Dicha
constitución fue elogiada por buena parte de los estudiosos del derecho
constitucional, ya que con un criterio moderno, consagraba desde su preambulo
"la irrevocable decisión de constituir una Nación socialmente justa,
económicamente libre y políticamente soberana"
¿Cómo fue
posible que un gobierno de facto derogara una constitución aprobada por la
soberana voluntad de la mayoría del pueblo argentino?
¿Cómo fue
posible aquella dramática realidad que también vivimos treinta años atrás? -nos
referimos la golpe de 1976- Ocurrió que por entonces la República Argentina
estaba en crisis constitucional. Carecía de Constitución legal porque había
sido sustituida el 24 de agosto de 1972 por un remedo constitucional dictado
por el general Alejandro Lanusse. Por sus normas, infructuosamente se había
intentado la constitucionalización de mayo de 1973, frustrada por el golpe
militar de 1976.
¿Podía
vivirse sin Constitución legal? Esto sucedía desde mucho antes, porque el 27 de
abril de 1956 otro bando militar, dictado por el general Pedro E. Aramburu,
había abrogado la Constitución Nacional dictada en 1949.
Si atentar
contra un jefe de Estado es magnicidio, mucho más lo es atentar contra la
Constitución del Estado. Ambos son magnos, grandes: el rey o el presidente, porque
representan a la Nación y la Constitución, fundamento de todas las
instituciones. Por eso en casi todos los países se la llama popularmente Carta
Magna (recordando el documento que en 1215 firmó en Inglaterra el rey Juan Sin
Tierra).
¿Cómo fue
esa abrogación constitucional de 1956? La Constitución Nacional de 1949 había
realizado importantes reformas en materia política, económica, social y
cultural que el gobierno militar impuesto por el golpe de Estado de 1955 no
estaba dispuesto a respetar. Un día antes de abrogar esa Constitución, el
general Aramburu había aprobado por decreto-ley 7.756 las recomendaciones
contenidas en los documentos "Moneda sana o inflación incontenible" y
"Plan de reestablecimiento económico", que propiciaban la vuelta al
liberalismo económico y el abandono de los principios de la Constitución de
1949.
La Nación
quedaba rendida ante los intereses financieros orquestados por el Fondo
Monetario Internacional, cuya carta de creación el gobierno militar no tardó en
ratificar por decreto-ley 15.070/56. No le debíamos un solo dólar, pero el FMI
nos quebraba el brazo propugnando un retroceso centenario para el derecho
constitucional argentino que nos entregó a manos de la usura internacional.
La
Constitución argentina reformada en 1994 califica en su artículo 36 el
magnicidio constitucional como traición a la Patria (delito imprescriptible) y
fulmina con nulidad insanable los actos que en consecuencia se realicen.
Lastima grande que los constituyentes no hayan hecho un análisis retrospectivo
del tema para sancionar la nulidad del bando militar del 27 de abril de 1956…
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