estar
en el padrón y ser un fugitivo de la justicia.
Para que nada quedara librado
al azar, al mismo tiempo el cardenal Antonio Caggiano recordaba que la
excomunión del “tirano prófugo” estaba en vigencia.
Proscritos Perón y el
peronismo, finalmente se oficializó la fórmula bonaerense con Andrés Framini y
Marcos Anglada, que concurrieron bajo las siglas de la Unión Popular, al igual
que en la Capital Federal.
En Córdoba, La Pampa, Chaco,
Jujuy y Tucumán el movimiento prohibido lo hizo bajo la sigla del Partido
Laborista; en Mendoza, Santiago del Estero y Entre Ríos, con el nombre Tres
Banderas; en Neuquén como Movimiento Popular Neuquino; en Río Negro como
Partido Blanco; en Misiones como Partido Justicialista y en Chubut y Santa Cruz
como Partido Populista.
En febrero el presidente
Arturo Frondizi ya había sido sometido a una intensa presión militar para el
rompimiento de relaciones diplomáticas con Cuba –que el gobierno argentino
efectivizó-, en el marco del bloqueo que entonces se había declarado por los
yanquis.
Las Fuerzas Armadas no
tolerarían ahora un gobernador peronista: Frondizi (que había confiado en una
derrota peronista), al día siguiente de las elecciones, decretó la intervención
de Buenos Aires y las provincias ganadas por el justicialismo, y anuló los
comicios.
El día 21 las 62
Organizaciones gremiales anuncian una huelga general en repudio de las
intervenciones.
El día 27 el presidente
declara “no me suicidaré, no renunciaré y no me iré del país”.
Pero el 29, frente al primer
movimiento de tropas, renuncia, es arrestado en Olivos y trasladado a Martín
García.
El día 30 asume la
presidencia José María Guido, hasta entonces el presidente del Senado. Será un
gobierno títere, una fachada tras la cual gobernarán efectivamente los
militares.
El 24 de abril el nuevo presidente
anula definitivamente las elecciones ganadas por el peronismo. A pesar de la
anulación, el 1º de mayo Framini concurre acompañado por varios dirigentes a la
casa de gobierno platense, labrando un acta.
El 1º de mayo de 1962 Andrés
Framini marchando desde la Legislatura a la Casa de Gobierno de la provincia era
escoltado por un grupo de dirigentes como Antonio Cafiero.
El 24 de julio un decreto del
Poder Ejecutivo prohibe el proselitismo peronista, la exhibición publicitaria
de fotografías y marchas. Nuevamente, bajo otro rótulo, reaparece el decreto
4161.
Agosto se inicia con una
huelga general de 48 horas decretada por la CGT.
Ese mes, el día 23, se iba a
producir el secuestro, tortura y desaparición del obrero metalúrgico y
dirigente de la juventud peronista, de 22 años y delegado gremial de la fábrica
TEA SRL desde 1958, Felipe Vallese, en la calle Canalejas 1776 (calle que hoy
lleva su nombre, igual que el salón de actos de la CGT).
El reclamo por su vida se
convertirá en bandera de lucha: “¡Un grito que estremece, Vallese no
aparece!”.
Los militares terminan por
enfrentarse violentamente entre sí en septiembre de 1962 (y también al año
siguiente), cuando chocan “azules” y “colorados”. Es que Perón
seguía siendo “el hecho maldito” de la política argentina.
En noviembre de 1962 se dicta
el Estatuto de los Partidos Políticos, que excluye al peronismo para las
elecciones presidenciales de febrero de 1963, con las que el Colegio Electoral
designa presidente (con un bajísimo caudal de votos), al candidato de la UCR
del Pueblo, Arturo Humberto Illia.
Pero el odio gorila no
cesaba: la comisión liquidadora de los bienes de Juan Domingo Perón (decreto
8124/57) distribuye lo recaudado entre varias entidades. Y el 10 de abril del
’63 se dicta una nueva reglamentación del decreto ley 7165 que prohibía la
exaltación del peronismo.
El 17 de octubre de 1964, en
un masivo acto en Plaza Once, el Cuadrunvirato del Comando Táctico peronista da
a conocer por boca de Andrés Framini el anuncio del retorno del general Perón a
la Argentina antes del fin de ese año.
En diciembre de 1964 ese
intento de regreso de Perón es frustrado por el pedido del canciller de Illia,
Angel Zabala Ortiz, al gobierno brasileño, que impide la partida del avión
desde el aeropuerto de Río de Janeiro, después de una escala de rigor.
Una manera de concebir el
retorno del líder –el “avión negro”, el protagonismo casi
excluyente de las organizaciones gremiales, la complicidad secreta de algunos
militares conspirativos, la masa peronista movilizada aunque sin mayor
organización- había fracasado.
En los años inmediatos
siguientes el peronismo se replegará (“desensillar hasta que aclare” ordenará
una directiva del Jefe después del golpe de Juan Carlos Onganía).
Luego comenzará una nueva y
larga etapa de la resistencia popular (“siguiendo la táctica del agua, que siempre
pasa”), con otra metodología y otra concepción militante –en parte
aportada por las organizaciones de cuadros- que desembocará por fin el 17 de
noviembre de 1972 en el milagro del retorno del viejo general a la patria –y
más tarde al poder- con toda la gloria.
Por su parte, Andrés Framini
se enorgullecía de haber estado en la plaza de Mayo el 17 de octubre de 1945, y
también el día del bombardeo del 16 de junio de 1955. Fue un peronista que
estuvo en todas, en las buenas y en las malas.
Nacido en Berisso, fue el
conductor gremial histórico de la Asociación Obrera Textil. Se hizo cargo
también de la secretaría adjunta de la CGT en 1955, cuando el gobierno de
Lonardi pareció contemporizar con el movimiento obrero.
Apenas asumió Aramburu lo
metió preso, y así anduvo, entre la cárcel y la clandestinidad, durante mucho
tiempo.
En sus últimos años confió en
Montoneros y el Partido Auténtico. Al final simpatizo con el Padre Luis
Farinello aunque no se afilio al polo Social que aquel habia fundado.
Framini falleció el 9 de mayo
de 2001, a los 87 años, después de terminar un apasionado discurso sobre la
obra del general Perón.
Publicado
por Agenda de Reflexión el Marzo 18, 2005 05:54 PM
Agenda
de Reflexion
N&P: El Correo-e del autor es Alejandro Pandra pandra@ciudad.com.ar
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