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viernes, 30 de septiembre de 2011

Siguen cayendo las ventas de Clarín y La Nación

La contracara de la caída general fue un leve repunte en las ventas de los domingos. Clarín y La Nación crecieron, mientras que Diario Popular se mantuvo estable (apenas 24 ejemplares menos que en julio).

Los datos surgen del boletín informativo del Instituto Verificador de Circulaciones (IVC) correspondiente a agosto, según informa el sitio Diario sobre Diarios.

Clarín experimentó una caída de 3,5 puntos porcentuales con respecto a julio y tuvo una venta neta paga de 289.432 ejemplares promedio diario de lunes a domingo. Su venta dominical se incrementó 0,6 puntos y alcanzó las 587.614 ediciones promedio por semana.

La Nación, en tanto, cayó 5 puntos porcentuales respecto del mes anterior y su venta neta se ubicó en los 160.229 ejemplares promedio diario de lunes a domingo. Su venta dominical, en cambio, creció 1,6 puntos: circuló 338.986 ejemplares promedio.

Diario Popular bajó su venta un leve 0,8 puntos respecto a julio y distribuyó en promedio de lunes a domingo 91.702 ejemplares. Su circulación dominical se mantuvo estable, con una imperceptible baja de 0,02 puntos (apenas 24 ejemplares de diferencia) y se ubicó en los 138.925 diarios vendidos.

¿HAY BURGUESÍA NACIONAL?

Por Hugo Presman

La Argentina es un país subdesarrollado por la debilidad, en la mayoría de los casos pusilanimidad, de los empresarios industriales. Mariano Moreno tenía un plan revolucionario pero carecía de burguesía. Algún marxismo mal digerido encontró en los comerciantes del puerto de Buenos Aires a un símil de la burguesía que en Francia hizo la revolución. Era la antítesis.

En estas tierras hubo 60 años de guerras civiles, intentando el norte artesanal nacionalizar la aduana del puerto de Buenos Aires, de cuyos ingresos disfrutaba la ciudad y la provincia bonaerense.

La contienda finalizó en Pavón, en 1861, donde Urquiza desertó y le dejó la posibilidad que Mitre ganara una batalla inexistente. Los 19 años posteriores fueron una cacería que concluyó con el Chacho Peñaloza y Felipe Varela.

Triunfante el proyecto agropecuario, se inició el modelo de economía primaria exportadora que perduró en el país hasta la crisis de 1929. Por las fisuras de ese modelo nació el de sustitución de importaciones, la industria liviana argentina, y en sus fábricas se insertaron los descendientes de los derrotados de las guerras civiles del siglo XIX. Eran los cabecitas negra que iban a ser representados por el peronismo. Ante la debilidad de esa burguesía nacional incipiente, es el Estado peronista que actúa con el que debió ser su programa histórico. La última expresión consciente de los intereses de esa clase social fue la CGT de Gelbard y Broner en el tercer gobierno de Perón.

Luego apoyaron políticas que terminaron liquidando sus empresas o no dando batalla y vendiéndolas, en una clara demostración que mucho más que burguesía nacional fueron comerciantes y mercachifles sin ningún proyecto que superara el ámbito de sus empresas.

En estos últimos 8 años, mientras se recuperaba el mercado interno, se volvían abrir empresas y se recuperaban las que sobrevivieron, la UIA adoptaba una actitud mezquina y prejuiciosa cuya coronación fue la impresentable presidencia de Héctor Méndez.

EL DISCURSO DE JOSÉ IGNACIO DE MENDIGUREN EN PARQUE NORTE

En el marco del VI Congreso Federal de Economía Solidaria "Alberto Lettieri", que se celebra en Parque Norte del 26 de septiembre al 1 de octubre, el discurso que pronunció el actual presidente de la UIA, puede considerarse el

mejor que haya pronunciado un dirigente empresario desde los primeros años de la década del setenta. Fue transmitido en exclusividad por Radio Cooperativa. Sostuvo (no es literal pero no se altera su espíritu) que "los argentinos fuimos cobayos de las políticas neoliberales, pero hemos aprendido. Ahora podemos pensar por nosotros mismos. Antes los países centrales nos daban sus recetas. En el 2001 nos proponían la banca off-shore, la entrega de la banca pública, embargar la recaudación impositiva, la intervención del país por un comité de expertos. Cuando la Argentina entró en default, para evitar el contagio blindaron a Brasil con treinta mil millones de dólares y a Uruguay con tres mil millones. Pero luego del 2002, la capacidad de los argentinos se puso en marcha. La industria creció en un 92% desde el 2003. Dejamos de ser tullidos mentales.

Tomamos pastillas de avivol. Cuyo exporta vino por 700 millones. Lo que pasó con Argentina es parecido a lo que pasa en el fútbol. Vendimos los grandes jugadores como Alpargatas y Loma Negra entre tantas otras. Para salir hay que ir al semillero, es decir a los miles de emprendedores y Pymes. La industria textil había casi desaparecido. Tuvo el tratamiento de plaga. Hoy exporta por novecientos millones. La carrera de diseño e indumentaria es una de la que tiene la matrícula más numerosa. Hoy la indumentaria de moda es en un 85% nacional. Antes no llegaba al 45%. Recordemos que en 2001 importamos choclo de Francia, pomelos de Israel, hasta alimentos para animales.

Lo que hemos logrado, nunca más debemos perderlo.

Si no lo defendemos los argentinos, no lo va a defender nadie.

A las Pymes no se la debe ayudar porque es débil, sino porque es el motor

principal de la economía.

Debe haber alta rentabilidad y altos salarios.

Hoy trabajamos muy fuerte con el Ministerio de Ciencias y Tecnología.

Antes esperábamos las crisis para producir los cambios. Entonces aparecían los iluminados.

Hoy estamos viviendo el período industrial más largo. Debemos diferenciar entre crecimiento y desarrollo. El crecimiento es espontáneo. El desarrollo es crear las herramientas para ir adonde uno quiere ir. Mucho de los países exportadores de petróleo crecen pero no se desarrollan. Ahí convive el jeque con el beduino. El desarrollo no es neutro, afecta intereses. Los que se oponen quieren que seamos solamente productores de porotos de soja. Hay que

cambiar la matriz productiva. No es un proceso gratuito. Los que se oponen entienden, pero no quieren eso que entienden.

Tomemos el caso de EE.UU. El Norte quería un arancel sobre las importaciones. El general Grant, el conductor del ejército norteño, cuando fue presidente sostuvo: "Prefiero un traje de mala calidad nuestro, que uno de buena calidad de alpaca inglesa".

El Norte prefería un presente con esos parámetros para tener un futuro diferente. El Sur quería el traje de alpaca inglesa ahora.

Este conflicto de intereses no se resolvió en una mesa de diálogo, sino con una guerra civil que duró cuatro años y costó un millón de muertos.

La soberanía de un país es lo que va dar solución a los intereses de su gente. Ahora hay quienes nos proponen nuevamente endeudarnos. Sólo es admisible para financiar obras de infraestructura.

No quiero volver a formar parte del club de deudores. Tenemos que crecer con nuestros propios recursos.

Tenemos que enamorarnos de este proyecto nacional.

Tenemos que lograr que el salario participe del 50% del ingreso nacional.

Hay que lograr una ocupación territorial del país.

Hay por ejemplo una relación de 7 a 1 entre las ciudades más ricas y

aquellas más pobres.

Por todo lo que se hizo y por lo que hay que hacer, debemos defendernos.

¿ HAY BURGUESÍA NACIONAL?

¿ Será este discurso una golondrina solitaria? ¿ Es la seducción que produce el 50,24% obtenido por Cristina Fernández en las internas del 14 de agosto? ¿No está incluso el crítico empresario Cristiano Ratazzi seducido ahora por la presidenta, después de haber despotricado durante ocho años?

¿Será sólo un reacomodamiento oportunista? ¿ O después de muchos años de alienación ideológica, finalmente han aprendido? ¿ Hay burguesía nacional?

Dudas que en la propia marcha se develarán. Mientras tanto el discurso del presidente de la UIA es un soplo de aire puro.

28-09-2011

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Silvio Frondizi

El 27 de septiembre de 1974 era asesinado por la Triple A Silvio Frondizi

Era abogado defensor de presos políticos y profesor universitario de Filosofía, Ciencias Económicas, Ciencias Sociales (UBA) Derecho y Comunicaciones (La Plata) Terminó sus estudios secundarios en el Mariano Moreno. En 1930 egresó del Instituto Nacional de Profesorado con el título de profesor de historia y poco después se recibió de doctor en jurisprudencia en la Facultad de Derecho de la UBA.

Desempeñó varios cargos académicos y formó parte de la organización de la Universidad Nacional de Tucumán. Fue detenido por oponerse a la intervención impuesta por el golpe de 1943. Ya había sido conocido las mazmorras del régimen dictatorial de turno en 1931.

Se casó con Pura Sánchez Campos y tuvo 2 hijos: Isabel Silvia y Julio Horacio. Isabel estaba casada con Luis Ángel Mendiburu, que era ingeniero, miembro de la Juventud Peronista y dictaba Química en la Universidad Tecnológica.

Silvio Frondizi se convirtió en politólogo marxista. Fundó en 1956 el Movimiento de Izquierda Revolucionaria MIR. Sufrió varias amenazas, pero, a pesar de los consejos de sus amigos, se negó a exiliarse. En el mediodía del viernes 27 de septiembre de 1974, un comando dirigido por el subcomisario Juan Ramón Morales y el subinspector Rodolfo Eduardo Almirón Sena penetró en este edificio, y después de golpear a la Sra. Frondizi, subió a la fuerza a Silvio a uno de los tres coches en que se desplazaban. Los gritos de su mujer herida, atrajeron la atención de familiares y vecinos. El marido de su hija, el ingeniero Luis Ángel Mendiburu, bajó corriendo por la escalera para defenderlo. Fue recibido con disparos de grueso calibre y murió un rato después en el Hospital Italiano. Otra vecina del edificio resultó herida. Las paredes y ventanas de este edificio quedaron marcadas con las perforaciones de disparos de armas automáticas.

Dos horas más tarde, un comunicado de la Triple A se atribuyó con ridículo orgullo el crimen: "Sepa el pueblo argentino que las 14,20 fue ajusticiado el disfrazado número uno, Silvio Frondizi, traidor de los traidores". Según la autopsia, el cuerpo presentaba cerca de cincuenta balazos.

Más tarde la Policía Federal arremetió contra la columna fúnebre encabezada por su hermano Risieri Frondizi que acompañaba a los cuerpos a Chacarita. Arrebató los féretros y los retuvo varias horas. Arturo Frondizi, su otro hermano, declamó formar parte del acompañamiento, pero su presencia no consta en las noticias de la época. Está documentado, en cambio, su perdón a las Fuerzas Armadas, e incluso a las fuerzas para-policiales, cuando recibió en su domicilio a Norma López Rega.

Un año y medio después, la dictadura militar inscribe la obra de Silvio en las listas negras de la censura inquisidora y destruye su prolífica biblioteca. La familia Frondizi ocupaba los departamentos 7 y 9 del primer piso de este edificio, uno de ellos estaba destinado a esa biblioteca.

+info: www.elortiba.org/pensar10.html

CÓNDORES EN MALVINAS

Por Raúl de Sagastizabal

El 28 de septiembre de 1966, un grupo de 18 jóvenes peronistas --estudiantes, obreros y sindicalistas argentinos-- desviaron un avión de Aerolíneas Argentinas, aterrizaron en las Islas Malvinas e hicieron flamear al viento malvinero, durante 36 horas, nuestra Enseña Patria.

Esta acción, bautizada por sus protagonistas Operación Cóndor, hizo vibrar el sentimiento nacional en cada punto de nuestra Patria y conmocionó al mundo.

Como expresara el periodista y escritor Roberto Bardini al comentar un libro en preparación sobre dicha operación, que se titulará Vuelo de cóndores: -El día que los muchachos peronistas hicieron flamear banderas argentinas en las Islas Malvinas, ... deseo que los nombres de aquellos 18 muchachos figuren con letras destacadas en la historia argentina del siglo XX, sin importar los senderos por los que se bifurcaron sus vidas.

Rumbo a Malvinas

Alrededor de las seis de la mañana del miércoles 28 de septiembre de 1966, dos hombres jóvenes armados con pistolas, entraron a la cabina del vuelo 648 de Aerolíneas Argentinas, que con 35 pasajeros a bordo había despegado a las 0:34 horas del aeroparque Jorge Newbery en vuelo regular a Río Gallegos, ordenándole al piloto del Douglas DC-4, Comandante Ernesto Fernández García, que pusiera rumbo uno-cero-cinco.

La aeronave se encontraba en esos momentos sobrevolando Santa Cruz.

El comandante intentó en primera instancia convencerlos de que depusieran su actitud y hasta alegó no tener combustible suficiente para la travesía ordenada, pero finalmente obedeció y la aeronave viró hacia las Islas Malvinas; se había iniciado la Operación Cóndor.

Los Cóndores

El vuelo 648 de Aerolíneas había sido tomado por un grupo comando armado, de 18 jóvenes idealistas argentinos, cuya jefatura ejercían Dardo Manuel Cabo, apodado Lito, de 25 años, periodista y afiliado a la Unión Obrera Metalúrgica, y Alejandro Giovenco, de 21 años, a quien llamaban "El Chicato".

Los otros dieciséis integrantes de la patrulla patria eran: María Cristina Verrier, de 27 años, periodista y dramaturga, única mujer del grupo y tercera en la cadena de mando; Ricardo Ahe, 20 años, empleado; Norberto Karasiewicz, 20 años, metalúrgico; Aldo Omar Ramírez, 18 años, estudiante; Juan Carlos Bovo, 21 años, metalúrgico; Pedro Tursi, 29 años, empleado; Ramón Sánchez, 20 años, obrero; Juan Carlos Rodríguez, 31 años, empleado; Luis Caprara, 20 años, estudiante; Edelmiro Jesús Ramón Navarro, 27 años, empleado; Fernando José Aguirre, 20 años, empleado; Fernando Lisardo, 20 años, empleado; Pedro Bernardini, 28 años, metalúrgico; Edgardo Salcedo, 24 años, estudiante; Andrés Castillo, empleado bancario y Víctor Chazarreta, 32 años, metalúrgico.

En suelo malvinero

Un espeso manto de nubes cubría las Malvinas esa mañana del 26 de septiembre, pero el piloto logró encontrar las Islas y entre claros divisaron el inconfundible suelo malvinero, localizaron la ciudad, y luego de un par de giros de reconocimiento, la proa del avión apuntó hacia tierra iniciando el aterrizaje.

Si bien desde 1942 existía en las Islas una emisora de radio, la misma se dedicaba a transmitir programas de la BBC de Londres, por lo que el enlace con el resto del mundo y entre los distintos puntos poblados de las Islas dependía de una red de radioaficionados.

Fue Anthony Ardí, uno de esos radioaficionados, el primero en divulgar la noticia que conmovió a millones de argentinos: a las 08:42 horas del 26 de setiembre de 1966, un avión DC-4 argentino había descendido en Puerto Stanley utilizando como pista de aterrizaje la embarrada pista de carreras cuadreras. Puerto Stanley carecía entonces de aeropuerto.

La emisión de Anthony Ardí fue captada en Trelew, Río Gallegos y Punta Arenas (Chile), y desde esas ciudades retransmitida a Buenos Aires.

La operación preveía la ocupación de la residencia del Gobernador británico, Sir Cosmo Dugal Patrick Thomas Haskard, y del arsenal de la isla, pero estos objetivos no pudieron cumplirse porque el pesado avión enterró sus ruedas en el barro de la improvisada pista y quedó muy alejado de la casa del Gobernador.

