Aquella práctica mediática habitual de orientar la opinión asentándose en los grises, que durante largo tiempo se llamó manipulación, hoy parece -a la distancia- una magnífica muestra de honestidad periodística.
El vaso medio vacío, señalaba el comentario popular; la quinta pata al gato, apuntaba la verborragia de bar; mirada miope, sostenía el analista de medios.
Pero las cosas ya no son así.
Las empresas de la comunicación han optado, hace tiempo ya y muy especialmente en el período presente, por considerar blanco lo negro y viceversa, sin precisar anclaje alguno con la realidad, a la cual ni siquiera se tergiversa; se la desconoce lisa y llanamente al punto de negarla y sobreimprimir informativamente una serie de datos incomprobables y elaborados según la necesidad conceptual del interés económico.
Tan es así que en Perfil, Jorge Lanata se permite, por estos días, titular su columna "Se desploma la economía y Boudou toca la guitarra".
Cuando uno se asoma a la intencionada presentación del material, observa que el desplome se referencia en Europa, y que en una extrapolación deshonesta hasta para una conversación telefónica, el periodista inserta en el mismo artículo su discrepancia con el comportamiento personal del hasta ahora ministro argentino.
Tan es así que en La Nación un tal Reymundo Roberts estima que la presidenta es otra, y que esta otra fue a la reunión de la Unión Industrial Argentina a decir "cosas horribles".
Tan es así que Clarín, en su zona económica indica "Se agotaron las reservas de `libre disponibilidad`".
Pero cuando el azorado lector se zambulle en la información, logra enterarse que "Las reservas internacionales del Central cayeron a $ 195.902 millones, por debajo de los $ 196.599 millones que registró la Base Monetaria ese mismo día, según datos de la entidad."
Es decir, comprende que no pasa absolutamente nada, pese a la catástrofe inducida por el título.
Lo que es más: el clima de las radios de Amplitud Modulada, de los
noticieros televisivos, de los espacios de internet ligados a esos
intereses, pretende dar cuenta de un malestar pleno y creciente por
parte de la sociedad hacia el gobierno nacional.
Aunque un periodista sensistivo y contactado con la comunidad podría rechazar esa idea, para no ser improvisados nos comunicamos con quienes han formulado estudios de fondo sobre el estado de la opinión en el
presente - presente.
Así, la gente de Ibarómetro nos indicó que en los sondeos posteriores
a los comicios del 23 de octubre del año en curso, no observó ninguna
modificación con respecto a la imagen positiva de la jefa de Estado y
destacó que las incursiones internacionales de la misma (Grupo de los
20, Barack Obama, vínculos latinoamericanos) sólo merecieron
aprobación por parte de una franja mayoritaria de la población en
condiciones de sufragar.
Y Artemio López, en Equis, fue aun más allá en esa dirección: "Hemos
realizado una encuesta nacional, sin atarnos únicamente a la zona
metropolitana.
Nos encontramos con que si las elecciones fueran hoy, Cristina Fernandez de Kirchner superaría la cantidad de votos lograda recientemente y ascendería casi al 58 por ciento.
Además, corroboramos que las medidas sobre los subsidios, el dólar y Aerolíneas, son aprobadas por la mayoría de la sociedad".
Los datos fueron publicados en Página 12.
¿Me sigue lector?
Estábamos listos para enfrentarnos a la sutil manipulación de indicadores, a la priorización de unas opiniones sobre otras, a la interpretación de actos de gobierno con una mirada sesgada.
Pero a pesar del reciente y hostil tramo vivido en el país, nos seguimos sorprendiendo cuando la única calificación posible para las coberturas mediáticas es la palabra mentira.
Empleando una equivalencia futbolera, tan grata a nuestra Mesa de Periodistas en La Señal Medios, podemos precisar que no se trata de
consideraciones subjetivas sobre si un mediocampo está bien o mal
articulado.
Simplemente, frente al ingreso del balón en un arco, el periodismo concentrado está diciendo que eso no es un gol, que se trata de un artilugio propagandístico del delantero.
El problema para esos medios es que un gol es un gol. Esto es: el PBI
argentino sigue creciendo, los niveles de producción y empleo también.
Por tanto, el consumo -estas Fiestas serán un nuevo ejemplo- alcanza
récords apreciables.
Mientras la crisis sacude al centro capitalista, el Sur del Sur rema con precisión y cierta alegría sin que se observen situaciones graves en el horizonte.
En ocasiones, el diseño del porvenir emerge de la lectura del ayer.
Luego de tantos dislates, muchos de los cuales se siguen repitiendo
impunemente, las expresiones de la presidenta durante la Conferencia
Industrial de la UIA le brindan volumen futuro a la esperanza que
brindan los datos actuales.
Cristina escogió el lugar ideal para deciresas "cosas horribles" que no son más que verdades interpretadas en profundidad.
"Nosotros perdimos en Caseros -indicó la jefa del Estado Argentino- y
ellos -por los Estados Unidos- ganaron la Guerra de Secesión, y por
eso fueron la potencia industrial más fuerte del mundo".
Añadió que "tuvieron la suerte de tener un proceso de industrialización desde la Guerra de Secesión en adelante" mientras que "nosotros perdimos en Caseros".
Eso es lo que se está revirtiendo.
Con franqueza, bastante más que lo previsto por el optimismo nacional - popular más enfático.
Y allí se descubre el porqué de semejantes mentiras en los medios más poderosos: lo que para ellos es un drama, un callejón sin salida, para el pueblo argentino es la posibilidad concreta de construir una vida, con todo
lo que ello implica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario