El Forjista
Raúl Scalabrini
Ortiz nació el 14 de febrero de 1898 en la provincia de Corrientes, pero de muy
niño su familia se trasladó a Buenos Aires.
De joven se sintió
atraído por las ideas de izquierda y en particular por la Revolución Rusa,
dichas influencias lo llevaron formar parte, por el año 1919, del grupo Insurrexit, aunque esta militancia no
perduró por mucho tiempo.
Se recibió de
agrimensor, pero siempre mantuvo vivo su interés por la literatura, también se
mostró atraído por las actividades deportivas, particularmente por el boxeo,
actividad que llegó a practicar.
Su primer libro se
llamó La Manga,
publicado en 1923, a
la edad de 25 años, más o menos por esos años se vinculó al grupo literario
Florida, donde conoció a Borges y Mallea, entre otros.
En el año 1924
visitó París, ciudad a la que admiraba como todos los intelectuales
latinoamericanos de la
época. Luego emprendió una serie de viajes por el interior
del país, donde pudo ver en directo la explotación del trabajador por parte de
las oligarquías lugareñas.
Por aquellos años
tomó contacto con un grupo nacionalista que publicaba La Nueva
República, es ahí donde conoció Ernesto Palacio y a
los hermanos Irazusta. Pero esta relación no duró mucho tiempo pues no podía
congeniar con ese nacionalismo elitista y sectario.
La
Década Infame
Scalabrini Ortiz
no tenía demasiada simpatía por el caudillo popular Hipólito Yrigoyen, pero
luego del golpe de estado del 6 de septiembre de 1930 revisó su posición, al
ver el carácter reaccionario de las fuerzas que se habían confabulado contra el
líder radical.
Renunció a la
redacción del diario La Nación
y comenzó a criticar con dureza a la dictadura desde Noticias Gráficas.
Empezó a trabajar
en su libro El Hombre que está sólo y
espera donde reflexionó
sobre el comportamiento del porteño.
Este fue un
intento de investigar el alma argentina.
Con respecto a
esta obra dijo: -Yo realzaba en mi libro las virtudes de la muchedumbre criolla y
demostraba que su valoración no debía emprenderse de acuerdo a las reglas y
cánones europeos: daba una base realista a la tesis esencial de la argentinidad
y sentaba la tesis de que nuestra política no es más que la lucha entre el
espíritu de la tierra, amplio, generoso, henchido de aspiraciones aún
inconcretas y el capital extranjero que intenta constantemente someterla y
juzgarla.
Con la denominada Década Infame, Scalabrini Ortiz ingresó
resueltamente en el análisis y la crítica de la realidad nacional.
En el año 1932
comenzó el estudio de los problemas económicos del país, cuando más los conoció
más se le hizo evidente la mentira de la oligarquía, instaurada a través del
control del aparato educacional y cultural.
Luego de urgar en
documentos y en libros llegó a percibir lo que nadie había visto a pesar de
encontrarse frente a las narices de todos, Argentina era una colonia inglesa,
los principales resortes económicos estaban en sus manos.
Scalabrini realizó
un estudio detallado del pacto Roca – Runciman por el cual la oligarquía
argentina se sometió vergonzosamente a los dictados ingleses, para poder seguir
vendiendo la carne a Inglaterra entregando todos los recursos nacionales a los
deseos británicos.
En sus estudios
llegó a desentrañar con claridad la red de dominación británica que comenzaba
con los ferrocarriles, continuaba con los frigoríficos y terminaba con los
seguros y barcos británicos para concluir una ruta de la carne argentina en un
sistema que sólo beneficiaba a unos pocos argentinos y a muchos británicos.
Todo este sistema
se completaba con el regreso de los barcos cargados de manufacturas inglesas
que ahogaban e impedían el desarrollo de una industria nacional.
Pero no sólo se
limitó al estudio, también participó en el levantamiento radical de 1933 que le
valió su detención, fue conducido detenido a la Isla Martín García,
luego debió optar por el obligado exilio, la otra opción que le ofrecía el
Estado era la prisión de Ushuaia.