En ese entonces la seguridad de las Islas --cuya población escasamente superaba el millar de personas, y a quienes en Londres llamaban kelpers (algo así como recolectores de algas)-- estaba confiada a un grupo de milicianos de la llamada Fuerza de Defensores Voluntarios, reforzados por una veintena de Infantes de Marina del Reino Unido, quienes entrenaban a los voluntarios una o dos veces al año, existiendo además un importante número de armas en poder de civiles.

Fue así que tras aterrizar, el avión argentino fue rodeado por poco más de cien personas en armas, entre Marines, milicianos y civiles armados, no obstante ello, los Cóndores descendieron del avión y desplegaron siete banderas argentinas que flamearon gallardas en el irredento territorio malvinero, luego de 133 años de usurpación Británica.

Bajo una persistente lluvia y encandilados por potentes reflectores colocados por las fuerzas británicas en las inmediaciones del avión, los comandos bautizaron el lugar como Aeropuerto Antonio Rivero, en homenaje a ese gaucho matrero, entrerriano de origen, que el 26 de agosto de 1833 lideró un grupo de peones argentinos que alzados contra el opresor extranjero supo poner en jaque a los ingleses, al punto que armados con boleadoras y facones tomaron un establecimiento en el que arriaron la bandera británica e hicieron ondear nuevamente en las islas nuestro Pabellón Nacional.

En Puerto Stanley se encontraba entonces un sacerdote católico, el Padre Rodolfo Roel, que hablaba algo de español y que ofició de interlocutor, intercediendo para que los pasajeros del avión --entre los que se encontraban, entre otros, el gobernador del Territorio Nacional de Tierra del Fuego, Contralmirante José María Guzmán y Héctor Ricardo García, director del diario Crónica-- fueran trasladados a la ciudad para recibir alimentos y ser alojados en casas de kelpers, mientras los Cóndores permanecieron en el avión.

Al atardecer del 28 de septiembre, Dardo Cabo solicitó al padre Roel que celebrara una misa en la aeronave, la que se inició a las 18:00 horas y concluyó con el Himno Nacional Argentino entonado a viva voz por los 18 jóvenes patriotas.

A las 4:30 horas del 29 de septiembre, el Gobernador inglés los intimó a rendirse, pero la respuesta del jefe del operativo, Dardo Cabo, fue negativa.

Poco después de las 15:00 horas, el padre Roel se reunió nuevamente con los Cóndores y procuró la rendición de los mismos, pero sólo encontró respuestas negativas.

Finalmente, agotados y sin alimentos ni agua, los comandos argentinos aceptaron deponer su actitud con la condición de ser acogidos por la Iglesia Católica, y quedar exclusivamente a cargo del padre Rodolfo Roel, lo que fue aceptado por la autoridad británica.

Aproximadamente a las 17:00 horas, los jóvenes peronistas, con el comandante del avión de Aerolíneas y el sacerdote Roel, formaron militarmente frente a un mástil con la bandera argentina y procedieron a arriarla, entonando nuevamente el himno patrio.

Concluida esta emotiva ceremonia entregaron sus armas al comandante aviador Ernesto Fernández García, única autoridad que reconocieron.

El retorno

Tres meses antes de la Operación Condor, un golpe de estado había depuesto al Presidente de la Nación, Dr. Arturo Humberto Illia, de la Unión Cívica Radical del Pueblo, que había llegado al gobierno con poco más del 20 por ciento de los votos y con el peronismo proscrito.

Gobernaba el país el general Juan Carlos Onganía, en nombre de la autotitulada Revolución Argentina.

El gobierno militar, de común acuerdo con la corona británica, envió a Malvinas al transporte naval A.R.A. Bahía Buen Suceso, al cual en horas del mediodía del sábado 1 de octubre fueron transportados en una lancha carbonera, los 18 comandos, la tripulación del avión y los pasajeros, zarpando con destino al puerto de Ushuaia, al que arribaron en la madrugada del 3 de octubre.

Los Cóndores fueron detenidos en la Jefatura de Policía de Tierra del Fuego, e interrogados por el juez, se limitaron a responder: -Fuimos a Malvinas a reafirmar nuestra soberanía.

El secuestro del avión de Aerolíneas Argentinas fue uno de los primeros secuestros aéreos del siglo XX, y como tal aún no estaba penalizado en Argentina, por lo que los cargos que el Fiscal Federal de Tierra del Fuego, Dr. Jorge Torlasco, imputó a los integrantes del comando Cóndor fueron: -privación de la libertad, tenencia de armas de guerra, delitos que comprometen la paz y la dignidad de la Nación, asociación ilícita, intimidación pública, robo calificado en despoblado y piratería.

Finalmente, el 22 de noviembre de 1966, el Juez Federal de Tierra del Fuego, Dr. Miguel Angel Lima, los procesó por los delitos de -privación de la libertad personal calificada y tenencias de armas de guerra, delitos por los cuales resultaron condenados a distintas penas el 26 de junio de 1967.

Esta sentencia fue confirmada por la Cámara Federal de Bahía Blanca, el 13 de octubre de ese mismo año. Dardo Cabo, Alejandro Giovenco y Juan Carlos Rodríguez permanecieron tres años en prisión debido a sus antecedentes político-policiales como militantes de la Juventud Peronista, los quince restantes quedaron en libertad luego de cumplir nueve meses de prisión. María Cristina Verrier, hija de un juez de la Corte Suprema, y Dardo Cabo, hijo de un dirigente gremial, se casaron en la cárcel.

A la fecha, ningún libro de historia o manual escolar recuerda esa hazaña de un grupo de patriotas argentinos a quienes recordamos como los Cóndores.

