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sábado, 8 de febrero de 2014

EL DÍA 08 DE FEBRERO DE 1951 Se piloteaba por primera vez el Avión a reacción Pulqui II desde el Aeroparque de la Ciudad de Buenos Aires.


Avión a Reacción Pulqui II
En la mañana del 8 de febrero de 1951 asoma en el horizonte de Buenos Aires un pequeño avión con forma de flecha lanzado a gran velocidad. Era el Pulqui II, que en su primer vuelo público trazaba en el cielo la rápida diagonal del progreso ubicando a la Argentina entre los países mas avanzados, sorprendidos por este objeto inesperado que volaba a más de 1000 km/h. El Pulqui podía competir con el Sabre F 86 estadounidense y con el MIG 15 soviético. La tercera posición llegaba a la tecnología de punta. 

Un aire de familia une al MIG, el Sabre y el Pulqui, y es que los tres son, en cierto modo, evoluciones del original Fwta 182, avión que construyó la fábrica alemana Focke Wulf meses antes del fin de la Segunda Guerra Mundial. Nunca llegó a operar pero algunos ejemplares fueron encontrados por rusos y americanos ocultos en los bosques del sur de Alemania. El director de la Focke Wulf era el ingeniero Kurt Tank, creador del TA182 y de otros aviones de avanzada. 
En medio del reparto del dominio del mundo por parte de las potencias, Tank se negó a colaborar con éstas, fue localizado por algún incipiente servicio secreto argentino que operaba en Alemania e invitado a Buenos Aires. Aquí propuso la creación de una serie de aviones para diversos usos que significarían un avance impensado hasta el momento. Junto con Tank vinieron una gran cantidad de técnicos calificados, inclusive otros equipos que competirían entre sí, tal el caso de Reimar Horten. A esto se sumó una gran cantidad de técnicos y obreros argentinos. El epicentro de esta movida fue la provincia de Córdoba, donde estaban las fábricas de IAME, el gran taller de la nueva industria argentina. 
La producción del Pulqui II incluyó la realización de cinco prototipos operativos a los que se les introducirían sucesivas mejoras. Después del golpe de 1955 el proyecto se desactivó y finalmente, en la década del '60, el Estado argentino adquiere a EE.UU. unos pocos y obsoletos Sabre F86, incorporándose dócilmente al inestable esquema de ese mundo bipolar. Kurt Tank, hostigado por la dictadura militar, se va con gran parte de su equipo y, a los pocos años, aparece en la India construyendo el Industán Marú, un birreactor de alta performance que aquí hubiera sido el Pulqui III.
Así como irrumpió veloz en nuestra historia, el Pulqui también fue expulsado como un objeto metálico extraño, no metabolizado; tal vez por que traía la velocidad de una guerra lejana, desapareció rápidamente de nuestro horizonte sin llegar a concretar el conveniente drenaje ideológico que otras tecnologías alemanas sí realizaron al colaborar con los países centrales.

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