Poco antes de
partir se casó con Mercedes Comaleras el 23 de enero de 1934, debió concurrir
al Registro Civil esposado y en compañía de la policía.
El primer destino
de su exilio fue Italia donde permaneció por corto tiempo, para luego dirigirse
a Alemania.
En este país publicó una serie de artículos,
que luego aparecieron en Argentina en La Gaceta del Sur y luego conformaron el libro Política británica en el Río de la Plata.
En las primera
hojas de este libro había escrito: -El imperialismo económico encontró aquí
campo franco. Bajo su perniciosa influencia estamos en un marasmo que puede ser
letal. Todo lo que nos rodea es falso o irreal. Es falsa la historia que nos
enseñaron. Falsas las creencias económicas con que nos imbuyeron. Falsa las
perspectivas mundiales que nos presentan y las disyuntivas políticas que nos
ofrecen. Irreales las libertades que los textos aseguran. Este libro no es más
que un ejemplo de estas falsías.-
Recién hacia fines
de 1934 Scalabrini y su esposa pudieron regresar al país, no pierde tiempo y se
vuelve a zambullir en la investigación.
En 1935 comenzó a
colaborar con el semanario Señales, desde este medio cuestionó el sistema
entreguista que dominaba el país y empobrecía a la mayoría del pueblo
argentino.
En ese semanario
conoció a Arturo Jauretche un joven radical yrigoyenista, con quién estableció
una amistad que perdurará hasta su muerte.
A
poco de fundarse comenzó la colaboración de
Sacalabrini Ortiz con FORJA, de su participación en esa agrupación dijo Arturo
Jauretche: -Nosotros llevamos el terreno económico y social lo que la revisión
histórica iba descubriendo y percibimos el hilo conductor de los
acontecimientos y la política que los dirigía. Esta fue sustancialmente la obra
de Raúl Scalabrini Ortiz, cuyo talento de investigador y de escritor y su
voluntad sacrificada de servir al país, le costó la pérdida de todos los
triunfos materiales que tenía a su disposición, pero lo premió con el título
que ya nadie podrá discutirle de ‘descubridor de la realidad argentina.
En 1936 se alejó
del periódico Señales y estableció un contacto más fluido con FORJA,
participando de conferencias y redactando los famosos Cuadernos de FORJA, donde
abordaba los temas centrales de la dependencia argentina: los ferrocarriles, el
endeudamiento financiero y el petróleo.
En 1938 asumió la
presidencia de la Nación
el doctor Roberto Ortiz, abogado de las compañías inglesas, quién había sido
proclamado en la Cámara
de Comercio Británica.
Scalabrini
perteneció a una generación que dilucidó como la historia oficial que se enseñaba
en las escuelas, contenía una importante cuota de distorsión, producto de que
la misma había sido escrita por los hombres de la oligarquía liberal.
Decía al respecto:
-La
historia oficial argentina es una obra de imaginación en que los hechos han
sido consciente y deliberadamente deformados, falseados y encadenados de
acuerdo a un plan preconcebido que tiende a disimular la obra de intriga
cumplida por la diplomacia inglesa, promotora subterránea de los principales
acontecimientos ocurridos en este continente ... La reconstrucción de la historia
argentina es, por eso, urgencia ineludible e impostergable. Esta nueva historia
nos mostrará que los llamados -capitales invertidos- no son más que el producto
de la riqueza y del trabajo argentinos contabilizados a favor de Gran Bretaña
Realizó estudios
históricos a los efectos de mostrar el efecto nefasto del endeudamiento
externo, para eso investigó los resultados del préstamo tomado por Rivadavia
con la casa inglesa Baring Brothers: -Vamos a demostrar fehacientemente que el
primer empréstito argentino no fue más que un empréstito de desbloqueo, un modo
de transportar en forma permanente las ganancias logradas por los comerciantes
ingleses en las orillas del Río de la Plata. Es decir, que ese primer empréstito
representa una riqueza que se llevó de la Argentina a Inglaterra, no una riqueza inglesa
que se trajo a la Argentina.