La justicia federal los consideró delincuentes, y el gobierno del general Onganía los tildó de facciosos, pero lo cierto es que esta audaz acción constituyó la primera gesta patriótica del siglo XX que reivindicó los derechos soberanos argentinos sobre las Islas Malvinas.

lunes, 26 de septiembre de 2011

¿POR QUÉ SE FUE PERÓN?

Por Enrique Manson

Perón se traslada de la cañonera Paraguay al hidroavión Catalina en que volaría a Asunción.

A su lado, el canciller golpista Mario Amadeo.

Este lo sostuvo, cuando el Tirano prófugo trastabilló, y evitó que cayera al agua.

Esto le ganaría la calificación de traidor por muchos antiperonistas.

De la cúspide al conflicto

En 1954, superada la crisis económica y después de ganar por dos tercios de los votos la elección de vicepresidente, el gobierno peronista parecía haber alcanzado la cúspide de su éxito.

Pero, según dice Félix Luna [1]: -esta monolítica estructura se desplomaría a la vuelta de un año. Y no por ataques externos*, sino por los asombrosos errores de su propio constructor.

Ese año estalló el conflicto con la Iglesia, y Luna se pregunta -¿Que motivaciones pudieron haber inspirado a Perón para insistir con una política tan insensata?... (la explicación) debe plantearse, más bien, en términos psicológicos: quizá haya que buscarla en esos agotadores nueve años de presidencia, en el ambiente de

obsecuencia que lo rodeaba, en el reiterado ejercicio de un poder absoluto. [2]

Para alguna bibliografía la causa del enfrentamiento fue el tema de la juventud.

El desarrollo de la Unión de Estudiantes Secundarios, a la que Bonifacio del Carril llama una forma de halagar las bajas pasiones del dictador, era competencia con la Acción Católica Argentina en el encuadramiento de los jóvenes.

Pero a pesar de lo que pudo haber influido, no parece suficiente para explicarlo.

Para el pensador católico Carlos Chiessa, -a partir del segundo gobierno justicialista (1952), el proceso revolucionario se profundizará,[3] en lo que Perón había llamado la /Comunidad Organizada/.

Era una institucionalidad diferente, que sin excluir las instituciones de la Constitución, propias de la democracia liberal, incorporaba otras que correspondían a los sectores de la sociedad.

Así nacieron la CGP y la CGU que se sumaron a las ya existentes CGT y CGE.

-El Movimiento Justicialista...tuvo una concepción propia acerca del papel de la Iglesia… Aquí reside una de las claves de este problema”.[4]

A su vez la Iglesia tenía su propio proyecto de inserción social a través de organizaciones de profesionales católicos, así como de una penetración (infiltración, la llamaría el peronismo) en los gremios, y no estaba dispuesta a encuadrarse en la institucionalización propuesta.

El conflicto entre la Iglesia y el Estado ha sido tan antiguo como el mundo cristiano.

En el caso de la Argentina Justicialista, la condición cristiana, pero no confesional, del Movimiento Peronista, generaba ámbitos de disidencia.

A su vez, en Roma gobernaba un Pontífice político, Pío XII.

Preocupado por la reconstrucción de Europa, tras la Guerra fue -un crítico agudo del proyecto cientificista y tecnocrático capitalista, advierte el incremento y amenaza del poder soviético y pone su atención en las reservas de la Iglesia: España, América Latina y las dinámicas misiones africanas. [5]

Estallado el conflicto, el peronismo sufrió al mismo tiempo una sangría de católicos que se alejaban y el debilitamiento de las convicciones de muchos que quedaron adentro.

Este debilitamiento fue importante en la oficialidad de las fuerzas armadas.

Tras el cruento bombardeo de Plaza de mayo, el /Líder/ llamó a la pacificación, y declaró concluida la /Revolución Justicialista/, por lo que terminaba la situación de excepción y se entraba en una etapa de /normalidad/, por lo que se permitió el acceso a las radios de los políticos opositores.

Al asumir Oscar Albrieu el ministerio del Interior le dijo al presidente que si se trataba de reprimir, que llamara a otro. Perón lo tranquilizó: -Dígale a su amigo Frondizi que no voy a presentarme a otra reelección en 1958.

Pero la respuesta no fue la esperada.

Los políticos exigieron por radio la renuncia del primer mandatario, y los comandos civiles se entretuvieron asesinando vigilantes en las esquinas.

La conspiración siguió adelante.

El 31 de agosto, considerando que la pacificación había fracasado, Perón ofreció su renuncia, lo que fue rechazado por una manifestación popular en la Plaza de Mayo.

De la larga alocución de esa tarde, los enemigos del gobierno sólo rescatarían las palabras más violentas, especialmente la frase que anunciaba: -¡Y cuando uno de los nuestros caiga, caerán cinco de los de ellos!

Sin embargo, esta terrible amenaza no se cumpliría, aunque serviría para convencer a los conspiradores que todavía estuvieran dudando.

El 16 de septiembre se inició el levantamiento.

La reacción militar permitió que los principales focos fueran acorralados.

Pero la marina anunció que si Perón no renunciaba, los cañones navales destruirían la destilería de YPF en Eva Perón (La Plata), amenazando con ataques sobre otros puntos del Gran Buenos Aires.

