Octubre, mítico mes para los justicialistas, tendrá en esta oportunidad una serie de actos multitudinarios que buscan disputar la interna del movimiento de cara a las elecciones del próximo año.
Scioli, Moyano, los Intendentes, y las cartas que juega cada uno.
Las jarras, con agua y con Coca-Cola, que hacía unos minutos habían dejado allí los mozos del catering, temblaron.
El aire comenzó a espesarse, a punto tal de poder ser cortado con una tijerita china, y hasta Cristina Álvarez Rodríguez se percató de que las cosas no estaban funcionando de la forma más amable.
“No muchachos, esto no puede seguir así ¿Cómo que ustedes no ponen plata?
¿Cómo vamos a hacer que crezca el Partido si ustedes no ponen un mango?
No, acá hay algunas cosas que van a empezar a cambiar…”
Las caras de situación de algunos de los Intendentes y funcionarios provinciales que estaban presentes en la primera reunión del Consejo del Partido Justicialista de la Provincia de Buenos Aires, eran indisimulables.
Las miradas, que atravesaban como flechas el salón de reuniones del cuarto piso, comenzaron a expresar un tono de pase de facturas, algo así como un “yo te dije”.
Hugo Moyano hablaba de cuales serían los pasos a seguir a partir de su asunción interina como titular del PJ Bonaerense, y cada uno de los temas que iba punteando, generaba más incomodidad en el auditorio.
De los 43 Consejeros que estaban allí presentes, había varios que miraban para otro lado o se hacían los distraídos.
Dos de ellos eran Hugo Curto (Intendente de Tres de Febrero) y Jorge Landau (diputado nacional, y apoderado del Partido), quienes habían oficiado como “mediadores” entre el líder camionero y la mayoría de los asistentes a la reunión.
Estos dos dirigentes fueron los que, de alguna manera, lograron que la asistencia de Consejeros a la primera reunión fuera casi perfecta.
Claro que nadie les avisó, a los concurrentes, que iban a tener que soportar una y otra vez, todos los tirones de orejas que Moyano tenía para propinarles.
Al reclamo por los aportes económicos de los Consejeros allí presentes, siguieron los anuncios de intervenir aquellos distritos en los cuales el PJ estuviese conducido por dirigentes que hoy militan en el “peronismo federal”, y luego la intención manifiesta de mudar la sede partidaria, nada menos que a la Capital Federal.
Faltó que alguno bufara, nomás.
Porque en la silla se movieron unos cuantos.
La primera (¿y última?) reunión del Consejo Provincial del Partido Justicialista encabezada por Hugo Moyano, dejó en evidencia a los tres diferentes proyectos que de a poco se van enraizando para comenzar a discutir las candidaturas más importantes con vistas a las elecciones del año que viene.
Por un lado, el grupo de dirigentes que se encolumna detrás del Jefe de la CGT, principalmente apoyado por los dirigentes que durante todos estos años él mismo fue colocando en lugares claves, y que lógicamente, siempre le reportaron a él.
La Corriente Nacional del Sindicalismo Peronista es una muestra del trabajo paciente que ha ido desarrollando Moyano en todo el territorio provincial durante los últimos años.
También lo acompañan, algunos Intendentes.
No todos lo miran con recelo.
Más de uno, ya sea por convicción o temor, prefiere tenerlo de su lado.
El otro grupo es el de los Intendentes que aprendieron a convivir con el Daniel Scioli, y que hoy en día aparecen como el gran reaseguro que tiene el gobernador para intentar ir por un segundo mandato.
Estos mandatarios comunales (más conocidos como los “barones”) cuentan con suficiente peso propio como para tomar cualquier decisión, pero por características comunes históricamente han preferido siempre ir detrás de algún conductor.
El que oficiara de conductor durante todos estos años era Alberto Balestrini, quien debido a su problema de salud, hoy no puede desempeñar ese rol.
Para estos Intendentes, de ninguna manera Hugo Moyano reúne las condiciones apropiadas como para reemplazar a Balestrini, más bien todo lo contrario: Moyano es conflictividad y pujas políticas, dos cosas que a los Barones los exasperan.
Quien asoma como reemplazante de Balestrini, en el rol de coordinar y contener a los Intendentes, es el Ministro de Desarrollo Social de la Provincia, Baldomero “Cacho” Álvarez de Olivera, que ha reconocido sus intenciones de acompañar como vicegobernador a Scioli en un hipotético segundo mandato.
Para eso fundó la “Corriente Alternativa Peronista” (la CAP).
Por último, hay un tercer grupo que, parafraseando a Raúl Scalabrini Ortiz, “está solo y espera”.
Se trata del grupo de los ya famosos “ocho Intendentes díscolos”, un combinado heterogéneo que contiene en su interior a dirigentes con mucho futuro, pero también a oportunistas y desesperados.
A la cabeza de estos dirigentes se encuentra Sergio Massa, que con apenas 38 años, no tiene demasiados apuros en averiguar cuál puede ser su suerte inmediata, y por ahora prefiere mantenerse expectante, administrando su Municipio.
Massa y Scioli se detestan. A diferencia de la relación que ambos tienen con Néstor Kirchner (bien de enemigos íntimos), estos dos dirigentes tratan de disimular en público, el odio que se profesan en privado.