Cuando las
potencias mundiales se aprestaban a enfrentarse en una guerra para el reparto
del mundo, Scalabrini Ortiz redactó un documento oponiéndose a que Argentina
tomara partido por alguna de las potencias en pugna, haciendo de la neutralidad
una bandera en defensa de la soberanía nacional.
Con respecto a la Guerra Mundial
pensaba que: -Ir a la guerra sería consumar la completa servidumbre de nuestro pueblo
y de todos los hermanos de América.
Todos los focos de
resistencia quedarían de hecho suprimidos.
Todos los rebeldes
a la voluntad inglesa serían aniquilados:
Todos los hombres de la
generación que, por primera vez, ha enfrentado los problemas esenciales de la
nacionalidad, serían exterminados en los puestos de mayor peligro. Las pocas
fortunas que aún quedan en manos de argentinos, serían liquidadas por los
inmensos impuestos de guerra.
Endeudándose y
arriesgando su patrimonio familiar publicó el diario Reconquista, firme voz de
la soberanía y la
neutralidad. Apareció el 15 de noviembre de 1939.
A pesar que el
diario se declaró abiertamente contra el fascismo y el nazismo los sumisos
partidarios del Inglaterra y los Estados Unidos lo acusaron de fascista por
defender la neutralidad del país.
Pero Scalabrini no
pudo sostener económicamente Reconquista por más de 41 días, el diario cerró y
las posiciones nacionales nuevamente quedaban sin voz.
Había comprendido,
al igual que Arturo Jauretche el papel de la prensa en un país semicolonial
como el nuestro: -La prensa argentina es actualmente el arma más eficaz de la dominación
británica. Es un arma traidora como el estilete, que hiere sin dejar huella. Un
libro permanece, está en su anaquel para que lo confrontemos y ratifiquemos o
denunciemos sus afirmaciones. El diario pasa. Tienen una vida efímera. Pronto
se transforma en mantel o en envoltorio, pero en el espíritu desprevenido del
lector va dejando un sedimento cotidiano en que se asientan, forzosamente las
opiniones. Las creencias que el diario difunde son irrebatibles, porque el
testimonio desparece
- El silencio es un arma tan
eficaz como la ley, cuando se maneja con habilidad. El silencio es mortífero
para las ideas. El silencio abate toda pretensión de autonomía, coarta la
inventiva, impide el análisis, sofoca la crítica, detiene el mutuo intercambio
de pensamientos, en que un pensamiento colectivo puede llegar a concretarse
En 1940 apareció
su libro Política británica en el Río de la Plata, ningún diario realizó crítica alguna.
Al poco tiempo
apareció el primer tomo de su Historia de los ferrocarriles argentinos.
Hacia fines del
mismo año se afilió a FORJA luego que la agrupación quitara de su estatuto la
obligación a estar afiliado a la Unión Cívica
Radical.
Sin posibilidad de
trabajar como periodista y habiendo arriesgado su patrimonio en el diario
Reconquista, el 13 de enero de 1942 debió publicar un aviso clasificado donde
se ofrecía para trabajar en alguna empresa argentina, a un patriota se le hacía
difícil conseguir trabajo en una colonia.
Scalabrini Ortiz
era un espíritu crítico, libre e independiente, al que le era difícil
encuadrarse en cualquier organización política por eso se alejó de la actividad
política diaria de FORJA en febrero de 1943, dedicándose con exclusividad a la
investigación y a su labor de escritor.
En tanto las
urgencias económicas lo obligaron a retornar a su profesión de agrimensor,
tenía cinco hijos a los que alimentar.
Una nueva esperanza
FORJA recibió con
expectativas favorables el golpe del 4 de junio de 1943, no así Scalabrini
Ortiz, no obstante éste fue cambiando su posición y el 10 de junio de 1944
concurrió a una conferencia de Perón en La Plata.
El coronel Perón
condenó al capital extranjero y defendió el desarrollo de la industria
nacional.
Luego de la
exposición, Scalabrini le hizo saber a Perón de la necesidad de nacionalizar
los ferrocarriles, medida que efectivamente llevó a cabo Perón en su gobierno.