Después de lo ocurrido en junio, no había motivos para pensar que se trataba de una bravata.[6]

No faltó quien propuso que se llevara a los lugares elegidos como blancos a los familiares de los bravos marinos, pero el presidente desechó la idea.

Por el contrario, el día 19 presentó una nota en que ofrecía su renuncia si era la condición para evitar la guerra civil.

A las 2 de la mañana del 20, -Perón llamó a Atilio Renzi (mayordomo de la Residencia Presidencial) y le dijo: -Mire, Renzi, me voy.

Ordenó algunos papeles, tomó el dinero que éste le había reunido, se entregó unas horas al descanso y, alrededor de las 8, partió rumbo a la Embajada del Paraguay. [7]

Desde ahí sería llevado, por seguridad, a una cañonera de esa bandera que estaba en reparaciones en el puerto, para partir luego en avión a Asunción.

¿Por qué se fue?

Desde ese día de 1955 han sido tema de debate los motivos de que el /General/ no aprovechara su superioridad militar y su inmensa popularidad, para aplastar a los rebeldes.

Naturalmente, sus enemigos se llenaron la boca con su presunta cobardía.

A esto contestó a Félix Luna: -¿Cobarde?-nos dijo en Madrid, en 1968-.

¡Si los generales nunca mueren en las batallas, nunca mueren con las botas puestas!


Ellos no pelean; mandan que peleen los soldados!

Desde una interpretación marxista, Milcíades Peña va más allá que la mera cobardía, aunque no la excluye:

-En verdad, no fue la matanza lo que Perón trató de evitar, sino el derrumbe burgués que podría haber acarreado el armamento del proletariado.

La cobardía personal del líder estuvo perfectamente acorde con las necesidades del orden social del cual era servidor (…)

La caída ingloriosa del régimen peronista dio lugar, pues, a gérmenes de una insurrección obrera.

Diez años de educación política peronista y el ejemplo de la dirección peronista se encargaron de que esos gérmenes no prosperaran.[8]

Más personalizada es la interpretación de José Pablo Feimann, un ex joven peronista que muchas veces hace pensar en enojos de adolescente con su padre:

-Que quede claro: Perón se va con un Ejército que le sigue siendo leal y es superior al enemigo.


Con una CGT decidida a la lucha.

Y con los obreros que se habían olvidado de los amparos del Estado de Bienestar y se la jugaban por él.

Lo que falla es la conducción.

La conducción huye. …

¿Perón quiso evitar una guerra civil?

¿Fue víctima de sus condicionamientos de clase?

Si fue un líder combativo…

¿No tenía esa combatividad los límites de la coalición militar, empresarial, burguesa y proletaria que le dio textura?

Todo eso es posible.

Una cosa fue real: en septiembre de 1955, a todos los que salieron a pelear, el conductor los dejó solos…

Todos querían pelear, pero el jefe los abandonó.[9]

Nos preguntamos: ¿todos querían pelear?

Perón estaba desgastado, seguramente, por diez años de gobierno personal.

Con más razón, luego de la muerte de Evita, que no era una revolucionaria contradictoria del general /facho/, sino su única interlocutora válida desde una posición de la más estricta lealtad.

Pero eran muchos los que estaban desgastados por diez años de combate permanente.

Por que si la Revolución Justicialista no era revolución para ciertas categorías académicas, sí lo era para sus enemigos que la combatieron con saña.

Dijimos que el conflicto con la Iglesia había debilitado lealtades militares.

El general Alberto Morello era el jefe militar de Córdoba, y como el marqués de Sobremonte en 1806, estaba viendo una función de teatro.

Y como el virrey de la mala fama, no creyó en la importancia de los informes y se fue a dormir.

Durante su sueño, los revolucionarios se apoderaron del comando de la Escuela de Artillería, con lo que provocaron un desagradable despertar al jefe de ésta, coronel Juan B. Turroni, quien también dormía y que fue herido al intentar resistirse.

Años después Morello diría: -Sinceramente,… pensé que Lucero estaría muy

nervioso y que por eso llamaba; jamás supuse que los militares se

alzarían contra el Gobierno, pues sólo se esperaba un levantamiento civil.

Las tropas que debían reprimir la rebelión estaban al mando del general José María Epifanio Sosa Molina.

Su disposición para la lucha parece expresarse con comentarios como este: -Nadie hablaba de revolución, porque con la frustrada intentona de Videla Balaguer en Río Cuarto pensamos que habría paz por largo tiempo.

Quedaba la CGT y las posibles milicias obreras.

Pero la central, al menos sus líderes de entonces, aconsejaron a los trabajadores mantenerse en calma.

Al día siguiente de la derrota insistieron sosteniendo -la necesidad de mantener la más absoluta calma y continuar las tareas.

Recién ante el golpe interno que desplazó a Lonardi se manifestarían como no lo habían hecho al caer Perón.

Norberto Galasso, a quien Feinmann acusa de juzgar desde un punto de vista demasiado peronista critica -La miopía de los analistas políticos liberales (que) los llevará a juzgar que la renuncia se origina en la supuesta cobardía del General.

No observan los movimientos profundos de las aguas que son los que explican las olas y la espuma: ese frente policlasista que sostenía a Perón –Iglesia, empresarios, Ejército, trabajadores- se ha desintegrado, y su conductor, ya sin sustento, no tiene otra alternativa que abandonar el escenario de la política argentina.[10]

Y Joseph Page, en su lúcida interpretación del personaje y de la época, se acerca a las verdaderas causas cuando dice: -¿Por qué abandonó Perón su puesto sin luchar?

La victoria militar parecía estar al alcance de la mano, especialmente considerando la inminente derrota de Lonardi en Córdoba.

Sin embargo, el levantamiento de la marina en su totalidad, el control de un sector del territorio por parte de los rebeldes en Cuyo y el compromiso asumido por muchos civiles de combatir el gobierno hasta su derrumbe hacen pensar que la caída de Córdoba no hubiera significado la terminación de la guerra civil.

Por todo ello, Perón debe haber llegado a la conclusión de que si el conflicto se

prolongaba indefinidamente le hubiera sido imposible triunfar.

…Aun en el caso en que él hubiera efectivamente pensado que podía aplastar la rebelión, Perón pudo haber optado por alejarse.

A menudo se refería a la terrible tragedia de España –cuyas consecuencias él había

tenido oportunidad de ver con sus propios ojos- como una razón suficiente para evitar un holocausto similar en la Argentina.

El sabía muy bien lo que hacía falta para derrotar a los rebeldes en una guerra

prolongada pero, asimismo, percibía lo que se necesitaría para gobernar el país una vez concluido el conflicto.

Sólo iba a ser posible una dictadura férrea; él no iba a poder hacer el papel de moderador, de arquitecto de la unidad nacional, de conductor de una comunidad

organizada.

No valía la pena luchar para obtener ese tipo de victoria: por eso abdicó. [11]

La lectura equivocada del General

Más de una vez hemos dicho que quienes nos dedicamos a la historia tenemos una ventaja inapreciable sobre los politólogos, sociólogos y, sobre todo, protagonistas de los hechos pasados.

Jugamos al Prode con el diario del lunes.

Desde ahí nos atrevemos a decir que, aunque no sabemos que hubiera ocurrido de haber procedido Perón de otra manera, creemos que equivocó el diagnóstico.

“Estallada la revolución, el día 18 de septiembre la escuadra sublevada amenazaba con el bombardeo de la ciudad de Buenos Aires y de la destilería de Eva Perón (La Plata, EM), después del bombardeo de la ciudad balnearia de Mar del Plata.

Lo primero, de una monstruosidad semejante a la masacre de la Alianza[12]; lo segundo, la destrucción de diez años de trabajo y la pérdida de cientos de millones de dólares.

Con este motivo llamé al Ministro de Ejército, General Lucero, y le dije: -Estos bárbaros no sentirán escrúpulos en hacerlo, yo no deseo ser causa para un salvajismo semejante.Inmediatamente me senté al escritorio y redacté una nota que es de conocimiento público y en la que sugería la necesidad de evitar la masacre de gente indefensa e inocente, y el desastre de la destrucción, ofreciendo, si era necesario, mi retiro del gobierno. [13]

-Yo no me arrepiento de haber desistido de una lucha que habría ensangrentado y destruido al país. Amo demasiado al Pueblo y hemos construido mucho en la Patria para no pensar en ambas cosas.[14]

En declaraciones periodísticas realizadas años después, Perón sostuvo que había preferido evitar una guerra civil[15] y por eso había abandonado la lucha cuando tenía las mayores posibilidades de ganarla.

La exaltación de los odios se centraba, creía, en su persona.

Dejando la presidencia, y más allá de los abusos inevitables y las pequeñas venganzas que seguirían al establecimiento del poder revolucionario, lo fundamental de la obra de su gobierno habría de mantenerse.

Tal vez más adelante, cuando las pasiones se acallaran y cuando los errores de los

gobiernos sucesivos pusieran en evidencia las virtudes del derrocado, seguramente regresaría para ser reconocido y gobernar sin la oposición exaltada del ´55.

Perón se equivocó en el diagnóstico.

Seguramente el agotamiento psíquico y físico por su largo gobierno en soledad, en una soledad que se había incrementado hasta el vacío con la muerte de Eva, había disminuido su espíritu de lucha.

Pero no parece injusto concederle el beneficio de la duda cuando explicaba que fue el temor a que la Argentina sufriera las consecuencias de una guerra civil como la que él había visto en España, lo que lo llevó a ofrecer su retiro del poder

No era la primera vez que buscaba una salida de ese tipo.

El 31 de agosto, al comprobar que su llamado a la pacificación no había tenido éxito, se había hecho eco del reclamo de la mayor parte de los dirigentes opositores y había ofrecido su renuncia a la presidencia.

Por la tarde, ante la multitud reunida en Plaza de Mayo para exigirle que la retirara, lo hizo.

Todo habría sido una /maniobra/, y así lo creyeron los opositores, que se decidieron, si todavía no lo habían hecho, a actuar ante el peligro.

Y también lo creyeron muchos peronistas que se sintieron dolidos por el manejo de sus sentimientos que parecía hacer el presidente.

Sin embargo, la inútil /maniobra/ se parecía mucho a la conducta que Perón había tenido en 1945 cuando, estando en superioridad militar sobre los rebeldes de Campo de Mayo que pedían su renuncia no hizo lo que le aconsejaban sus colaboradores uniformados y dejó el poder para no mantenerlo por la fuerza.

En 1945 y en agosto y septiembre de 1955 actuó con coherencia.

No quiso seguir en el poder, o mantenerse en él, por la fuerza militar.

Siempre sostuvo que ésta es frágil y termina por quebrarse, y en todos los casos –el 17 de octubre, sus tres presidencias- su sustento político fue la voluntad popular.

Además, debiéndoles el poder a los militares, se convertía en un prisionero de las fuerzas armadas.

Algo de eso había ocurrido después del 16 de junio, cuando se rompió el equilibrio interno que siempre había existido entre militares, sindicalistas y otros sectores que integraban el movimiento peronista.[16]

No sólo Perón creyó que la Revolución Libertadora no significaría una vuelta a 1943.

El mismo Lonardi, con su proyecto de /peronismo sin Perón/ intentó que su cruzada embanderada con la consigna /Cristo Vence/ se limitara a terminar con lo que consideraba los excesos del /régimen depuesto/.

Había que meter presos a los ladrones y a expulsar al tirano, que en su /megalomanía/ se dedicaba a pasear en motoneta con adolescentes y se había lanzado contra la Iglesia, pero había que mantener en pie todo lo demás.

El 13 de noviembre, los ultra gorilas que lo destituyeron pusieron en evidencia que se trataba de terminar hasta con el recuerdo del peronismo.

Pero esa es otra historia.

N O T A S

[1]Luna, Félix, director, /La Historia de Nuestro Siglo, Perón contra la

Iglesia/, pag. 10

[2] /Idem/, pag. 27.

[3]Chiessa, Carlos. /Iglesia y justicialismo/, pag. 14.

[4] /Idem/, pag. 17.

[5] Chiessa, Carlos, /ob. cit./, pag. 15

[6] La amenaza, militarmente, no era decisiva. El gobierno podía abandonar la capital y seguir la lucha desde el interior. Los aviones leales, que no podían atacar a la Flota porque Buenos Aires estaba cubierta de nubes, en algún momento tendrían el cielo despejado. Lonardi no tardaría en caer y lo mismo podía ocurrir con Puerto Belgrano. Lagos, solucionado el problema de Córdoba, podía ser atacado desde varios frentes.[7] Chávez, Fermín, Cantoni, Juan Carlos, Manson, Enrique y Sulé, Jorge, /Historia Argentina Contemporanea/, tomo XIV, pag. 44..

[8]Peña, Milcíades, /Masas, caudillos y elites/, p. 128-129

[9]Feinmann, José Pablo. /Peronismo/ p.95

[10] Galasso, Norberto, /Perón/ Tomo 1, p.722

[ 1] Page, Joseph, /Perón/ Tomo 2 p. 79

[ 2] Luego de la caída de Perón el Ejército destruyó a cañonazos el edificio de la Alianza Libertadora Nacionalista en el centro de Buenos Aires.

[ 3] Declaraciones a la United Press del 5 de octubre de 1955 (En /La fuerza es el derecho de las bestias/, pag. 6)

[ 4] Ibídem

[ 5] Había pasado por España después de la Guerra Civil. Durante su exilio diría que los españoles habían dedicado cuarenta años a reconstruir lo que destruyeron en tres años de guerra.

[ 6] Durante la misma Resistencia, Perón se preocupó siempre en que las propuestas golpistas, de peronistas o afines, no fueran la metodología primordial de la lucha.

NOTA DE LA NAC&POP: Una nota con algún redoble contemporáneo: los que piensen (p. ej. los partidarios del Pino Solanas, los de Duhalde, e incluso los socialistas de Binner y los radicales de Stolbizer) que una eventual caída del kirchnerismo NO REPRESENTARÁ una derrota nacional y una restauración paleomalthusiana deberían aprender de este episodio crucial en la historia del peronismo y de Perón. Habrá que ver además cuántos "cuadros kirchneristas", de esos que ahora pueblan asesorías y cargos de conducción en el Estado, mantendrán puesta la casaca de Cristina y Néstor, y cuántos la darán vuelta al modo en que lo hicieron miles de cuadros civiles y militares del peronismo a la caída del General. NESTOR GOROJOVSKY / R-P / NAC&POP nmgoro@gmail.com

NOTA DOS: A pedido del Compañero Castro reenvío sus observaciones. El dice:-Compañero Cavalleri. Estuve leyendo la nota de Enrique Manson, sobre la caída del Gral. Perón y nuevamente "meto la cuchara". Todos esos historiadores, a quienes hace referencia este hombre, ocultan interesadamente un tema muy importante y decisivo en la caída del Gobierno Constitucional elegido por la mayoría de los argentinos que fue la intromisión extranjera. Después del 16 de Junio de 1955 , se ordenó la entrega de las espoletas de toda la munición de la Marina , personal de Arsenales de Ejército procedió a la incautación de la espoletas que estaban en los barcos y los cañones de la base de Puerto Belgrano. -La marina estaba desarmada _se decía. Pero una potencia extranjera suministró al poco tiempo y en alta mar las espoletas necesarias para armar sus cañones , estas potencias no podían tolerar que la Argentina fuera dueña de su destino y que no conformara un apéndice de los bloques que pretendían repartirse el mundo. No estoy en condiciones para criticar la estrategia de los Altos Mandos de esa época , en mi condición suboficial del Ejército , pero si puedo colegir lo siguiente; en la tarea diaria del cuartel , vimos la llegada de armamento inusual en nuestros arsenales (después de 16 de setiembre) Ej. pistolas ametralladoras cal.45 marca Thompson de procedencia norteamericana y todos los oficiales "revolucionarios" que llegaron a mi regimiento, C8 de tanques , tenían una pistola cal . 6,35 de igual procedencia.
SEBASTIAN CASTRO