De todas formas, el Intendente de Tigre se define como “un orgánico”, lo cual quiere decir que aceptará cualquier decisión que se tome de conjunto, aún cuando esta sea “inducida”.
“Massa es joven, puede dejar pasar este turno”, sostienen propios y extraños.
Como se ha visto, la característica que comparten en común los tres grupos, es la de trabajar para sus aspiraciones, en función de aceptar que Daniel Scioli será nuevamente candidato a gobernador por el Frente Para la Victoria.
Midiendo Fuerzas
Octubre es un mes muy caro para la simbología y los sentimientos del peronismo: nacimiento el 8; renuncia a los cargos de vicepresidente, Ministro de Guerra y Secretario de Trabajo y Previsión el 9; asunción de la tercera presidencia el 12, y, por supuesto, el Día de la Lealtad.
Es un mes para medir fuerzas. Porque de eso se trata, al fin y al cabo.
El próximo sábado, en el Estadio de Arsenal de Sarandí, Cacho Álvarez encabezará un acto en el que planea juntar no menos de veinte mil almas.
En realidad, el acto es una rareza: al menos este cronista no recuerda que un dirigente haya lanzado su precandidatura a vice gobernador con semejante despliegue.
Más allá de la chanza (inevitable), la realidad es que el acto de este sábado no es otra cosa que el lanzamiento de Daniel Scioli para competir por su reelección.
De hecho, hasta este momento, será el orador principal del acto, porque la presencia de Néstor Kirchner aún no está confirmada (tiene otro compromiso la noche anterior en Río Gallegos).
¿Qué le da tanta seguridad a Cacho Álvarez como para llevar adelante este acto?
Tal vez tengamos que ir a buscar las respuestas a las palabras que pronunció el pasado miércoles 29 de septiembre, durante un plenario del PJ de Avellaneda en el cual se comenzó a planificar el acto.
Allí, Cacho habló de convocar a todos los sectores para trabajar a favor de este proyecto nacional.
También dijo que el Partido Justicialista debía permanecer abierto a todos aquellos que quisieran sumarse.
Y terminó con una sentencia firme e inequívoca: Estamos predispuestos al debate, pero a los candidatos los vamos a elegir nosotros.
Por otro lado, más allá de las especulaciones mediáticas, desde el sciolismo aseguran que “Daniel” está convencido de que necesita cuatro años más de gobierno para luego sí, en 2015, comprobar si ha llegado su hora de conducir los destinos de la patria.
Scioli no tiene en sus planes volver a ser el vice de nadie.
Sí va a acompañar al proyecto que encabezan Néstor Kirchner y Cristina Fernández, pero desde la Provincia.
En el entorno de Cacho Álvarez aseguran que la mayoría de los Intendentes de la Tercera Sección Electoral estarán presentes en el Estadio de Arsenal: Julio Pereyra y Juan José Mussi, están confirmados, y es muy probable que también asistan Fernando Espinoza y Darío Díaz Pérez.
El que obviamente no estará (ni siquiera será invitado) es Francisco “Barba” Gutiérrez, de no muy buena relación con el ex Intendente de Avellaneda.
Algunos de los mencionados, también garantizaron movilizar gente para engrosar el número de asistentes al acto.
Más complicado es que se acerque alguno de los Jefes de la Primera, pero dicen que eso a Cacho lo tiene sin cuidado, porque lo que está haciendo en esos territorios el Ministro de Desarrollo Social, es ir tejiendo redes con ONG, Movimientos Sociales, y funcionarios de segunda y tercera línea.
Álvarez sabe muy bien que es tarea casi imposible disciplinar a “la Primera” detrás de un mismo conductor, y por eso apuesta a construir por abajo.
Paradójicamente, a quien se esperará con ansias en Arsenal es a Sergio Massa, invitado personalmente por Cacho.
Veremos si cumple.
Por su parte, el 15 de octubre, Hugo Moyano (especialista en esto de andar midiendo fuerzas) llegará al Estadio del Club Atlético River Plate con su Corriente Nacional del Sindicalismo Peronista.
Todavía no se sabe si hará pogo o no, pero está confirmado que su discurso se dividirá en dos partes, con destinatarios bien diferentes: por un lado, los legisladores nacionales que deben tratar el proyecto de participación de los trabajadores en las ganancias.
Por el otro, una verdadera muestra de su poder de movilización, hacia el interior del peronismo, para comenzar a exigir el bendito 33 por ciento de las listas legislativas que históricamente el peronismo le cedía al Movimiento Obrero Organizado.
En la suma de porotos, Moyano intentará convencer a alguno de los Intendentes que tiene más cerca, de hacer algún tipo de aparición en River, como para que se vea que él también tiene un sector institucional que lo acompaña.
Por lo bajo, gente allegada al líder camionero se jacta de también contar entre sus filas con un “tapado”, que forma parte del Grupo de los 8 Intendentes “críticos”.
Respecto de estos últimos, no planearon acciones grandilocuentes para estos días que se avecinan. Prefieren, como decía el General, desensillar hasta que aclare.
Total, “Massa es joven, y puede dejar pasar este turno”.
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