Por su profesión
debió recorrer el interior por los años 1944 y 1945, donde pudo apreciar el
cambio social que se puso en marcha con la política desarrollada por Perón, las
leyes laborales se comenzaron a cumplir y los siempre olvidados comenzaron a
ser escuchados.
Presenció
maravillado el 17 de octubre de 1945 al que definió: -Era el subsuelo de la patria
sublevado. Era el cimiento básico de la Nación que asomaba por primera vez en su tosca
desnudez original, como asoman las épocas pretéritas de la tierra en la conmoción
de terremoto
-Presentía que la historia
estaba pasando junto a nosotros y nos acariciaba suavemente como la brisa
fresca del río. Lo que yo había soñado e intuido durante muchos años estaba
allí presente, corpóreo, tenso, multifacetado, pero único en el espíritu
conjunto.
-Eran los hombres que están
solos y esperan, que iniciaban sus tareas de reivindicación. El espíritu de la
tierra estaba presente como nunca creí verlo.
Con la asunción de
Perón, Scalabrini Ortiz bregó incansablemente por la nacionalización de los
ferrocarriles hasta que el 13 de febrero de 1947, el gobierno nacional
implementó esa histórica medida que había contado con
Scalabrini como su
más entusiasta propulsor.
Pero la política
del gobierno peronista además de recuperar la soberanía sobre la riqueza
nacional también provocó una notoria mejoría de la situación de los más
necesitados, por primera vez eran escuchados y sus problemas más acuciantes
solucionados.
Scalabrini Ortiz
apoyó al gobierno popular pero con su inamovible espíritu crítico, alertando
que aún importantes sectores económicos continuaban en manos extranjeras y que
la oligarquía ganadera se encontraba agazapada esperando el momento para
reaccionar.
El gobierno de
Perón no encontró ningún lugar adecuado para pensadores de la talla de
Scalabrini Ortiz y Arturo Jauretche, a tal punto que en septiembre de 1955
cuando cayó el gobierno, estaban casi retirados de la actividad política,
porque preferían no realizar ninguna crítica que pudiera perjudicar al
gobierno, pero una vez producida la derrota, cuando muchos burócratas que
ocuparon cargos de importancia huyeron o se llamaron a silencio, Jauretche y
Scalabrini efectuaron su reaparición para hacer sentir su voz contra la
oligarquía, de nuevo en el poder.
Scalabrini se
encontró en una esquina del centro con su amigo Leopoldo Marechal, luego del
golpe y le dijo: -Hay que empezar a hacer todo de nuevo. Todo otra vez...
El regreso oligárquico
Desde el diario El
líder, propiedad de la CGT,
Scalabrini desplegó sus primeras críticas contra el Plan Prebisch, el plan
económico de la
Revolución Libertadora, tanto él como Jauretche denunciaron
la nueva etapa de sometimiento y el retorno de los privilegios.
El 13 de noviembre
se produjo un golpe dentro del golpe, Aramburu reemplazó a Lonardi,
profundizando el revanchismo contra la clase trabajadora.
El diario El Lider
fue cerrado por la dictadura, Scalabrini publicó un nuevo periódico que tuvo
una corta vida, El Federalista. Jauretche, en tanto, se ve obligado a
exiliarse.
En enero de 1956
se quedó sin ningún medio donde expresarse, todas las publicaciones nacionales
y populares fueron cerradas, los liberales lograban su objetivo cerrar la boca
de cualquiera que pensara distinto.
Uno de los aportes
más importante que realizó Sacalabrini Ortiz fue el de esclarecer el papel del
capital extranjero en los países coloniales y semicoloniales, en el siguiente
extenso párrafo se visualizará con claridad su posición al respecto: -Hoy
es ya de conocimiento público: 1°) Que el capital extranjero no ha sido
promotor del progreso, sino en la estricta medida en que convenía a los países
matrices. 2°) Que el capital extranjero es el mayor enemigo de un progreso
auténticamente argentino, porque todo fortalecimiento, sea material, intelectual,
moral o espiritual, disminuye por simple inercia la presión de la sujeción
extranjera. 3°) Que el capital no es una auténtica riqueza-producto del trabajo
de otros pueblos- que se agrega al cuerpo nacional. El capital original de
todas las inversiones extranjeras es mínimo hasta el desprecio. Lo fundamental
de su aporte es la organización de la parte de la economía argentina que cae
bajo su control de tal manera que el trabajo y la riqueza produzcan, no salud,
fortaleza y bienestar interior, sino más capital extranjero 4°) Que la
influencia del capital extranjero trasciende los límites de su actividad e
inficiona con su mefítica influencia todas las jerarquías de la sociedad de tal
manera que transforma en enemigos del pueblo a quienes debían ser celosos
defensores de sus derechos. Estos acontecimientos adquiridos en el transcurso
de los últimos 25 años son los que han acrecentado el sentimiento de
resistencia hacia el capital extranjero hasta convertirlo en voluntad de lucha
defensiva.
El fracaso del levantamiento
del Gral Valle y su posterior fusilamiento, causaron una terrible impresión en
el espíritu y el físico de Scalabrini Ortiz.
Retornó a la
política activa en julio de 1956 cuando se entrevistó con Rogelio Frigerio que
le ofreció las páginas de la
revista Que para difundir su ideal, desde esa tribuna siguió
cuestionando la política colonial de la Revolución Libertadora.
Junto a Juaretche
comenzaron a trabajar por la candidatura de quién consideraban la opción más
progresista de las permitidas por la dictadura, el radicalismo intransigente
que lideraba Arturo Frondizi.
En las elecciones
a convencionales constituyentes, Scalabrini confrontó con el peronismo,
mientras él proponía votar a los candidatos de la UCRI, el peronismo convocó al
voto en blanco que fue la opción que obtuvo mayor cantidad de votos.
Pero a principios
de 1958 el General Perón le envía un ejemplar de su nuevo libro Los
Vendepatrias, donde se transcriben artículos de Scalabrini publicados en la revista Qué.
El libro iba acompañado
por una carta que decía: -A usted le cabe el honor de ser el
precursor, el formador de una promoción que alimentó la Revolución Nacional...Pienso
que nadie como usted sería más eficaz, para propiciar y encabezar un movimiento
que tienda a aunar las inquietudes de liberación de los intelectuales que no
desertan del hombre y de la tierra argentina
Frondizi triunfó
con los votos peronistas luego de un pacto con Perón, pero al poco tiempo
decidió no dar cumplimiento a su compromiso y comenzó una política no muy
diferente a la de la revolución libertadora, además tampoco cumplió su
compromiso de legalizar al proscripto peronismo.
Pero las
diferencias de Scalabrini con el frondizismo estallaron cuando se conocieron
las cláusulas de los Contratos Petroleros firmados por Frondizi con
participación del capital extranjero, en su último artículo en la revista
Que propuso
aplicar al petróleo las mismas políticas que la desarrollada por Perón con los
ferrocarriles.
Scalabrini se
recluye en su biblioteca, y al poco tiempo supo que tenía cáncer, el 30 de mayo
de 1959 se apagó la vida de un gran patriota al que su Patria aún no ha
agradecido y reconocido suficientemente.
Pero no hay mejor
manera de terminar este humilde homenaje, que escuchando y leyendo las palabras
de Scalabrini Ortiz, cuando dijo:
-Desalojemos de nuestra
inteligencia la idea de la
facilidad. No es tarea fácil la que hemos acometido, Pero no
es tarea ingrata. Luchar por un alto fin es el goce mayor que se ofrece a la
perspectiva del hombre. Luchar es, en cierta manera, sinónimo de vivir: Se
lucha con la gleba para extraer un puñado de trigo. Se lucha con el mar para
transportar de un extremo a otro del planeta mercaderías y ansiedades. Se lucha
con la pluma. Se
lucha con la espada. El
que no lucha, se estanca, como el agua. El que se estanca se pudre.
Fuentes:
Scalabrini
Ortiz contra la dominación inglesa. Norberto Galazo
Política
Británica en el Río de la Plata.
Scalabrini Ortiz
Bases
para la Reconstrucción Nacional.
Scalabrini Ortiz
Fuente: www.elforjista.unlugar.com
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