Por lo que se sabe, los científicos diseñaron experimentos que les permitieron descubrir un mecanismo de escape de los tumores y desarrollar el anticuerpo monoclonal, cuya patente está en trámite.
El nuevo método fue ensayado en animales de laboratorio para tumores de mama, próstata y pulmón, y se anota en una de las principales estrategias que ya se utilizan contra el cáncer: impedir que el tumor, a través de una sustancia llamada "factor de crecimiento endotelial vascular" (VEGF), obligue al organismo a generar vasos sanguíneos para nutrir su desarrollo maligno.
La existencia de esa arma de los tumores fue descubierta en 1989, y permitió desarrollar terapias para contrarrestar su efecto: anticuerpos monoclonales que "secuestran" el VEGF, de modo que el tumor pierde la posibilidad de ordenarle al organismo que le fabrique vasos sanguíneos.
La novedad despertó el interés de la comunidad científica y médica internacional luego de la publicación de la investigación en la prestigiosa revista norteamericana Cell que usó el tema como nota de portada. Incluso, la revista publica una nota editorial firmada por Pamela Stanley que pone a esta investigación en la categoría de los "avances de punta" en ciencia.
"Nuestro trabajo intenta aportar una explicación y una posible herramienta como terapia potencial para hacer que los tumores respondan y el cáncer pueda controlarse", señaló Rabinovich a la prensa tras la presentación formal del trabajo.
La presentación pública se hizo en conjunto con el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Lino Barañao, que destacó el aporte "excepcional al conocimiento universal", y el presidente del Conicet, Roberto Salvarezza.
Al respecto, el ministro Barañao señaló que la investigación es "un aporte excepcional al conocimiento universal hecho desde este Instituto (el IBYME), que debe ser la única esquina de América latina en la que trabajaron dos Premio Nobel, Bernardo Houssay y Federico Leloir, marcando históricamente el rumbo de la ciencia argentina".
La investigación, que partió de la experimentación con tumores de distintos tipos -pulmón, linfomas, páncreas- se inició en 2006 y se llevó a cabo con fondos de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, el Conicet, la Universidad de Buenos Aires, la Fundación Sales y las familias Ferioli y Ostry.
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