Esta semana se cumplieron 55 años del deceso en Belém, Brasil, del sanitarista Ramón Carrillo, quien fue el primer ministro de Salud del gobierno peronista y falleció exiliado, triste y olvidado.
Tenía 50 años cuando ocurrió su muerte el 20 de diciembre del´56.Curiosamente, Buenos Aires vivía una especie de "festival antiperonista" en vastos sectores sociales no laborales, a poco más de un año de la caída del gobierno de Juan Domingo Perón.
Para la mayoría de los historiadores del pensamiento nacional, Carrillo fue un "médico sanitarista que revolucionó la medicina hospitalaria" en la segunda parte del siglo XX. Así lo entienden los ensayistas Norberto Galasso, Felipe Pigna, Pacho O´Donnell y otros "carrillistas", como Roberto Martínez y Víctor Lupo.
Martínez es periodista, locutor y productor de Pigna en Canal 7, mientras que el tucumano Lupo es autor de "Historia Política del Deporte Argentino", volumen donde se destaca a Carrillo "como el primer médico deportólogo, creador de los infantiles Evita". Neurocirujano tuvo a Juan Perón como referencia insoslayable de la historia.
Tras la asunción del gobierno peronista a mediados de 1946, Carrillo se convirtió en el primer ministro de Salud Pública. Carrillo, morocho, no muy alto, de anteojos e imagen de profesor universitario había quedado signado por una experiencia juvenil inolvidable.
"El viaje de la pobreza", fue el título usado por el jefe de Neurología al coronel Perón cuando éste estaba internado en el hospital Militar.
Carrillo se refería a la travesía realizada de Santiago del Estero a Buenos Aires cuando tenía 18 o 19 años para estudiar Medicina en la UBA. El viaje ocurrió en la década del ´30, que José Luis Torres definió como la Década Infame.
"Los niños tristes con sus madres, luego sirvientas, de miradas extrañas", fue algo que "marcó" al joven "para siempre", según lo reconoció en el ´45 ante Perón internado. El coronel cuando salió del nosocomio le habría dicho: "Doctor Carrillo, para lo que viene, usted tiene que estar junto a nosotros".
La ciudad Buenos Aires era una parte del segmento opositor, que el humor de fuerte ironía política de Délfor en los '50, definió para siempre como "gorilas" a los antiperonistas.
"La revista dislocada había sido éxito radial desde 1952", contó Délfor, 85 años, a Télam en un café del barrio de San Cristóbal donde vive, cerca de la avenida Belgrano y Rincón. "El asunto lo tomé en el´55 de una película exitosa, "Mogambo" con Clark Gable acompañado de Ava Gadner y Grace Kelly", dijo.
"Gable, galán, le dice a un científico miedoso en plena selva del Africa ante ruidos extraños en el film 'Deben ser los gorilas que andarán por ahí' y me dió pié para un chascarrillo que hacían los hermanos Cammarotta por radio y luego televisión", añadió Délfor.
Carrillo,mientras tanto, caía en el ostracismo, aunque más tarde científicos brasileños lo valoraron cuando la ciencia argentina lo ignoraba. "En el´54 -cuenta Lupo en su libro- Perón lo llevó a Carrillo al Instituto de Profesorado de San Fernando, donde se graduaban los profesores de Educación Física, para una charla memorable", puntualizó.
"El doctor Carrillo cuenta siempre que los torneos infantiles Evita permitieron por primera vez un relevamiento integral de cientos de miles de niños entre 12 y adolescentes de 17 años. En dos años se hicieron 350 mil placas radiográficas, algo sin antecedentes en nuestro país", afirmó el autor.
"Pudimos poner fin a la tuberculosis, el Mal de Chágas en buena medida, además de otras muy severas como la lepra sin olvidar las venéreas como sífilis y hasta fabricar medicamentos en momentos que no llegábamos a 15 millones de habitantes", sostuvo.
"Lo importante -aportó Perón en su discurso- es que juegen todos...los gorditos que no están a veces físicamente dotados por naturaleza para el deporte individual o colectivo...también los que deben usar siempre anteojos..." se lee en el libro.
"Porque sino serán los ministros de Economía que vaya a saber después cómo nos trata si crecen con bronca..." evoca Lupo en su libro al tiempo que añade "El General con su humor se adelantó veinte años a José Alfredo Martínez de Hoz".
Carrillo vivió tan intensamente la misión encomendada por el Presidente de la Nación que, según destacan sus discípulos, escribió "por escalas" el primer plan de salud social para Perón, en forma manuscrita, como "un digesto" de 400 carillas.
Cuando el médico nacido en Santiago del Estero murió en Brasil, la ciudad de Buenos Aires una parte de sus habitantes vivía el "resplandor" de la "Revolución Libertadora". En tanto la prensa aludía "a la democracia devaluada" antes del derrocamiento del gobierno constitucional.
Por entonces, aquel golpe militar ocultaba el horror vivido de los 350 muertos inocentes, tras el bombardeo del 16 de junio del '55 en Plaza de Mayo.
La obra teatral más vista entre fines del aquel año y todo el '56 "El general huyó al amanecer" era un éxito de taquilla. Empezaba otro tiempo desde lo cultural, político, económico y social para la Argentina.
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